La historia escrita en piedra: ¿Cuánto cuesta mantener un castillo?

Del Alcázar de Segovia a la Alhambra de Granada, el valor de mantener este patrimonio histórico es incalculable. Pero, ¿qué supone mantener viva la historia a través de estas fortalezas?

Por Cristina Crespo Garay
Puente colgante de Thomas Telford

El puente colgante de Thomas Telford, construido en 1826, es uno de los primeros del mundo y conduce hacia la ciudad de Conwy, en Gales, donde se encuentra el castillo de Conwy.

Fotografía de Traveling Light, Alamy Stock Photo

La idea de adquirir un castillo al que poder entrar a través de su puente levadizo puede parecer sacada de un cuento de hadas. Estas maravillas de la arquitectura han logrado congelar el tiempo a través de los siglos y son muchas las administraciones y organizaciones que tratan de mantenerlas en buen estado a lo largo de los años por ser uno de los mayores patrimonios de nuestra historia.

El epicentro europeo de las fortalezas es Gales, que cuenta con más castillos por kilómetro cuadrado que cualquier otro país de Europa. Sin embargo, repartidos entre las colinas y montañas de España hay, al menos, 10 342 castillos, según datos de la Asociación Española Amigos de los Castillos.

Según la Fundación Hispano Británica la lista podría engrosarse hasta los 20 000 cuando todos queden censados. Nuestra gran cantidad de fortalezas históricas incluso dio nombre a Castilla, que junto a Aragón, Cataluña y Jaén, alberga algunos de los mayores tesoros de nuestra historia arquitectónica.

Sin embargo, aunque es una idea tentadora, las cifras derivadas de mantener la historia en la piedra pueden ser desalentadoras. “El costo depende de cómo de grande sea, en qué condición se encuentre y qué quiera hacer con él la organización que lo restaura”, afirma Juan Elder, experto en conservación de propiedades históricas. Según afirma, el coste principal viene del personal, el jardín, la energía, el mantenimiento general y la seguridad.

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La historia a través de las ruinas

Según el experto, si se trata de una pequeña ruina, con una gestión mínima, el coste no tiene por qué ser tan alto. “La mayor parte del dinero se gasta en el mantenimiento del edificio y los terrenos”, aclara. “El mantenimiento de las ruinas implica estabilizar las ruinas para evitar que se desmoronen más, por ejemplo, debido a la erosión del agua y los daños por heladas”.

Como es lógico, la inversión varía mucho al pasar de unos cuantos metros cuadrados de pastizales cortados o exteriores baratos de mantener, a los inmensos parques, bosques o jardines propios de la realeza con los que cuentan algunos de estos lugares.

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A la hora de conservar las ruinas, un problema particular son los edificios de piedra arenisca, ya que tiende a desmoronarse y pudrirse con el tiempo. “Los bloques de piedra ordinarios no son un gran problema, pero las tallas de piedra, como las gárgolas o los brazos, pueden sufrir. Es difícil saber qué hacer con ellos. ¿Tratamos de conservarlos in situ o los retiramos y los reemplazamos por réplicas?”, se pregunta.

Más allá de los muros

Además del coste de mantener la estructura del castillo en buenas condiciones, si la fortaleza está equipada con interiores y muebles para hacerla habitable, “el costo de mantenimiento variará mucho según la naturaleza de accesorios y la cantidad de visitantes del castillo”.

Incluso en caso de que la fortaleza permanezca vacía y no esté abierta al público, necesita un mantenimiento para garantizar el buen estado de los techos, las ventanas y las canaletas. Otro detalle a tener en cuenta es mantener detalles como la calefacción, cuyo uso evita que las tuberías se congelen y mantiene a raya la humedad, el moho, tal vez los peores enemigos a largo plazo de las estructuras interiores de madera con las que se solían construir estos edificios.

Según aterriza el experto, en el caso de un pequeño castillo inglés con un interior amueblado y unas 60 habitaciones, más o menos, con terrenos típicos y un jardín, el coste mínimo anual podría situarse en unos 170 000 euros para el personal, 70 000 para el jardín, 23 000 para los gastos de energía y agua y 58 000 para aquellos derivados del mantenimiento. Es decir: más de 321 000 euros al año. Además, “puede agregarse el coste de cualquier proyecto especial de conservación o restauración que deba llevarse a cabo”, afirma.

Los castillos más caros de mantener son siempre aquellos que funcionan como residencias privadas, según publica Castle Tourist, que asegura que el mantenimiento de la casa de la Reina de Inglaterra, el Palacio de Buckingham, cuesta alrededor de 1 550 millones de dólares cada año, ya que tiene 775 habitaciones, 52 dormitorios, 188 dormitorios para el personal y 92 oficinas.

Entre los desafíos de mantener un castillo se encuentra el hecho de no saber los beneficios que saldrán de él, si es que se restaura como inversión. Por ello, muchos de estos lugares se mantienen con subvenciones estatales. Sin embargo, más allá del coste económico, gracias al cuidado de estas fortalezas, Europa y España disfrutan de un patrimonio histórico de valor incalculable y sin parangón en el resto del mundo.

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