Los flamencos más rosados son más agresivos

El color más rosáceo de estas aves es un indicador de buena salud y es seductor para las parejas, pero también significa que es más probable que se peleen por la comida.

Por Virginia Morell
Publicado 9 jun 2020, 14:19 CEST
Flamencos enanos

Los flamencos enanos (Phoeniconaias minor) macho se exhiben en el lago Nakuru, en Kenia. A veces, estos animales se pelean por la comida, una tendencia más habitual en los flamencos más rosados.

Fotografía de Denis Huot, Nature Picture Library

El conflicto es universal en todo el reino animal, y los flamencos, pese a ser más conocidos por su color rosa y sus danzas de cortejo, no son una excepción. Cuando las aves comen, también se pelean, y una nueva investigación demuestra que los flamencos de color rosa más intenso tienden a ser más agresivos.

El estudio se basa en la investigación previa que demuestra que las aves con plumaje más rosa gozan de mejor salud y tienen más probabilidades de atraer a una pareja.

Los flamencos menores (Phoeniconaias minor), los más pequeños de las seis especies que existen, viven en el África subsahariana, a menudo en las orillas de los lagos alcalinos, donde pueden formar bandadas enormes de cientos, miles o más de un millón de aves.

Con tantos compañeros, quizá no sea tan raro que la sociedad de los flamencos menores sea «compleja», explica Paul Rose, ecólogo del comportamiento de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido. «El color desempeña un papel importante» en sus relaciones sociales, señala.

Por ejemplo, tanto machos como hembras prefieren parejas de colores más vivos. Con todo, solo las aves que pasan la mayor parte del tiempo consumiendo una la dieta adecuada —que contenga carotenoides suficientes, unos pigmentos que producen los tonos rojos y naranjas— obtienen el tono más atractivo.

«Es una señal honesta», afirma Rose. «El color rosa revela a otras aves que es un animal sano y apto».

Pero estos animales también son más agresivos, según un trabajo publicado el 8 de mayo en la revista Ethology que observó flamencos cautivos en Inglaterra. Según los expertos, el hallazgo podría ayudar a criar mejor a los animales en cautividad.

Aunque las organizaciones de conservación no consideran que los flamencos menores sean una especie en peligro de extinción, sus poblaciones silvestres están disminuyendo. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza los considera casi amenazados. Descubrir formas mejores de gestionar las poblaciones en los zoológicos será importante si las poblaciones de estas aves siguen disminuyendo.

Flamencos combativos

En sus hábitats autóctonos, los flamencos menores se alimentan de organismos acuáticos —crustáceos, algas, diatomeas y cianobacterias— que contienen los carotenoides que les permiten producir su color. En cautividad, las aves reciben una dieta especial de pellets que les proporcionan los mismos pigmentos.

Para examinar la relación entre el color de las plumas y la agresividad a la hora de alimentarse, Rose y sus colegas grabaron 210 vídeos de un minuto de 45 aves (24 machos y 21 hembras) en las diversas situaciones de alimentación del WWT Slimbridge Wetland Centre, un refugio de fauna silvestre en Gloucestershire, Inglaterra. Clasificaron las aves según una escala de colores en la que uno equivalía al rosa más pálido y cuatro, al más intenso. A continuación, calificaron sus comportamientos de alimentación y tomaron nota de las acciones agresivas. Los comportamientos más agresivos se daban cuando los flamencos comían en espacios cerrados.

Un flamenco puede intentar golpear a un vecino con la cabeza sin llegar a establecer contacto, lo que según Rose sirve de advertencia. Si la situación se agrava, un ave agresiva puede pinchar o picotear de forma violenta a su compañera e incluso agarrarle las plumas con el pico mientras chilla.

Un ave sumisa puede intentar escapar de dicho conflicto, alejándose con las plumas apretadas contra el cuerpo. Pero el ganador suele iniciar una persecución e intenta agarrar al ave que huye por la cola.

«Puede ser difícil verlo», afirma Rose.

El precio del color rosa

Los investigadores desvelaron que los flamencos con tonos más rosados eran mucho más propensos a iniciar enfrentamientos y pelear.

«Un flamenco sano —algo que demuestra con sus plumas coloridas— come de forma eficiente», señala Rose. Dichas aves dominaban las áreas de alimentación que estudió Rose y eran particularmente agresivas hacia las demás cuando comían de un cuenco. Al dominar las situaciones de alimentación, estas aves se aseguraban de conservar sus tonos rosáceos, lo que a su vez las ayuda a atraer parejas igualmente sanas y rosadas.

Pero estos conflictos, ya se produzcan en el medio natural o en cautividad, también pasan factura. Alteran la alimentación de las aves y podrían hacer que se dispersen a nuevas zonas de alimentación, un cambio que puede resultar muy perjudicial para los flamencos cautivos, ya que las muestras de agresividad pueden afectar a todas las aves de una bandada y reducir su tiempo de alimentación.

«El vínculo entre la coloración del plumaje y la agresividad es interesante», afirma Melissah Rowe, ecóloga evolutiva del Instituto de Ecología de los Países Bajos en Wageningen, «sobre todo con los pocos estudios que hay» sobre el efecto de los carotenoides en el comportamiento.

Quienes estudian los carotenoides suelen investigar cómo afectan estos pigmentos al cortejo y a la selección de una pareja, añade Tom Pike, ecólogo del comportamiento de la Universidad de Lincoln, en el Reino Unido.

En una gran variedad de especies, de aves a peces, los animales con colores más vivos obtenidos de carotenoides poseen capacidades de alimentación superiores, se recuperan más rápido de las enfermedades y, en general, gozan de mejores condiciones físicas. Los experimentos con camachuelos mejicanos también han desvelado que los machos con las plumas más rojas en el pecho emprenden el vuelo y huyen de los depredadores con más rapidez. Asimismo, se ha demostrado que las hormonas sexuales masculinas como la testosterona interactúan con los carotenoides en diamantes cebras de Timor, aumentan su tono rojo en los picos y vuelven a las aves más agresivas.

Se desconoce si se producen cambios similares en flamencos macho que consumen una dieta rica en carotenoides.

Por ahora solo se ha establecido una correlación entre el tono rosa y las conductas agresivas, pero no causalidad. «¿Son los flamencos más rosas más agresivos o son los flamencos más agresivos más rosas? Es una diferencia semántica sutil, pero una diferencia biológica enorme», afirma Rowe.

El bienestar de los flamencos

La parte «más importante» del estudio es lo que nos revela sobre la mejor forma de cuidar de los flamencos cautivos, señala Rowe, que sugiere que los resultados ofrecen evidencias convincentes de que las aves necesitan espacio suficiente para evitar las disputas en cautividad. «Es bueno ver que este tipo de investigación puede mejorar el bienestar de los animales en los zoos», afirma.

Rose dice que este estudio ya ha generado cambios positivos en Slimbridge, donde han construido un nuevo estanque interior para reducir los conflictos.

Ahora, las aves pueden separarse cuando comen, en lugar de verse obligadas a pelearse en un comedero. «Los flamencos no tienen habilidades sociales para resolver disputas, salvo pelear», indica Rose. Sostiene que es probable que ofrecer mejores oportunidades de alimentación a todas las aves cree una bandada más rosa, algo que los visitantes adoran.

«Los zoos solo tienen que hacer cambios pequeños», explica, principalmente ofrecer más espacio a las aves para que se alimenten. Afirma que «de esta forma hay menos desperdicio y los flamencos son más rosados» y, sin duda, más felices.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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