La ola de calor de Australia mata a más de 400 murciélagos

Miles de murciélagos podrían morir debido al calor estival, según predicen los grupos de conservación de fauna.

Por Sarah Gibbens
Publicado 10 ene 2018, 16:14 CET
Fotografía de Help Save the Wildlife and Bushlands in Campbelltown

Mientras que el hemisferio norte ha recibido la visita de vórtices polares, ventiscas y ciclones invernales, el hemisferio sur sufre una meteorología extrema bastante diferente.

En Australia se esperan temperaturas máximas de récord: poco más de 46 grados Celsius. Hace tanto calor que el asfalto se ha fundido en un tramo de carretera y los medios locales han informado de un aumento de asistentes en las playas australianas, ya que los residentes tratan de escapar de riesgos como las insolaciones y los golpes de calor.

La fauna australiana también ha sufrido el impacto del intenso calor.

Según el grupo de conservación Help Save the Wildlife and Bushlands in Campbelltown, que trabaja al sur de Sídney, se han encontrado los cadáveres de más de 400 zorros voladores de una colonia local, que posiblemente murieron debido al calor. Las fotografías muestran hileras de cuerpos de zorros voladores que se han recogido de árboles o de los lugares donde los han encontrado tras haberse caído al suelo.

Los zorros voladores son un tipo de murciélago grande y en Australia hay seis especies. El gobierno australiano clasifica oficialmente a una de ellas como especie en peligro crítico de extinción y a otras dos como especies vulnerables, mientras que otras especies son abundantes y en ocasiones se ven como una molestia.

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Como especie, los zorros voladores ayudan a mantener la salud del ecosistema, al ser uno de los polinizadores más activos del país. No está claro si estas muertes afectarán a sus poblaciones en conjunto. Un portavoz del grupo de Campbelltown que habló con la cadena de televisión australiana Sky News predecía que miles de animales podrían sucumbir ante el calor antes de que acabe el verano.

Kate Ryan, que gestiona una colonia de zorros voladores en Campbelltown, contó al medio local Macarthur Advertiser que el calor tiene impactos mortales sobre el cerebro de los animales.

Comparó el que un zorro volador repose en un árbol con «estar parado en medio de un arenero sin sombra».

Scott Heinrich, director del Flying Fox Conservation Fund, dice que muchos zorros voladores caen de los árboles por la deshidratación. Se estima que en 2014, la última vez que Australia experimentó temperaturas comparables, más de 45.000 zorros voladores murieron por el calor.

«Llegados a ese punto, no son capaces de enfriar su cuerpo», afirma Heinrich. «En cierto modo es como si estuvieran cociéndose vivos dentro de sus cuerpos».

Los mamíferos voladores no son los únicos animales australianos que tienen dificultades con el calor.

Los grupos de protección de fauna han estado rociando con agua a los koalas subidos a los árboles. Los koalas se asustan con facilidad si ven a humanos, por eso la Koala Clancy Foundation de Melbourne fomenta una técnica que consiste en rociar a los koalas a larga distancia con un tipo específico de manguera silenciosa.

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    No está claro si ha muerto algún koala durante esta ola de calor, pero los animales sufren cada vez más durante los veranos calurosos y secos de Australia y, según algunos expertos, el cambio climático podría agravar el problema.

    Los koalas se hidratan principalmente comiendo hojas de eucalipto llenas de agua, y los árboles son uno de sus hábitats más importantes. Sin embargo, investigadores de la Universidad de Sídney concluyeron el pasado marzo que las condiciones meteorológicas más cálidas y secas estaban secando las hojas y obligando a los koalas a dejar los árboles.

    «Las condiciones cada vez más cálidas y secas implicarán más sequías y olas de calor que afectarán al hábitat de los koalas», dijo entonces Valentina Mella, investigadora posdoctoral de la Universidad de Sídney.

    En 2013, National Geographic reflexionó sobre si Australia era el rostro del cambio climático del futuro. Las investigaciones posteriores hacen que esta predicción parezca cada vez más probable.

    Australia publicó un informe sobre el estado del clima en 2016 que muestra un calentamiento superficial y oceánico de un grado Celsius de media en el país desde 1910. El informe también determinó que las precipitaciones habían disminuido un 19 por ciento desde 1970 y las olas de calor extremo habían aumentado en frecuencia e intensidad.

    El pasado octubre, un estudio de la Universidad Nacional Australiana en Camberra predijo que el país podría experimentar temperaturas estivales de hasta 50 grados Celsius para 2040.

    Además de los animales fotografiados por las autoridades de fauna silvestre, los residentes australianos han publicado comentarios en entradas de grupos de rescate en los que afirman que han observado a cucaburras y zarigüeyas pigmeas bebiendo en fuentes para pájaros en jardines o escondiéndose a la sombra de las casas. Los animales también pueden quemarse las patas si caminan sobre asfalto caliente.

    El grupo de rescate de fauna Wildlife Information, Rescue and Education Service tiene una hoja de recomendaciones para identificar insolaciones en varias especies de animales.

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