Los lirones están perdiendo los huecos de los árboles donde duermen

Estos animales, que pueden hibernar durante 11 meses, dependen de los bosques maduros que están desapareciendo rápidamente en toda Europa. Con todo, existe una solución temporal que los ayuda.

Por Jason Bittel
Publicado 27 ene 2021, 15:44 CET
Fotografía de un lirón gris

Los lirones grises (en la foto, un animal sobre una haya en la Selva Negra, Alemania) se distribuyen ampliamente por toda Europa. Los antiguos romanos consideraban a este pariente de la ardilla un manjar.

Fotografía de Klaus Echle, Nature Picture Library

En el cuento infantil Alicia en el País de las Maravillas, un personaje conocido como el Lirón se queda dormido varias veces durante la merienda del Sombrerero Loco y despierta de vez en cuando para soltar un comentario absurdo.

Resulta que la representación de este animalito dormilón es certera: las 28 especies de los pequeños roedores arbóreos y poco conocidos llamados lirones dormitan la mayor parte del día. (De hecho, se sabe que los lirones —que se distribuyen por toda Europa, Asia y África— roncan.)

«Es un animal muy vago», afirma Tadas Bujanauskas, ecólogo del parque regional de Neris, en Lituania. El parque alberga al lirón gris, que justo antes de hibernar era capturado, cocinado y mojado en miel por los antiguos romanos.

Esta especie —que con 15 centímetros de largo es la más grande— puede dormir durante más de 11 meses al año, lo que la convierte en el animal del planeta que hiberna durante más tiempo. «Si te encanta dormir, deberías haber nacido lirón», bromea Bujamauskas.

Pero este estilo de vida aletargado tiene una desventaja. Los lirones prefieren sestear en los huecos de árboles maduros, pero siglos de explotación forestal han aniquilado muchos de ellos en países como Polonia, Bielorrusia, Letonia y Lituania.

 

El lirón gris se clasifica como especie amenazada en esos países. En Lituania, su área de distribución ha quedado reducida a solo 10 hábitats pequeños, casi todos dentro de bosques protegidos. Reservar los bosques y permitir que maduren sería la mejor forma de proteger a la especie, pero se necesitarían décadas o incluso siglos.

Por eso algunos conservacionistas están construyendo cajas nido como solución temporal para alojar a los lirones, que se han convertido en símbolos de los bosques maduros de Europa, afirma Bujanauskas. Los estudios de investigación en Lituania y el Reino Unido revelan que los lirones no solo utilizan las cajas nido, sino que estas casitas parecen aumentar sus poblaciones.

«Tenemos que mantener este vínculo entre lirones y bosques porque, si lo dejamos pasar, recuperarlos será difícil», afirma.

Los lirones mantienen la salud del ecosistema

El programa de conservación y cajas nido del parque regional de Neris comenzó en 2005 como parte de la certificación de silvicultura sostenible del Forest Stewardship Council, con sede en Bonn, Alemania. Hasta la fecha, el personal del parque ha instalado 250 cajas nido en los densos robledales maduros del parque.

Una caja nido para lirones se parece a una casita para pájaros normal dada la vuelta y atada al tronco de un árbol. Hay suficiente espacio entre el tronco y el agujero de la entrada para que los roedores entren y salgan de sus madrigueras artificiales, pero es lo bastante estrecho como para dificultar los ataques de depredadores como los búhos.

Lo mejor es que las cajas nido ponen a estas criaturas crípticas al alcance de los científicos.

Los lirones grises suelen pasar unos siete meses hibernando en madrigueras subterráneas. El resto del año, estos escaladores expertos —más cercanos a las ardillas que a los ratones— trepan a los árboles y solo salen de sus oquedades durante unas horas cada noche para comer. Esto quiere decir que las oportunidades para observar a los animales son prácticamente inexistentes, señala Bujanauskas.

Pero colocando cámaras en cajas nido o echando un vistazo en su interior, los investigadores pueden estudiar a los animales cuando quieran. Por consiguiente, han registrado todo tipo de datos ecológicos, como el sexo, el peso, las tasas de natalidad, el tamaño de las camadas y la dieta de los habitantes de cada casita.

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    Un lirón gris descansa en una rama en el parque regional de Neris. La especie solo vive en 10 bosques lituanos.

    Fotografía de The Forest Stewardship Council, Marius Čepulis

    Por ejemplo, los datos sobre las cajas nido lituanas han revelado que los lirones grises mantienen la salud de su ecosistema porque son grandes recolectores y diseminadores de semillas. Entre sus alimentos básicos figuran las avellanas y las bellotas, y una de sus comidas favoritas son las semillas de manzana.

    En el pasado, los investigadores han abierto cajas nido y encontrado montones de manzanas sin semillas, y al lirón residente dormido. «El restaurante está cerrado», bromea Bujanauskas.

    Además de vigilar las cajas nido, Bujanauskas y sus colegas buscan y protegen árboles individuales que puedan proporcionar un hábitat para los lirones y otras especies en el futuro.

    Un lirón en cada seto

    El Reino Unido ha colocado más de 26 000 cajas nido a lo largo de 30 años para fomentar el crecimiento de su población de lirones enanos o muscardinos, que ha descendido un 51 por ciento desde el 2000, según Ian White, responsable de formación y lirones de la organización sin ánimo de lucro People’s Trust For Endangered Species.

    Un lirón gris asoma la cabeza por el hueco de un árbol caído en la Selva Negra, Alemania. Los animales pueden hibernar durante 11 meses.

    Fotografía de Klaus Echle, Nature Picture Library

    A medida que se talan los bosques británicos para crear tierras agrícolas, los animales se han adaptado creando sus madrigueras en la vasta red rural de setos entrelazados, hileras de matorrales o árboles que actúan como barrera entre los campos de los agricultores o a lo largo de las carreteras.

    «Antes la gente tenía lirones como mascotas porque eran muy abundantes», afirma White. «Como son arbóreos, si tenías uno en el bolsillo no saltaba al suelo. En realidad, trepaba y se te sentaba en el hombro o la cabeza».

    Desde 1981, los lirones son una especie protegida en el Reino Unido, así que no está permitido tenerlos como mascota. Pero la anécdota nos recuerda las relaciones que tuvo la gente en su día con estas criaturas y su conexión con la naturaleza en general.

    «Aunque los lirones son adorables y son un animal muy agradable con el que trabajar, si les conseguimos el hábitat adecuado, podría beneficiar a una amplia variedad de especies», afirma White.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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