¿Podrían coexistir humanos y dinosaurios?

«Los dinosaurios serían extraterrestres en nuestro mundo».

Por John Pickrell
Publicado 25 jun 2018, 12:21 CEST
Tristan el tiranosaurio rex
Los visitantes contemplan el esqueleto de Tristan el tiranosaurio rex, uno de los esqueletos mejor conservados de grandes dinosaurios en el Museo de Historia Natural de Berlín, Alemania.
Fotografía de Sean Gallup, Getty Images

En Jurassic World: El reino caído, los humanos se enfrentan a un dilema moral: ¿salvamos a los dinosaurios a los que resucitamos mediante la ciencia cuando les amenaza la aniquilación volcánica? ¿O dejamos que las peligrosas bestian perezcan de nuevo?

Esto ha hecho que nos preguntemos si podríamos resucitar a los dinosaurios y, de ser posible, qué ocurriría si tuviéramos que compartir el planeta con estos animales primitivos. Esta es la respuesta que nos da la ciencia.

ADN de dinosaurio

En las películas de Parque Jurásico, los científicos extraen ADN de dinosaurio de mosquitos atrapados en ámbar. En el mundo real, los paleontólogos han descubierto un gran número de insectos y otros invertebrados en ámbar, entre ellos garrapatas chupasangres del Cretácico.

Descubiertas en ámbar garrapatas que se alimentaban de dinosaurios
Puede ser normal encontrar garrapatas en perros, pero también se alimentaban de unos animales extintos: los dinosaurios. Los científicos han descubierto una pluma de dinosaurio en pedazos de ámbar del Cretácico, con una garrapata enganchada en el plumaje. Es la primera prueba directa de que las garrapatas también afectaban a los dinosaurios y a las aves primitivas. Una de las garrapatas estaba llena de sangre cuando murió, pero las probabilidades de extraer ADN de dinosaurio son ínfimas.

En realidad, la ciencia se las ha apañado mejor que la ficción desde el estreno de la primera película de Parque Jurásico en 1993. A finales de 2016, los paleontólogos anunciaron el descubrimiento de la cola de un dinosaurio en ámbar, con plumas y piel bien conservadas.

Pero incluso con fragmentos fosilizados de dinosaurios en ámbar y otros dinosaurios excelentemente preservados que conservan restos de su materia orgánica original, las probabilidades de encontrar ADN de dinosaurio intacto siguen siendo, por desgracia, casi inexistentes.

Los dinosaurios no aviares se extinguieron cuando un asteroide o un cometa impactó en la Tierra hace 66 millones de años, y hasta ahora parece que no se ha conservado ADN durante el tiempo suficiente como para ser viable.

«El ADN más antiguo del registro fósil es de solo un millón de años aproximadamente, por ello no nos es posible reconstruir dinosaurios a partir de su ADN, como hicieron en las pelis de Parque Jurásico», afirma Susie Maidment, paleontóloga en el Museo de Historia Natural de Londres, Reino Unido.

Sin embargo, señala que «hay cada vez más pruebas de que las proteínas y otros tejidos vivos pueden preservarse a lo largo de escalas temporales geológicas, de modo que creo que sería insensato afirmar que nunca podremos obtener ADN de fósiles de dinosaurios».

Y durante los últimos 25 años, desde que Parque Jurásico llegó a los cines, los paleontólogos de todo el mundo han buscado ADN de dinosaurios fosilizados, según cuenta Steve Brusatte, explorador de National Geographic y autor de The Rise and Fall of the Dinosaurs.

«Sabemos que culminaría nuestra carrera si fuéramos los primeros en encontrarlo. Pero pese a todos los esfuerzos, nadie ha descubierto nunca ni un solo fragmento de ADN de dinosaurio, y mucho menos los genomas completos o casi completos que serían necesarios para clonar a un dinosaurio», afirma.

«El ADN se descompone muy rápidamente e incluso en cien años se descompone en fragmentos diminutos», afirma Mike Benton, paleontólogo de la Universidad de Bristol, Reino Unido. «Se necesita una enorme capacidad técnica para unir esos trocitos. Así que hasta que alguien encuentre ADN de dinosaurio, ni siquiera tendremos las piezas básicas».

La vida se abre camino

En la actualidad, varios equipos estadounidenses intentan usar la tecnología de edición genética y las secuencias de ADN primitivo para resucitar a especies perdidas. Resucitar animales que se extinguieron hace solo 20 años es un desafío más allá de nuestra capacidad por ahora, según Benton.

Sin embargo, la tecnología de edición genética que emplea una técnica denominada CRISPR avanza a velocidad del rayo. Los científicos ya han sido capaces de unir piezas genéticas de varios animales, como hacen los equipos ficticios en las películas de Parque Jurásico.

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    En la primera película, los genetistas usan ADN de rana para rellenar las piezas que faltan en el ADN de dinosaurio hallado en el ámbar. En un caso similar en el mundo real, investigadores dirigidos por el genetista George Church en la Universidad de Harvard intentan insertar genes de mamut recuperados de ADN primitivo en el genoma del elefante asiático moderno como parte de su proyecto de «desextinción» del mamut.

    «Soy reacia a decir que sea imposible», afirma Victoria Arbour, experta en dinosaurios con armadura del Royal Ontario Museum en Toronto, Canadá, sobre la desextinción de los dinosaurios. «Hay tantas disciplinas científicas que llevan a cabo descubrimientos que quizá algo difícil de imaginar ahora, como resucitar a un dinosaurio, podría ser posible dentro de 25, 50 o 100 años».

    Si alguna vez traspasamos la barrera de recuperar todo un genoma extinto para traer de vuelta a la vida a un dinosaurio, añadir rasgos específicos interesantes para crear una especie diseñada como el ficticio Indoraptor de la película va a ser relativamente pan comido.

    No te comas a los turistas

    Asumiendo que hayamos creado y perfeccionado genéticamente a los dinosaurios modernos empleando tecnología que todavía no existe, ¿podrían sobrevivir y prosperar junto a las personas?

    Basándonos en nuestras relaciones modernas con grandes carnívoros como los leones, los lobos y los osos, queda claro que humanos y depredadores rara vez congenian. En la mayoría de los casos, los humanos prevalecen mientras que los animales menguan.

    Arbour dice que le encantaría vivir en un mundo con anquilosaurios en la naturaleza, pero a los grandes herbívoros les resulta difícil coexistir con humanos, ya que usamos una enorme cantidad de espacio para cultivar comida y construir casas y asentamientos.

    «No nos gusta que los animales grandes invadan esos espacios», afirma. «No nos puedo imaginar coexistiendo con un depredador colosal como el tiranosaurio rex. No podíamos tolerar a los lobos en la mayor parte de Norteamérica y prácticamente los hemos arrasado. ¿Cómo podríamos convivir con un depredador unas 70 veces más grande que un lobo?».

    Además, los dinosaurios vivieron en ecosistemas que no tienen análogos modernos, según Maidment. Las praderas y los pastizales no habían evolucionado en el Cretácico y los grandes mamíferos todavía estaban por llegar.

    «¿Qué comerían los dinosaurios? ¿Y cómo lo soportarían sus aparatos digestivos? ¿Cómo lidiarían con los mamíferos depredadores? ¿Dónde los tendríamos? ¿Y qué derechos tendrían? Creo que las cuestiones éticas sobre la clonación de dinosaurios serían casi tan complejas como las científicas», afirma.

    «Los dinosaurios serían extraterrestres en nuestro mundo», afirma Brusatte. «Evolucionaron hace cientos de millones de años, cuando la Tierra era muy diferente. Los continentes estaban en lugares diferentes, la atmósfera era diferente, las plantas eran diferentes. Quizá no puedan soportar todo eso».

    Bienvenidos al Jurásico

    Pero, según Brusatte, debemos recordar una verdad simple pero poderosa: los dinosaurios ya coexisten con nosotros en forma de aves. Los animales aviares de hoy en día son los descendientes de las aves primitivas terrestres que sobrevivieron cuando todos los bosques del planeta quedaron destruidos hace 66 millones de años.

    Descubierto un fósil de dinosaurio con aspecto de pato que vivió hace 70 millones de años
    Un fósil de dinosaurio recién descubierto tiene rasgos que podrían resultarnos familiares. El Halszkaraptor escuilliei, descubierto en Mongolia, se parecía y cazaba como un pato. Está emparentado con el Velociraptor y es uno de los pocos dinosaurios conocidos que vivía en el agua. Este dino del tamaño de un pavo habitaba los antiguos humedales del planeta hace más de 70 millones de años. Los científicos rescataron el fósil después de que lo pasaran de contrabando fuera de Mongolia.

    «Pavos, avestruces y águilas no son tan diferentes en aspecto o conducta de los dinosaurios extintos como el velociraptor. Obviamente, humanos y dinosaurios pueden convivir», señala Brusatte. «Tenemos dinosaurios como mascotas, nos los comemos, disfrutamos al observarlos en la naturaleza y en zoológicos, y los tratamos como mascotas de algunos de nuestros equipos deportivos favoritos».

    Arbour dice que, aunque adora las investigaciones actuales sobre resucitar especies extintas, espera que sigamos centrados en conservar las especies que todavía existen.

    «El asombro que sentimos cuando observamos fósiles de dinosaurios en museos puede inspirarnos a apreciar el carácter definitivo de la extinción y alentarnos a proteger a las especies con las que compartimos el planeta hoy en día».

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