Patinando en pollera
Las jóvenes patinadoras de ImillaSkate reivindican sus orígenes indígenas incorporándolos a la tabal de 'skate'.

Deysi Tacuri López, de 27 años, dice que pretende ayudar a popularizar la cultura del patinaje en tabla en Bolivia y crear más oportunidades para que la próxima generación conozca sus raíces. Para ella, el traje de pollera es una forma de expresión auténtica y única.
Las integrantes de ImillaSkate practican sus trucos en un parque fuera del centro de la ciudad.
Miriam Estefanny Morales mira hacia Cochabamba mientras sostiene su monopatín. Dice que la vista le recuerda lo orgullosa que está de ser K'ochala.
Las integrantes de ImillaSkate empezaron a usar atuendos indígenas con la idea de fusionar las raíces tradicionales con el deporte urbano. La palabra imilla significa "jovencita" en aymara y quechua, las dos lenguas indígenas más habladas en Bolivia.
Huara Medina Montaño se ocupa de una herida en la rodilla que se hizo con el monopatín. Dice que se inspira para ser fuerte y seguir adelante porque su traje de "cholita" le recuerda a su abuela. Practicó el skate de niña, pero lo tomó más en serio en 2019.
Huara Medina Montaño posa con su monopatín y sus trenzas en alto. Este peinado forma parte de su identidad cultural indígena.
Durante una visita a un mercado de Cochabamba, las integrantes de ImillaSkate enseñan a otros el deporte. "El skate influyó mucho en mi vida, me llenó de valor cuando más lo necesitaba. Y es algo que me gustaría poder compartir con otras personas", dice Huara Medina Montaño.
El mercado de La Cancha es uno de los más populares de la región, y en él se vende una amplia gama de productos, como alimentos básicos, libros, ropa, artesanía, antigüedades y productos electrónicos.
Huara Medina Montaño enseña a la madre de otra patinadora a mantener el equilibrio. El skateboarding existe desde hace dos décadas en Bolivia, pero no había muchos modelos a seguir para las fundadoras de ImillaSkate hasta que crearon su propio grupo.
Belu, miembro de ImillaSkate, se prueba un sombrero tradicional que llevan las mujeres indígenas.
Las mujeres aymaras Joselin Brenda Mamani tinta y su madre, Lucia Rosmeri tinta Quispe, luciendo trajes tradicionales de pollera. Para Brenda, que empezó a montar en monopatín a los seis años, la voluminosa falda ha llegado a representar un símbolo de orgullo.
María Belén Fajardo Fernández es estudiante de fisioterapia y la más joven del grupo. Empezó a practicar skate hace cuatro años porque le sorprendían las habilidades de equilibrio y el nivel de dificultad de las maniobras.
Luisa Zurita lleva la pollera de su abuela mientras se peina.
Ellinor Buitrago Méndez, rodeada de flores, flota con su traje de pollera. El origen de las polleras se remonta a la conquista española del siglo XVI.
Las jóvenes patinadoras de ImillaSkate practican en uno de sus lugares preferidos para hacer skate, un camino de bajada en las afueras de Cochabamba (Bolivia). La carretera está bordeada de árboles autóctonos y se encuentra cerca de campos agrícolas en los que trabajan muchas personas de la comunidad indígena.
