Descubren una nueva especie de dinosaurio con alas de murciélago

Este raro fósil hallado en China es el ejemplo mejor preservado hasta la fecha de este insólito grupo de dinosaurios.

Por Michael Greshko
Publicado 9 may 2019, 13:07 CEST
Esta ilustración representa a un Ambopteryx longibrachium, una nueva especie de dinosaurio terópodo no aviar que tenía alas con membranas similares a las de los murciélagos. Vivió en la actual China hace unos 163 millones de años.
Fotografía de Mr. Chung-Tat Cheung (ilustrador)

Hace más de 160 años, los bosques de la antigua China eran el hogar de un extraño depredador: un dinosaurio diminuto que planeaba de árbol en árbol con alas coriáceas, como las de un murciélago. El nuevo fósil, desvelado en la revista Nature, es solo el segundo dinosaurio con plumas hallado con indicios de grandes membranas en las alas. De ahí que el nombre asignado al género del animal sea Ambopteryx, que en latín significa «ambas alas».

«Lo que me resulta más emocionante es que demuestra que algunos dinosaurios desarrollaron estructuras diferentes para hacerse voladores», afirma Min Wang, autor principal del estudio y paleontólogo del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados de China.

 

El Ambopteryx es el fósil más conocido de un escansoriopterígido, un excéntrico grupo de dinosaurios no aviares en el que se incluye el Yi qi, el primer dinosaurio hallado con alas similares a las de los murciélagos. El hallazgo de ese fósil —anunciado en 2015 por el coautor del estudio, Xing Xu, vicedirector del instituto— modificó la comprensión científica de la evolución del vuelo.

«Antes del descubrimiento del Yi qi, intentábamos encajar a todo dinosaurio volador que encontrábamos en un linaje evolutivo [que discurriera] hacia las aves. El Yi qi hizo añicos esa idea», afirma Jingmai O’Connor, coautora del estudio y paleontóloga del instituto especializada en aves primitivas.

Algunos investigadores creen que el vuelo surgió en al menos cuatro ocasiones distintas dentro de los dinosaurios, entre ellos los escansoriopterígidos. Pero el escepticismo sano en torno al Yi qi persistió. El animal posee unos huesos extraños similares a varas denominados elementos estiliformes que le sobresalen de las muñecas, y los paleontólogos creían que quizá estuvieran ahí para apuntalar una gran ala con membrana. Pero ningún otro dinosaurio, vivo o muerto, tenía un hueso como ese, hasta que llegó el Ambopteryx.

Este nuevo fósil no solo posee elementos estiliformes, sino que también conserva una película marrón en un ala, un material considerado restos de la membrana del ala. Es más, el Ambopteryx tiene plumas fosilizadas y un pigóstilo, un conjunto de vértebras fusionadas en la cola que ancla las plumas de la cola en aves vivas.

Una «ardilla dinosaurio» voladora

Un agricultor local descubrió el fósil del Ambopteryx en 2017 a las afueras de una aldea cerca de Lingyuan, una ciudad en la provincia Liaoning, en el nordeste de China. Cuando el Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados adquirió el fósil, los investigadores creyeron que quizá se tratase de un ave primitiva, de forma que Wang —experto en la evolución primitiva de las aves— tomó la iniciativa. Pero cuando los preparadores retiraron cuidadosamente la roca excesiva, Wang se dio cuenta de que el animal no era un ave en absoluto.

El fósil, ahora expuesto en su totalidad, preserva en detalle cómo se alimentaba el Ambopteryx. Era con toda probabilidad un omnívoro oportunista: su estómago contiene gastrolitos como los de las aves herbívoras actuales, pero también fragmentos de hueso, una señal de que la criatura había disfrutado de un aperitivo cárnico poco antes de morir. El animal adulto pesaba unos cientos de gramos, gramo arriba gramo abajo.

Los investigadores aún están calculando sus capacidades de vuelo, aunque como mínimo parece estar preparado para planear entre los árboles. Sus patas sugieren que evolucionó para posarse en los árboles, pero en lugar de actuar como un ave cantora, el equipo cree que podría haberse comportado como las ardillas voladoras y los petauros del azúcar modernos.

«Probablemente habría trepado por los árboles —como una ardillita dinosaurio espeluznante— y después volaba de rama en rama», afirma O’Connor.

«Si tuviéramos entre manos un terópodo arbóreo planeador, sería un animal rarísimo y tendría este aspecto», afirma Mike Habib, paleontólogo de la Universidad del Sur de California y experto en biomecánica que estudia el vuelo del Yi qi.

Vuelo a lo desconocido

Los científicos están deseando encontrar más restos de tejido blando en el Ambopteryx, algo que las nuevas técnicas de imagen podrían facilitar. Por ejemplo, Michael Pittman, paleontólogo de la Universidad de Hong Kong, ha utilizado láseres para revelar trazas de tejido blando en fósiles del dinosaurio emplumado Anchiornis.

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    Y Pittman está familiarizado con los escansoriopterígidos. En la reunión de 2018 de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados, Arindam Roy, estudiante de doctorado de Pittman, presentó los resultados preliminares de los escáneres por láser del Yi qi. Wang y Pittman afirman que están hablando para llevar a cabo un análisis similar del Ambopteryx.

    Para obtener respuestas más claras, los paleontólogos dicen que lo ideal sería hallar un pariente mejor preservado del Ambopteryx. Eso es mucho pedir, pero los yacimientos de China preservan dinosaurios con plumas con un nivel de detalle asombroso. Quizá exista una criatura con alas de murciélago mejor conservada aguardando ser desenterrada.

    «Nos hemos acostumbrado tanto a buenos fósiles chinos que hemos empezado a pedir cosas inapropiadas, como “¿por qué no encontrasteis uno preservado perfectamente con todo detalle y que lo muestre todo?”», bromea Habib. «Ha subido el nivel de lo que se puede clasificar como buen fósil».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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