Estos tritones pueden vivir toda la vida (y reproducirse) siendo bebés

Los tritones de los Alpes europeos, entre otros, pueden posponer convertirse en adultos durante años —o durante toda su vida— bajo circunstancias determinadas.

Por Elizabeth Anne Brown
Publicado 21 ago 2018, 12:00 CEST
Tritón alpino
La pedomorfosis permite a los tritones alpinos como esta hembra conservar sus adaptaciones acuáticas y retrasar la metamorfosis durante meses, años o toda su vida.
Fotografía de Will Atkins

Como Peter Pan, el tritón alpino puede negarse a crecer.

En su forma juvenil, estos tritones alpinos devoran plancton en los gélidos estanques montañosos, su hogar, a hasta 2.400 metros sobre el nivel del mar en los Alpes europeos. Una distintiva corona de branquias que emplean para filtrar el oxígeno del agua los marca como larvas, el equivalente de los tritones a los renacuajos de las ranas.

Al igual que otras salamandras, la gran mayoría de los tritones alpinos atraviesan como un reloj las etapas vitales. Cambian sus agallas por pulmones, se arrastran sobre la tierra y adoptan una dieta de insectos antes del primer invierno.

Pero en cada generación, unos cuantos tritones alpinos optan por no salir de su cuna acuática. La vida en los estanques es agradable, o eso parece, y por eso conservan sus adaptaciones acuáticas y siguen creciendo, permaneciendo en gran medida en forma larval. Estos bebés grandes, denominados pedomorfos, un término que significa «forma infantil», posponen la metamorfosis durante meses, años o incluso toda su vida, pero son capaces de reproducirse.

Sin embargo, los tritones que optan por esta estrategia vital corren peligro, ya que están amenazados por especies invasoras y los cambios en los patrones de precipitación vinculados al cambio climático. Un estudio más exhaustivo de estos animales podría arrojar luz sobre las complejidades de la metamorfosis y el desarrollo de los anfibios, que también están disminuyendo a nivel mundial. Pero, a diferencia de Peter Pan, los investigadores no tienen todo el tiempo del mundo.

En lo que a maduración sexual de tritones alpinos se refiere, esta no tiene que ver con la edad, sino con lo gordos que estén. Como un tritón regordete es un tritón feliz, las gónadas de estas salamandras entran en acción cuando se aproximan a un determinado umbral de relación entre peso y longitud, una especie de límite de «IMC» de tritón para la paternidad. La versión de «la charla» de una salamandra sería mucho más incómoda que la nuestra.

Un estilo de vida diferente

Identificadas al menos cinco nuevas especies de salamandra gigante
Este es el anfibio más grande del mundo. Se llama salamandra gigante china. Puede alcanzar 1,8 metros de largo y pesar más de 60 kilogramos. Un equipo de investigadores ha descubierto que no hay una, sino al menos cinco especies de salamandra gigante china, y posiblemente hasta ocho. Sin embargo, estos anfibios están amenazados por los humanos. En la naturaleza, las cazan furtivamente y las venden como alimento de lujo. Algunos investigadores creen que algunas de estas especies recién identificadas ya se han extinguido. Los expertos creen necesario actualizar las estrategias de conservación —empezando por la educación— para salvar a este anfibio.

Es tentador pensar que la metamorfosis es el equivalente a la pubertad en humanos. Pero en muchas especies de salamandras, la madurez física y la sexual están «completamente desvinculadas», según explica Mathieu Denoël, biólogo de la Universidad de Lieja y experto mundial en tritones alpinos.

«La metamorfosis solo permite al animal cambiar de hábitat, a una forma de alimentación diferente, a un estilo de vida diferente», afirma Denoël, que también tiene un puesto en el Fondo Nacional para la Investigación Científica de Bélgica. Un tritón alpino puede empezar a producir huevos antes o después de desarrollar un cuerpo adulto y puede vivir para siempre con un cuerpo juvenil.

En lugar de pubertad, la metamorfosis sería una versión ultrarrápida de los primeros años de la vida humana. Conforme un bebé crece, su torso aumenta en proporción a su cráneo y sus piernas se alargan de forma proporcional a medida que pasa de gatear a caminar.

No es solo que los humanos se vuelvan más grandes, sino que el esquema fundamental del cuerpo cambia. Esa es la parte que se saltan los pedomorfos.

En términos humanos, imagina las proporciones de un bebé humano — la cabeza bulbosa, los ojos enormes, las extremidades rechonchas— en un hombre de 80 kilogramos que gatea y subsiste solo a base de compota de manzana. Siempre y cuando pueda reproducirse, ese es un tritón alpino pedomórfico.

Una póliza de seguros acuática

Cuesta imaginar cómo el desarrollo atrofiado de un pedomorfo puede convertirse en una ventaja. Pero, según Francesco Ficetola, zoólogo de la Universidad de Milán, en realidad se trata de una adaptación brillante ante la escasez de recursos y la imprevisibilidad del ecosistema.

Como es complicado encontrar comida en los Alpes, los pedomorfos se han abierto paso hacia una gran vacante en la ecología alpina que los metamorfos —los parientes que deciden crecer— no pueden ocupar.

«Un estanque aislado no está conectado a un río o un lago, de forma que no hay peces» en muchos casos, explica Ficetola. Eso implica la ausencia de depredadores acuáticos y más lugares que habitar.

Los científicos creen que la pedomorfosis podría haber evolucionado para reducir la competición dentro de una especie. En otras palabras, es mejor para toda la familia que los hermanos no tengan que pelearse por los mismos recursos. Y mantener en el agua una parte de cada generación garantiza que pidan de dos menús diferentes.

Los pedomorfos también parecen surgir allí donde el hábitat terrestre es especialmente arduo; por ejemplo, cuando abundan los depredadores o escasea la comida.

Pero en tiempos de escasez extrema, cuando es difícil llenar el buche tanto en tierra como en agua, seguir siendo acuático podría suponer ir a lo seguro.

La metamorfosis requiere un gasto energético enorme —al fin y al cabo, disuelven y crean órganos enteros—, de forma que los tritones hambrientos podrían ser incapaces de pasar a la siguiente etapa vital, pero sí pueden permitirse invertir en madurez sexual.

Denoël  explica que, al dar prioridad a la reproducción sobre la metamorfosis, los pedomorfos son una especie de póliza de seguros ante catástrofes. «Los pedomorfos pueden reconstruir la población bastante rápido y sus genes se transmiten a la siguiente generación más rápidamente que [los de los] metamorfos», ya que estos últimos pueden tardar dos o tres días en volver a un estanque donde reproducirse.

Al fin y al cabo, la pedomorfosis no debería suponer una apuesta arriesgada para los tritones; si el estanque se seca o las condiciones en tierra mejoran en unos cuantos años, todavía pueden desarrollar pulmones y abrirse paso en tierra. «Incluso siendo mayores, estando cerca de la muerte» —que no llega hasta los 20 años de edad en algunos tritones de los Alpes— «todavía cabe la posibilidad de la metamorfosis», afirma Denoël.

Aunque los beneficios adaptativos de la pedomorfosis están claros, no estamos seguros de qué desencadena la pedomorfosis, o dicho de otro modo, qué suprime la metamorfosis. Denoël tiene la hipótesis de que un conjunto de factores provocan la pedomorfosis, como la temperatura y el nivel del agua, la genética de la población y la densidad de metamorfos en un estanque determinado. Es un equilibrio delicado sincronizado con el medio ambiente y bastante amenazado.

Habiendo completado la metamorfosis, este tritón alpino macho (Ichthyosaura alpestris) está preparado para vivir en tierra.
Fotografía de Rene Krekels, Minden Pictures, National Geographic Creative

Estanques en peligro

Los tritones alpinos habitan en estanques y lagos de toda Europa, pero algunos nuevos vecinos hacen que científicos como Denoël y Ficetola se preocupen por el futuro de la pedomorfosis.

Aunque la pedomorfosis es habitual y se produce en varias especies de salamandras y tritones, solo unas 100 poblaciones de tritones alpinos muestran este fenómeno. Es mucho menos del uno por ciento entre las decenas de miles de comunidades de tritones alpinos de Europa, según Denoël.

Los pescadores deportivos están introduciendo salmónidos, como las truchas, en esas aguas prístinas. Y si un pedomorfo se enfrenta a una especie invasora, «pierde contra los peces», afirma Ficetola.

Los pedomorfos son completamente acuáticos, de forma que no pueden huir del mismo modo que sus primos metamorfos. Tardan días en realizar la metamorfosis cuando la vida en el agua empeora, demasiado tiempo para que la mayoría de pedomorfos escapen de sus nuevos depredadores. «En todos los lagos donde se han introducido estos peces, la pedomorfosis ha desaparecido por completo».

Ficetola señala el cambio climático como otra amenaza existencial. Ha «cambiado el ritmo de las precipitaciones», lo que significa que los estanques que antes eran profundos y han sustentado poblaciones acuáticas durante décadas ahora se secan tras una sola estación, desalojando a los pedomorfos.

Ficetola afirma que todo esto implica que los bebés grandes corren peligro. «Hay zonas de los Balcanes donde han perdido más del 95 por ciento de la población pedomórfica».

«En general, los anfibios están disminuyendo, pero los pedomorfos suelen estar más amenazados», añade Ficetola.

Está claro que, para los tritones, crecer no es el único paso acertado. Pero si las personas pudieran hacer lo mismo, probablemente nos beneficiaría a todos, humanos y anfibios por igual.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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