Descubren en el Sáhara a las hormigas más rápidas del mundo

Las hormigas plateadas saharianas pueden recorrer la longitud de su propio cuerpo en una centésima de segundo, el equivalente a un humano corriendo a casi 644 kilómetros por hora.

Por Jake Buehler
Publicado 18 oct 2019, 15:42 CEST
Hormiga de plata sahariana
Una hormiga de plata sahariana camina sobre las cálidas arenas de Túnez.
Fotografía de Matthias Wittlinger

Como un diminuto misil, la hormiga plateada sahariana surca la arena abrasadora en busca de animales muertos que han sucumbido al calor. Una nueva investigación revela que no solo se trata de las hormigas más rápidas, sino que figuran entre los insectos más rápidos del planeta.

En un experimento reciente llevado a cabo en las dunas soleadas de Douz, en Túnez, se comprobó que estos insectos son capaces de recorrer 85,5 centímetros por segundo, o el equivalente a recorrer 108 veces su propia longitud corporal en un solo segundo. El equivalente en humanos sería correr a casi 644 kilómetros por hora.

A las hormigas solo las superan unos pocos invertebrados, entre ellos un ácaro de California, Paratarsotomus macropalpis, y el escarabajo tigre australiano, Cicindela hudsoni, que pueden desplazarse a velocidades respectivas de 377 y 171 longitudes corporales por segundo.

Es probable que la hipervelocidad de las hormigas sea una de las adaptaciones a la vida en el desierto, ya que les permite desplazarse más deprisa antes de ser abrasadas a temperaturas de hasta 60 grados centígrados. Las hormigas plateadas saharianas también son relativamente larguiruchas —una forma corporal que les permite disipar el calor con más facilidad— y sus pelos triangulares reflejan el calor y las dotan de un tono metálico.

«Para resistir el ecosistema desértico, uno necesita ser rápido para no ser víctima del calor y, por otra parte, ser capaz de encontrar comida suficiente para que la colonia sobreviva», explica Sarah Pfeffer, bióloga de la Universidad de Ulm, en Alemania, cuyo estudio se publicó en el Journal of Experimental Biology.

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    Pfeffer afirma que es posible que el estudio ofrezca posibles aplicaciones técnicas para los humanos, como robots que caminen o vehículos que tengan que estar sobre arenas sueltas y cambiantes.

    50 pasos por segundo

    En el Sáhara, Pfeffer y su equipo localizaron varios nidos subterráneos de hormigas y, a continuación, colocaron pequeños canales de aluminio —con el suelo cubierto de una ligera capa de arena— frente a los nidos. Los canales condujeron a las hormigas que buscaban comida a un espacio más manejable, de forma que los investigadores pudieron filmarlas con cámaras de alta velocidad desde arriba.

    La mordedura de esta hormiga es el movimiento animal más rápido del planeta
    Las mandíbulas de la hormiga Drácula (Mystrium camillae) pasan de cero a 320 kilómetros por hora en 15 milisegundos. Estas hormigas se distribuyen por los trópicos del Sudeste Asiático, Australia y África. Su mordedura se ha descrito como el movimiento animal más rápido documentado. Su mordedura es 5.000 veces más rápida que un parpadeo y el triple de rápida que la anterior titular del récord, la hormiga de mandíbula de trampa. El vídeo se grabó a 480.000 fotogramas por segundo. Las mandíbulas de la hormiga Drácula están aplanadas, lo que le permite doblarlas. Este mecanismo actúa como resorte para cerrarse de golpe a alta velocidad. Se cree que usan sus rápidos mordiscos en la depredación o como defensa.

    Analizando el vídeo de alta velocidad, los científicos pudieron calcular el rápido andar de las hormigas. Cuando el equipo comparó las cifras con las velocidades de otra hormiga del desierto un poco más grande y relacionada con la plateada, Cataglyphis fortis, se observó que las hormigas plateadas eran el doble de rápidas pese a tener extremidades proporcionalmente más cortas.

    Tras analizar con más detenimiento la grabación de las patas de las hormigas plateadas saharianas, el equipo descubrió por qué: las hormigas plateadas movían las patas mucho más rápido, dando casi 50 pasos por segundo. En parte, lo hacían sin apenas tocar el suelo: cada contacto duraba solo siete milisegundos.

    Las hormigas también poseían una coordinación extraordinaria sobre la arena, agitando a la perfección los dos conjuntos de tres patas que funcionan al unísono cuando corren. A velocidades superiores, las hormigas galopaban, levantando todas las patas del suelo simultáneamente en momentos determinados.

    «Me sorprende que las hormigas plateadas sean más pequeñas y bajas, pero que lo compensen con la frecuencia de pasos», afirma Alyssa Stark, bióloga de la Universidad de Villanova en Pensilvania que no participó en este estudio. Añade que resulta más sorprendente si tenemos en cuenta que tener patas más largas sería otra forma de que las hormigas redujeran el sobrecalentamiento.

    A Amir Ayali, zoólogo de la Universidad de Tel Aviv en Israel, le impresionó que el estudio comparase a hormigas estrechamente relacionadas.

    «Sería extremadamente interesante tratar de comprobar si documentaron diferencias entre las especies que también se pueden seguir hasta el nivel de la fisiología muscular o el control neuronal», afirma Ayali.

    El motivo de la velocidad

    Entonces ¿por qué van tan rápido? Pfeffer y su equipo sugieren que la velocidad permite a las hormigas encontrar comida de forma más rápida y eficaz. Cuando la hormiga se topa con un cadáver, lo corta y se lleva algunas partes a su nido subterráneo para comer en paz.

    El estudio también indica que los pasos rápidos y el contacto limitado con la arena también podrían impedir que caigan o se hundan en las dunas mientras buscan comida.

    Es posible que otras investigaciones revelen el motivo exacto de su velocidad, pero por ahora a las hormigas plateadas saharianas solo les importa lo que mejor se les da: correr.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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