Mágicas fotografías de criaturas marinas sacadas en los años 20 y 30

Jean Painlevé ideó formas de fotografiar y grabar las vidas de los animales marinos con un increíble lujo de detalles.

Por Alexandra Genova
fotografías de Jean Painlevé
Publicado 4 may 2018, 12:36 CEST

De la etérea danza de apareamiento de los caballitos de mar a la aparición de tentáculos de pulpo entre una neblina acuática, Jean Painlevé presentó a las criaturas marinas más comunes como especímenes científicos y obras de arte.

El visionario director y fotógrafo pasó gran parte del siglo XX convirtiendo la fauna subacuática en maravillas gráficas y arquitectónicas. Painlevé, inspirado por su infancia en la costa bretona, exploró el mundo submarino en fotografías sacadas a través de un microscopio, más de 200 documentales e incluso una gama de accesorios de moda inspirados en criaturas marinas.

Su obra se expuso a modo de investigación científica en la Academia de las Ciencias de París, inspirando a artistas como Pablo Picasso o Joan Jonas, e incluso supuso un símbolo poderoso para las defensoras de la igualdad de género.

Caballitos de mar y cambios sociales

Su obra más conocida, un documental de 1934 llamado L’Hippocampe (El caballito de mar), fue una de las primeras en mostrar la biología reproductiva de los caballitos de mar. La íntima fornicación de estas criaturas —en la que la hembra fecunda al macho y los machos dan a luz— no solo fue censurada, sino que despertó un debate sobre la inversión de los roles de género, que Painlevé defendió vivamente.

Sobre este tema, escribió: «Para aquellos que se esfuerzan ardientemente por mejorar su realidad cotidiana, para aquellas mujeres que anhelan alguien sin el habitual egoísmo con quien compartir tanto sus problemas como sus alegrías, dedico este símbolo de una tenacidad que une los esfuerzos más masculinos con el cuidado materno más femenino».

Logró el aumento extremo, marca de su trabajo, a través de una «microcámara» que fabricó él mismo combinando un microscopio con una cámara. Painlevé fundó el primer club de buceo no profesional, llamado Club des Sous l’Eau (o «bajo el agua») en 1935, con el gran inventor Yves Le Prieur, con el propósito de explorar a las criaturas en su hábitat natural.

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    Pero la tecnología le falló y, como no había cámaras subacuáticas en aquella época, Painlevé creó la mayor parte de su obra en acuarios que montó en un estudio-laboratorio en la costa de la Bretaña francesa.

    Surrealismo y ciencia

    Las técnicas pioneras de Painlevé y su vena artística llamaron la atención de artistas surrealistas contemporáneos como Man Ray y Alexander Calder, así como de la escuela de la nueva objetividad de la fotografía alemana.

    «Pero nunca perteneció a ningún movimiento», explica Brigitte Berg, archivista de Painlevé y directora de Les Documents Cinématographiques en París, Francia. «Fue una especie de inconformista, y solía discrepar con el dogma oficial; era un anarquista».

    Aunque su fotografía y sus documentales fueron celebrados por artistas vanguardistas de la época, la audiencia meta de Painlevé era el público indiferente. «Era consciente de que había que hacer algo para que la ciencia resultara interesante, porque creía que a la mayoría de personas no le interesaba», afirma Berg. «Le complacía hacer documentales para el público general y compartir los animales de los que se enamoró».

    La música desempeñaba un papel fundamental en la atracción general de Painlevé. El emblemático compositor cinematográfico François de Roubaix y el pionero de la música electrónica Pierre Henry llevaron los movimientos de los animales a las partituras. «Se dejaba llevar por su imaginación», cuenta Berg. «Combinaba las imágenes, la narración y el uso de música para hacer que estos documentales fueran atractivos para el público».

    El valor educativo de su obra —así como su poesía estética— fue también una parte importante del trabajo de Painlevé. Y su profundo afecto por los habitantes submarinos que pasó toda una vida documentando no solo sirvió para iluminar y entretener, sino para colocar a estas criaturas en el canon artístico. Les atribuyó rasgos humanos, por eso el caballito de mar fue una musa para Painlevé tanto como Dora Maar lo fue para Picasso.

    «Los animales —el camarón, el erizo, el pulpo— se convierten en sujetos a través de sus películas y fotografías», explica Berg. «Ayudó a que formaran parte de nuestro mundo».

    Jean Painlevé sostiene su cámara Debrie en una caja impermeable. Saint Raphaël, Francia, 1936.
    Fotografía de Archives Jean Painlevé

    Puedes ver más obras de Jean Painlevé en la página web de los Archives Painlevé.

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