Viaja despacio por la historia viva de los Scottish Borders

La combinación única de suaves colinas y gente acogedora contrasta drásticamente con la cautivante historia de los Borders, creando un destino de fascinantes contradicciones.
Fotografía de Michael George
Por Michael George
Publicado 12 ene 2022, 9:20 CET
ADÉNTRATE DESPACIO EN LA ESCOCIA SECRETA
Sigue al fotógrafo de viajes de National Geographic Michael George mientras visita mansiones históricas, antiguas abadías y lagos ocultos, y sé testigo de sus encuentros con amables lugareños, cada uno de ellos con una historia que contar.

La Gran Galería de Tapices de Escocia es una obra de arte comunitario creada por 1000 artesanos escoceses. Al entrar en el edificio —de diseño moderno y pensado específicamente para albergar este magnífico proyecto— encontrarás paneles que se alargan en todas las direcciones. Aunque el tapiz es lineal, los visitantes pueden perderse por la sala circular para explorar la historia del país, desde la oveja Dolly hasta la Batalla de Carham. Con 160 paneles, está obra ha sido diseñada para verla despacio y apreciar los detalles mientras se descubre la brillante y sangrienta historia del país.

Es muy apropiado que el tapiz se aloje en Galashiels, una pequeña ciudad en el corazón de los Scottish Borders. Esta zona goza de una delicada belleza, con Inglaterra hacia el sur y dividida por el río Tweed. Las suaves colinas son ideales para el ciclismo, y los visitantes pueden llegar hasta la costa, deteniéndose en antiguas abadías y reservas naturales a lo largo de la ruta. Los lugareños se muestran felices de charlar y son pura amabilidad, siempre están dispuestos a dar recomendaciones adornadas con detalles históricos, con su contexto cultural y, más que probablemente, con la conexión de su familia con todo ello.

Un panel de la Gran Galería de Tapices de Escocia que celebra la construcción de las abadías en la Frontera.

Fotografía de Michael George

La topografía de los Borders se cose con esta historia viva. Puedes estrechar la mano de alguien que vive donde también vivieron sus abuelos, sus bisabuelos, sus tatarabuelos y sus trastatarabuelos. Uno de estos lugares es Chesters Estate, gestionado por John y Ellie Henderson, que construyeron un glamoroso refugio diseñado específicamente para convencer a los urbanitas de guardar sus pantallas y conectar cara a cara. Como describe John, pequeños trabajos, como encender un fuego para cocinar la cena, son un recordatorio para los viajeros del “trabajo noble”: un trabajo humilde, colaborativo y que nos acerca.

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El glamuroso refugio de Chesters cuenta con una carpa rodeada de campos de cebada donde los visitantes pueden encender un fuego para cocinar su cena y para calentar un jacuzzi bajo las estrellas.

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John y Ellie Henderson son dueños y dirigen un glamuroso refugio en su casa, la finca Chesters, a orillas del río Teviot.

fotografías de Michael George

Esta filosofía de ir despacio ha ido ganando adeptos en los Borders desde hace siglos. Uno de sus defensores más conocidos fue Sir Walter Scott, autor de la novela histórica Ivanhoe, así como famoso poeta, dramaturgo e historiador. Abbotsford, su histórica casa de campo, es una reliquia de una arquitectura intrincada y un paisajismo cuidadosamente planificado. Scott se mudó de niño a los Borders después de contraer la polio. Su familia esperaba que la belleza del paisaje lo curase de la enfermedad. De manera increíble, se recuperó de la enfermedad y, al construir Abbotsford, el objetivo de Scott fue recompensar a esa tierra que le salvó la vida. Aunque fueron muchos los terratenientes que siguieron la tendencia de crear jardines bien cuidados, Scott fue uno de los pioneros de la agricultura regenerativa, plantando árboles y plantas que ayudaran al ecosistema a prosperar

Vista a través de las flores del jardín amurallado de Sir Walter Scott, su casa, con forma de castillo en miniatura, se alza románticamente en el fondo.

Fotografía de Michael George

Siglos más tarde, se pueden ver los resultados de su colaboración con la naturaleza. En los Borders existen numerosos senderos específicos para caminantes y ciclistas. Algunos te llevan por puentes colgantes, otros por maravillas como el viaducto de Leaderfoot. Algo que te dejará sin aliento (literal y figurativamente) es la subida hasta el mirador de Scott’s View, uno de los favoritos de Sir Walter Scott. Las endorfinas ayudan a maravillarse contemplando las colinas de Eildon. No muy lejos encontrarás el Bowhill Estate, donde podrás hacer senderismo hasta la cima del páramo y llegar a un mirador que muestra el contraste de los entornos de los Borders. A un lado, las tierras de cultivo intercaladas con pequeños pueblos y patrones forestales. Al otro, un paisaje más salvaje, con brezo oscuro y lagos ocultos que se funden con las laderas. De vuelta a Bowhill House and Grounds, los turistas pueden deambular por los senderos a través de los jardines o sumarse a visitas guiadas para ver el extenso interior. Los caminos que rodean la casa serpentean en lugar de ir en línea recta, como pidiéndote que dediques tiempo a disfrutar del paseo.

La casa y los terrenos de Bowhill vistos desde arriba, con las ondulantes colinas de las Fronteras al fondo.

Fotografía de Michael George

Como contraste, la Ruta Ciclista de las Cuatro Abadías conecta las abadías de Kelso, Melrose, Jedburgh y Dryburgh en toda una exhibición de ruinas que animan a la imaginación a dar vida a la escena. Del mismo modo, Smailholm, una torre vigía escocesa, destaca en el horizonte desde todas las direcciones. La estructura de piedra es mucho más simple que otras construcciones, como la abadía de Melrose, pero se yergue como un centinela inmóvil en su puesto desde el siglo XV. Las construcciones de los Borders van desde algunas perfectamente conservadas hasta otras en esqueleto, pero cada una con su propia y única elegancia.

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Abadía de Melrose, en un día nublado, rodeada de tumbas que datan del siglo XII.

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Exposición de productos horneados, con el pan dulce Selkirk Bannock como protagonista, en la pastelería Alex Dalgetty & Sons, en Galashiels.

fotografías de Michael George

El ciclismo y otras formas de viajar despacio son las preferidas en los Borders, donde los propietarios de pastelerías y panaderías disfrutan relatando las historias del origen de los productos locales favoritos en lugar de apresurarse por atender al siguiente cliente. En Alex Dalgetty & Sons, la luz dorada del interior del establecimiento se vierte sobre una calle oscura donde los clientes hacen cola desde primera hora de la mañana. Enseguida estarán dentro para comprar scones recién hechos, tartas y el popular “Famous Original Selkirk Bannock”. El Selkirk Bannock es un contundente pastel relleno de pasas sultanas. Se cree que su origen fue accidental, resultado de usar masa sobrante. En la actualidad, puedes comprarlo y usarlo como combustible sólido para tener energía suficiente para un día completo de aventuras.

Un lugar natural para terminar un día en los Borders es la Reserva Natural Nacional del Cabo de St. Abb, donde el paisaje desciende bruscamente hacia el Mar del Norte. los Borders aquí no son solo formales, sino también geográficos. La costa escarpada debe su forma a la actividad volcánica de la colisión de placas tectónicas cercanas al lugar donde se encuentran Escocia e Inglaterra. Ciaran Hatsell, un guarda de la reserva, explica cómo las aves marinas, las focas y las ballenas aprovechan las características naturales de la zona. “Recibimos unos 50.000 visitantes al año y al menos 50.000 aves marinas. Un ave por cada viajero”.

Ciaran Hatsell, guarda de la Reserva Natural Nacional del cabo de St. Abb, junto a un mirador que él mismo ha bautizado como “El altar”.

Fotografía de Michael George

La costa de los Borders, tan cerca del límite donde Escocia deja de ser Escocia, endulza el orgullo de los que allí viven. Están orgullosos del paisaje, donde el aire fresco te hará soñar con un té caliente al anochecer. Y están orgullosos del acogedor interior, a menudo diseñado como un cálido abrazo. Las Scottish Borders tienen una belleza propia, más virgen. Hay días en los que las nubes descienden como si alguien hubiera puesto una gruesa manta de lana sobre la tierra. La región alimenta su propia imaginación al no dejar todo expuesto a la vista, con una meteorología que esconde la campiña por momentos, o el esqueleto de una abadía que te invita a crear tu propia historia. Si quieres oír la historia “real”, solo tienes que preguntar. La gente está tan conectada con su historia que estará encantada de contarte su versión, pero tendrás que ir despacio para escuchar de verdad.

Haz clic aquí para obtener más información sobre cómo visitar los Scottish Borders. Sugerencia: Para disfrutar del paisaje, puedes subirte a la maravillosa línea de ferrocarril de Borders Railway desde Edimburgo. Si quieres más inspiración sobre cómo viajar despacio, visita nuestro sitio web.

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