Seis lugares hermosos y salvajes donde practicar yoga

Encuentra la felicidad en un retiro en uno de estos deslumbrantes destinos.

Por Kelly Barrett
Publicado 18 jul 2018, 13:22 CEST
Kerala
Un yogui medita en la playa Negra de Kerala mirando hacia el mar.
Fotografía de Andrea Artz, Laif, Redux

La palabra «yoga» es sánscrita y significa «unión». Para algunos yoguis, podría significar la unión de respiración, cuerpo, mente o espíritu. Para el yogui viajero, quizá sea esa unión especial con un lugar inolvidable. La misma práctica del yoga requiere una total atención, por eso quizá sea una de las formas más plenas de disfrutar de la soledad en la naturaleza. Por suerte, algunos de los lugares mejor preservados del mundo también ofrecen espacios dedicados a llenar tu pozo espiritual.

Kerala, India

Si quieres experimentar la forma más pura del yoga, quizá un viaje a su lugar de origen sea lo más adecuado. En la India, el estado suroccidental de Kerala ofrece unos de los mejores centros donde practicar Ayurveda, un sistema de medicina alternativa y práctica «hermana» del yoga, que se remonta a hace siglos, al primer texto hindú centrado en la medicina. Aunque quizá algunos viajeros tengan absoluta confianza en el poder de los remedios ayurvédicos, otros pueden optar por esta ubicación para profundizar en sus propias prácticas de yoga en medio de la serenidad de sus numerosos y populares áshrams. Muchos centros ofrecen programas completos que incluyen programas individuales de sanación ayurvédica con «prescripciones» de comidas y movimiento, mientras que otros ofrecen clases de cocina para que te lleves a casa esa sensación de salud y bienestar.

Montezuma, Costa Rica

Las playas de Costa Rica, como playa Cocolito, son un lugar natural donde combinar el surf y el yoga.
Fotografía de HAUSER, LAIF/REDUX

Existe una buena razón para combinar el surf y el yoga: ambas disciplinas demandan una concentración constante, control de la respiración y, sobre todo, paciencia. Costa Rica podría ser uno de los mejores lugares donde disfrutar de lo mejor de ambos mundos. Los viajeros adoran Montezuma por la hospitalidad de sus habitantes y su ambiente artístico, por no hablar de sus fantásticos restaurantes aptos para veganos. Con una costa irregular y rocosa, está menos abarrotada que otras localidades cercanas como Santa Teresa. Para disfrutar del mejor surf, ve al norte hasta playa Grande, de arena blanca, y pon a prueba tu equilibrio sobre las olas. Repón fuerzas con un batido de aguacate mientras disfrutas de las vistas al golfo de Nicoya.

Costa Amalfitana, Italia

La costa Amalfitana se extiende de Positano a Nápoles.
Fotografía de Nigel Hicks, National Geographic Creative

Si estás de retiro en una granja con vistas al mar Tirreno junto a la costa Amalfitana, que sepas que has tomado una decisión sabia. Localidades como Ravello, Praiano y La Selva ofrecen los escenarios ideales para una aventura de tanto calibre. Para una verdadera experiencia espiritual, pasa un día recorriendo el Sendero de los Dioses, que une la pintoresca ciudad de Agerola, en la cima de una colina, con Nocelle, descendiendo suavemente colina abajo con vistas magníficas de la costa y la isla de Capri. Disfruta del aroma de los tomates en los huertos, la albahaca fresca, los olivos y los limoneros entre sesiones de yoga panorámicas, donde después te servirán comidas preparadas con productos de la tierra.

Koh Yao Noi, Tailandia

Lugares como Wat Chalong, en Phuket, Tailandia, ofrecen a los yoguis un retiro tranquilo al tener menos turistas.
Fotografía de Günter Standl, Laif, Redux

Con una sesión de yoga que tiene que ver con conectar con (y desconectarse de) los sentidos, no te faltarán formas de practicar en la somnolienta isla virgen de Koh Yao Noi. Los profesores locales de Koh Yao Noi, que ofrece una acogedora salida frente a zonas más turísticas de Tailandia, dan clases basadas en una amplia gama de prácticas de yoga desde el hatha al yin, así como pranayama (técnicas de respiración) y meditación.  Aumenta el ejercicio físico con una aventura de escalada en roca o emprende un sereno viaje en kayak por los manglares junto a plantas tropicales de vivos colores, palmeras exuberantes y mariposas. Termina el día en una playa secreta aislada para meditar al ritmo del océano.

Valle Sagrado, Perú

Las vistas panorámicas del valle de Urubamba llenan la ventana del centro de retiro Pachamama Wasi, regentado por una familia.
Fotografía de Kelly Barrett

Aunque la mayoría de viajeros peregrinan a Perú para visitar sus enigmáticas ruinas, entre ellas la famosa Machu Picchu, detente unas cuantas noches para recargar el cuerpo mental y espiritualmente en la soledad del Valle Sagrado. Muchos de los centros del valle están gestionados por familias, proporcionando una válvula de escape acogedora en la que podrás seguir tu viaje espiritual. También podrás descubrir un abanico de actividades que abarcan antiguas tradiciones chamánicas, desde ceremonias en cabañas de sudor hasta la antigua práctica inca de la medicina de San Pedro, que según los líderes espirituales andinos facilita la conexión con Pachamama, o Madre Tierra. Para ayudar a tu cuerpo a aclimatarse a la altitud, algunos curanderos tradicionales recomiendan beber té hecho con hojas de coca o simplemente masticar las hojas. A continuación, dirígete al entorno circundante para respirar el aire de uno de los escenarios más pintorescos e históricos del mundo. Por la mañana, despierta con vistas de 360 grados de los Andes y maravíllate mientras sigues soñando.

Sedona, Arizona

Una mujer practica yoga bajo la Vía Láctea cerca de Sedona, Arizona.
Fotografía de twildlife, Getty Images

No importa si no eres un seguidor de la particular rama de sabiduría de la Nueva Era que gravita hacia el denominado «vórtice». Una vez llegues a Sedona, sentirás su magnetismo, ya sea a través de la amplia gama de medicinas alternativas disponibles o mediante los impresionantes buttes de roca roja y las escarpadas paredes de los cañones que se extienden a lo largo de su paisaje desértico. Mientras estés en la zona, visita el Amitabha Stupa and Peace Park, entre pinos piñoneros y enebros al pie del monte Thunder. Según la tradición budista, se dice que las estupas representan el despertar de la mente, sirviendo de lugar definitivo de renovación espiritual.

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