Un clan de hienas roba la presa de una manada de licaones

Este enfrentamiento pone de manifiesto las relaciones tensas entre las manadas y los clanes que luchan por sobrevivir en un hábitat reducido.

Por Kitson Jazynka
Publicado 6 sept 2018, 10:43 CEST
Un clan de hienas roba la presa de una manada de licaones

Poco después del amanecer en una mañana gris de agosto, una manada de licaones caza en la reserva sudafricana de Sabi Sand. Un licaón se separa de la manada y derriba un impala. Deja su presa desatendida para avisar al resto de la manada. Es hora de comer.

Pero, justo cuando el licaón se aleja con la cara cubierta de sangre, una hiena sale de entre los matorrales para robarle la presa al licaón. El licaón reaparece con su manada. Ahuyentan a la hiena y comienzan su festín familiar. Poco después, la hiena solitaria vuelve con refuerzos: al menos cinco hienas más.

Este juego salvaje es una lucha por la supervivencia. ¿Quién conseguirá comer hoy? Hienas y licaones son superdepredadores que compiten en un entorno implacable. Es una batalla clásica que sucede una y otra vez en el bosque africano, donde estos animales compiten por las mismas fuentes de alimento.

Similares pero diferentes

Roddy Watson, visitante de safari en un refugio privado llamado Londolozi, grabó en vídeo el momento. Presenciarlo es observar «una interacción primitiva», afirma Markus Hofmeyr, director de conservación y veterinario de la Great Plains Conservation Foundation en Botsuana. «Es todo el ecosistema salvaje en plena acción».

Licaones y hienas, superdepredadores del paisaje africano, son similares y diferentes. Los pelajes moteados de ambas especies les dan una apariencia similar, pero una hiena manchada puede superar a un licaón por cientos de kilogramos. Es más, las hienas están más emparentadas con los felinos que con los cánidos.

Además, las especies tienen reputaciones diferentes. Los licaones están en peligro de extinción, mientras que las hienas han sido vilipendiadas como ladronas en la cultura popular. Ambos son hábiles cazadores, pero a los licaones se les da muy bien la caza y apenas se aprovechan de carroña, mientras que las hienas son carroñeras dedicadas y pueden apañárselas sin cazar si lo necesitan. Según Hofmeyr, las hienas suelen utilizar su tamaño y sus numerosos grupos para ahuyentar a otros depredadores —como leones, leopardos y guepardos— de sus presas, mientras que los licaones, en general, no pueden hacerlo.

«En lo que a hienas y licaones se refiere, es difícil predecir qué especie ganará», explica el veterano zoólogo James Tyrell. «Es como presenciar un partido tenso».

El juego de la supervivencia

En muchas zonas donde se ha reintroducido a hienas y licaones, dice que parecen coexistir bien, siempre y cuando haya comida suficiente. La disminución de las presas podría obligar a ambas especies a adaptarse a un paisaje más amplio y quizá a expandirse a territorios humanos fuera de los parques protegidos. En este caso, las hienas, por ser principalmente nocturnas, tienen la ventaja de cazar al amparo de la oscuridad. Pero, como los licaones, suelen ser perseguidas por matar ganado.

 «El motivo del éxito de las hienas es ese nicho evolutivo en el que se han introducido, en el que pueden robar presas y cazar las suyas propias», afirma Hofmeyr.

La fuerza de las hienas es otro punto a su favor. A diferencia de los licaones, una hiena puede escaparse de una trampa. En grupo, las hienas han llegado a matar leones. Pero no es solo su fuerza física lo que ha contribuido al éxito de las hienas como especie. También tienen inteligencia.

«Las hienas, sin duda infravaloradas y vilipendiadas, son increíblemente inteligentes y flexibles, padres afectivos y dedicados, y colaboran como clan para protegerse», afirma Hofmeyr. Son animales complejos y sociales, no meras ladronas.

En estado silvestre, cazar una presa es juego limpio. En el vídeo, una hiena intenta robar un trozo, pero los licaones ahuyentan a su rival. Sin embargo, las hienas insisten. Llegan más. Con un coro de gimoteos y cacareos agudos, el clan se acerca, formando un «grupo intimidatorio», en palabras de Tyrell. Las hienas se lanzan y ahuyentan a la manada de licaones de su presa, clamando victoria. Retiran inmediatamente su presa del lugar de la batalla.

Hofmeyr dice que observar a estos asombrosos depredadores luchando por sobrevivir en la naturaleza «es todo un privilegio».

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