Documentan un leopardo negro en África por primera vez en 100 años

Este insólito felino hembra padece melanismo, una afección en la que el cuerpo produce un exceso de pigmento.

Por Jason G. Goldman
Publicado 13 feb 2019, 12:23 CET
Leopardo negro
Un raro leopardo negro en el Laikipia Wilderness Camp, en la región central de Kenia en 2018.
Fotografía de Will Burrard-Lucas, Camtraptions

Dicen que los gatos negros dan mala suerte, pero cuando Nick Pilfold se enteró de que había uno al acecho en la región central de Kenia, supo que tenía entre manos algo especial.

El biólogo y su equipo colocaron una serie de cámaras trampa entre la vegetación del área de conservación de Loisaba a principios de 2018. Poco después, dieron con lo que estaban buscando: pruebas irrefutables de un rarísimo leopardo con melanismo.

Avistaron a la joven hembra viajando junto a un leopardo más grande de color normal, que supuestamente sería su madre.

Cámaras remotas confirman la presencia de leopardos negros en Kenia
Los investigadores de San Diego Zoo Global han confirmado la presencia de insólitos leopardos negros en el condado de Laikipia, Kenia.

El melanismo, lo opuesto al albinismo, es el resultado de un gen que produce un exceso de pigmento en la piel o el pelo de un animal, de forma que parece negro. Se ha informado de la presencia de leopardos con melanismo dentro y en torno a Kenia durante décadas, pero la confirmación científica de su existencia todavía es bastante inusual.

Estas fotos, publicadas en enero en el African Journal of Ecology, representan la primera documentación científica de esta criatura en África en casi un siglo.

En 2017, solo se había confirmado un avistamiento: una fotografía de 1909 sacada en Addis Ababa, Etiopía, guardada en las colecciones del Museo Nacional de Historia Natural de Washington, D.C. En gran parte del continente, su área de distribución se ha reducido en, al menos, un 66 por ciento por la pérdida de hábitat y la disminución de las presas.

«Casi todos tienen una historia de haber visto uno, es algo muy mítico», afirma Pilfold, del Instituto de Investigación para la Conservación del Zoológico de San Diego.

«Cuando hablas con ancianos que fueron guías en Kenia hace años, cuando la caza todavía era legal [en los años 50 y 60], no cazar leopardos negros era algo bien sabido. Si los veías, no los atacabas».

La vida en la sombra

Existen nueve subespecies de leopardo distribuidas desde África a Rusia oriental. Y, aunque se considera que el 11 por ciento de los leopardos vivos padecen melanismo, Pilfold explica que la mayoría se encuentra en el Sudeste Asiático, donde los bosques tropicales ofrecen una gran cantidad de sombra.

Vincent Naude, coordinador del proyecto de genética forense de leopardos de la organización sin ánimo de lucro Panthera, que no participó en esta investigación, explica que se cree que el melanismo aporta camuflaje adicional en dichos hábitats, lo que da ventaja a los depredadores a la hora de cazar.

Pero en Kenia, los leopardos negros, a veces denominados «panteras negras» —un término genérico para referirse a cualquier gran felino con pelaje negro—, parecen estar presentes en zonas de matorrales semiáridos.

«Nuestros leopardos viven en ecosistemas del tipo sabana, de forma que tener melanismo no les aporta una ventaja adaptativa», afirma Naude. Con todo, debido a su estilo de vida nocturno, un poco de pigmentación adicional no hace daño.

Pilfold señala que el hecho de que la joven hembra estuviera viajando con su madre también sugiere que su coloración no ha afectado a los vínculos familiares.

Un leopardo grabado jugando con su comida
Este leopardo macho se está comiendo un facóquero al que había acechado y matado. Está intentando devorar la cabeza y el hocico del facóquero. El guarda Guy Brunskill filmó el festín en la reserva de caza de Londolozi, Sudáfrica. Al principio, parecía mostrar una conducta normal. Pero entonces, los testigos se quedaron atónitos al ver al leopardo usar el hueso de la mandíbula a modo de lo que ellos describen como "herramienta" para abrir el cadáver. Luke Hunter, director de conservación de Panthera, una organización de conservación global de felinos salvajes, dice que aunque el comportamiento es inusual, no se trata de uso de herramientas. Hunter cree que el leopardo está ansioso por la comida y usa el hueso como juguete. Leopardos, guepardos y leones usan objetos inanimados para jugar. Pero a la hora de comer una presa, según Hunter: "no necesitan usar herramientas".

Una coincidencia cómica

Tras enterarse de los hallazgos de Pilfold, el personal del área de conservación de Ol Ari Nyiro —a 48 kilómetros al oeste de Loisaba— envió una imagen de alta calidad de un segundo leopardo negro, sacada en mayo de 2007. Como esa foto es más de una década anterior, los investigadores concluyen que debe tratarse de un ejemplar distinto, lo que sugiere que las panteras negras están más extendidas en Kenia que en otros países africanos.

Pero las panteras negras africanas son tan inusuales que los investigadores ni siquiera saben si la mutación genética responsable de la pigmentación oscura es la misma que provoca melanismo en los leopardos del Sudeste Asiático.

Pilfold añade que resulta curioso que el país ficticio de Wakanda, hogar del superhéroe Pantera Negra, se encuentre en África oriental, bastante cerca de Kenia. «Es una coincidencia única», afirma Pilfold. «El único lugar donde tenemos leopardos negros es donde parece existir este lugar en el universo Marvel».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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