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Disfruta del gimnasio natural de Chile

Desde los desiertos del norte, atravesando paisajes montañosos del sur, Chile es un parque de atracciones natural que todos pueden explorar.

KRISTA ROSSOW

Fotografía de Beth Wald/National Geographic

Las noches estrelladas

El desierto de Atacama de Chile es la meca para los aficionados a la astronomía. La falta de contaminación lumínica y el ambiente árido de la región, una de las más secas del planeta, resultan en cielos increíblemente despejados. Los amantes de la astronomía pueden visitar uno de los mejores observatorios internacionales de la zona, como ALMA, el mayor radiotelescopio del mundo. Los más novatos en la exploración del reino celestial disponen de múltiples opciones cerca de la ciudad de San Pedro de Atacama para disfrutar de una noche contemplando las estrellas guiados por expertos.

Fotografía de Babak Tafreshi/National Geographic

Belleza árida

Quienes visiten San Pedro de Atacama pueden hacer una excursión de un día al salar de Talar, una salina rodeada de enormes volcanes cerca de la frontera con Argentina. Con casi 4000 metros de altura, este desértico paisaje muestra tonalidades geológicas y pinceladas de cielos azules y lagos turquesas. También puedes observar la vida silvestre en la laguna Chaxa y explorando más en profundidad las estribaciones de los Andes chilenos. En esta zona, que pertenece a la Reserva Nacional de Los Flamencos, no solo viven flamencos, sino que también encontramos al tuco tuco, al zorro andino y al escurridizo puma.

Fotografía de Sergio Pitamitz/National Geographic

Aterrizaje lunar

Hacer senderismo por el Valle de la Luna de Atacama, con sus escarpadas formaciones rocosas barridas por la arena, es lo más parecido a caminar por nuestra luna. Curiosamente, los científicos e ingenieros de la NASA han utilizado las duras condiciones de Atacama como sustituto para probar la tecnología y los equipos destinados a explorar Marte. Aunque es posible que los visitantes no sientan que están en el planeta Tierra, el desierto invita a explorar su variado paisaje, ya sea en coche, a pie, en bicicleta o a caballo. No te olvides de contemplar las fabulosas puestas de sol.

Fotografía de Alex Saberi/National Geographic

Los antiguos centinelas

La Isla de Pascua, o Rapa Nui, está a 3700 kilómetros de Chile continental en el océano Pacífico. El Parque Nacional Rapa Nui protege casi la mitad de la isla, famosa por sus moáis, las estatuas de piedra talladas por el pueblo Rapa Nui. A la entrada del yacimiento de Ahu Tongariki, el ahu (o plataforma ceremonial) más grande de la isla, nos recibe un moái solitario, al que siguen otros 15 moáis en fila. Quien visite la isla puede explorar este yacimiento arqueológico, situado en la costa sudeste, con un guía, en coche de alquiler o incluso en bicicleta.

Fotografía de Keith Ladzinski/National Geographic

Paisajes activos

Villarrica es uno de los volcanes que sirve como telón de fondo perfecto para explorar el Distrito de los Lagos de Chile. Este activo volcán arroja ceniza y, en ocasiones, lava, pero con un guía y el equipo adecuado, normalmente es posible acceder al cráter. Aquellos que lo deseen pueden hacer una caminata de cuatro a seis horas hasta la cima para contemplar el cráter y su lava fundida. Muy cerca de allí pueden hacerse otras actividades, como paseos en bote y pesca en los diversos lagos.

Fotografía de Mike Theiss/National Geographic

Enclave del ecoturismo

La Reserva Biológica Huilo-Huilo es un pedazo de paraíso de 100.000 hectáreas situado en los Andes del sur de Chile. Esta reserva de propiedad privada situada en la ladera este del estratovolcán Mochu-Choshuenco protege el ecosistema único de la selva tropical templada valdiviana. Los ecoturistas tienen a su alcance abundantes opciones de alojamiento, gastronomía y actividades. Además, pueden deleitarse fácilmente con los bosques antiguos decorados por ríos, lagos y cascadas alimentados por glaciares. Una corta caminata de 30 minutos conduce a La Leona, una cascada sobre el río Fuy, que también puede disfrutarse practicando rafting o en kayak.

Fotografía de Jonathan Irish/National Geographic

Paraíso de la Madre Naturaleza

La región de la Patagonia de Chile alberga más de una docena de los más de 40 parques nacionales del país, incluido Torres del Paine, con su impresionante y famoso macizo de granito rodeado de transparentes lagos glaciares. Este parque es un paraíso para los amantes de la naturaleza, que pueden disfrutar de su belleza sin igual en coche, barco, a caballo o a pie, con opciones que abarcan todos los presupuestos. Presta atención para ver si divisas algún guanaco, ciervo huemul o cóndor andino planeando alrededor de las agujas rocosas, o quizás tengas la suerte de ver un puma.

Fotografía de Michael Melford/National Geographic

Camina sobre hielo antiguo

Quienes visitan el Parque Nacional Torres del Paine no querrán perderse la oportunidad de ver la intensa belleza azul del glaciar Grey, parte del inmenso campo de hielo de la Patagonia del Sur. A este hielo esculpido de color azul intenso se puede acceder de varias maneras. Aprecia la cara del glaciar desde un bote que recorre las formaciones de hielo del lago Grey. Camina hasta el glaciar en una excursión de un día o como parte de un circuito de varios días. Los más aventureros pueden contratar a un guía que los lleve caminando sobre el hielo milenario.

Fotografía de Michael Clark/National Geographic

Un viaje para descargar adrenalina

Los apasionados del kayak y el rafting pueden ponerse a prueba en el río Futaleufú de Chile, al norte de la Patagonia. Este inmaculado río color turquesa, alimentado por la nieve glacial derretida en Argentina, cruza la frontera con Chile y baja a través de espectaculares cañones de granito. Los rápidos de clase IV y V atraen a amantes del kayak de todo el mundo para disfrutar de una magnífica experiencia y de un paisaje espectacular. También puedes aprovechar la belleza del Futaleufú (“gran río” en el idioma autóctono mapundungún) más tranquilamente haciendo pesca con mosca, senderismo o equitación.

Fotografía de Skip Brown/National Geographic

Más allá del camino

La inmensidad del campo de hielo de la Patagonia sur, el más grande del hemisferio sur después de la Antártida, se observa desde los picos de la cordillera Sarmiento, al sur de Torres del Paine y al oeste de Puerto Natales. Los montañeros dispuestos a hacer el viaje a esta remota región encontrarán picos montañosos vírgenes y vistas impresionantes, si no hay nubes. Aquí, dos escaladores llegan a la cima del segundo pico más alto, Cerro Trono, a 1879 metros de altura. Para acceder más fácilmente, haz un crucero por los fiordos y obtén la perspectiva a nivel del mar.

Fotografía de Gordon Wiltsie/National Geographic

Grandeza glacial

El glaciar Garibaldi empequeñece a los turistas que observan desde los botes cómo se desprende el hielo. Este glaciar, uno de los muchos del Parque Nacional Alberto de Agostini, avanza y retrocede lentamente, y erosiona el valle en forma de U que hay bajo sus pies. Las montañas, designadas Reserva de la Biosfera por la UNESCO, gotean cascadas y bosques colgantes con glaciares en sus valles. Esta zona de la Tierra del Fuego, en el extremo sur del continente, se explora mejor por mar, apreciando los picos de los Andes mientras desaparecen en el océano como si fueran islas montañosas.

Fotografía de Jeff Mauritzen/National Geographic

Cruzar hacia el continente blanco

Aunque la Antártida no es propiedad de ningún país, Chile rige un territorio que cubre la sección del continente que se extiende hacia el pasaje de Drake y Sudamérica. Las múltiples especies de pingüinos, incluidos los papúa, forman sus nidos en el continente blanco. Recorrer las aguas salpicadas de icebergs es como navegar por la galería de arte de la naturaleza, en constante cambio.

Fotografía de Ronan Donovan/National Geographic

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