La ciencia para la recuperación de especies da vida a los dos pandas nacidos en Madrid

Los nuevos hallazgos científicos usados en la gestación de los osos panda madrileños podrían ser aplicados a programas de conservación de especies en peligro de extinción.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 9 sept 2021, 21:44 CEST
Osos panda Zoo Madrid

Las crías de oso panda nacen ciegas, sordas y de un tamaño que equivale a un 1/900 del peso de su madre. 

Fotografía de Csic

El nacimiento de dos crías gemelas de oso panda el pasado lunes ha traído el foco internacional de la conservación de especies hasta el Zoo de Madrid, donde se ha logrado este hito científico. Este parto gemelar, el segundo en la historia del zoo madrileño, es el fruto de un proceso de reproducción que se inició el pasado abril gracias al estudio de reproducción asistida del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (INIA-CSIC).

La historia del oso panda en Madrid se remonta hasta el año 1978, cuando los reyes de España viajaron por primera vez de manera oficial a la República Popular China. “Aquella época se llamaba la época de la diplomacia panda, es decir, como símbolo de buenas relaciones diplomáticas se regalaba una pareja de osos panda exclusivamente a los países que China consideraba”, explica a National Geographic María José Luis Cerezo, portavoz del zoológico de Madrid.

Desde aquellos años, y a pesar de que aún queda mucho camino por recorrer, el enfoque de la tenencia de animales salvajes se ha transformado y, a día de hoy, los objetivos de estos centros suelen enfocarse hacia la conservación de las especies.

En el caso del zoológico madrileño, este cambio tuvo lugar en 2007. “Hicimos un convenio entre el Zoo de Madrid y la Asociación Nacional de Bosques de China a través del Gobierno de China, y gracias a ese convenio llegó la segunda pareja de pandas con un acuerdo para preservar esta especie y apoyar su conservación”, explica Cerezo.  

El oso panda es una especie muy delicada a la hora de reproducirse en cautividad, ya que la hembra solo tiene el celo dos días al año y deben darse una serie de factores muy concretos para que la fecundación se lleve a término con éxito. Fuera de su hábitat natural, siempre se realiza por inseminación cuando se detecta el celo de la hembra. “En ese momento, vienen los técnicos del CSIC y de la facultad de veterinaria para hacer la inseminación”, explica Cerezo.

Ciencia española tras la conservación de especies

“Los espermatozoides de oso panda gigante presentan una morfología y una resistencia a los procesos de congelación que dificultan el éxito de las técnicas de reproducción asistida”, explica en un comunicado el investigador del INIA-CSIC Julián Santiago, director del laboratorio de Espermatología y Criopreservación en Especies Silvestres. “Nuestro equipo realizó la recogida de semen mediante electroeyaculación, congelaron el esperma, lo procesaron y realizaron la inseminación artificial intrauterina”.

El equipo de investigadores de Julián Santiago estudia el ámbito de la espermatología y la criobiología para comprender cómo influyen los factores medioambientales, genéticos, o endocrinos en la resistencia de los espermatozoides a los procedimientos utilizados en las tecnologías reproductivas.

“Aplicamos el conocimiento adquirido en nuestras investigaciones en diferentes programas de conservación de especies amenazadas, como el urogallo, el visón europeo, el antílope de Beira o el oso panda gigante”, añade el investigador.

Debido a las peculiaridades morfológicas de los espermatozoides del oso panda gigante y su resistencia a los procesos de congelación, el estudio de los investigadores del CSIC ha sido imprescindible para conseguir el éxito de la reproducción asistida en los pandas del Zoo de Madrid.

“En la última inseminación esto fue, si cabe, de mayor importancia debido a que el macho empieza a tener los problemas reproductivos propios de la vejez, y los espermatozoides son ahora extremadamente sensibles a los procedimientos necesarios para su conservación y aplicación en la inseminación”, afirma Santiago.

Colaboración científica y bienestar animal

Además del CSIC, multitud de universidades colaboran en la investigación para la conservación de especies. “Para la inseminación artificial del panda colaboramos también con la Facultad de Veterinaria de la Complutense, porque ellos nos analizan todas las semanas los ensayos del zoo para determinar el momento del celo”, cuenta Cerezo.

“Todo lo que hacemos en el zoo con fines veterinarios es a través de refuerzos positivos, es decir, nuestro objetivo principal es que los animales no se estresen cuando se encuentran mal y necesitamos muestras. En este caso, la hembra de panda está entrenada por sus cuidadores para orinar en un recipiente que ellos sujetan con un palo”, explica la portavoz. “ Ahora, las crías van a estar dos meses exclusivamente con la madre, intercambiándolas con la incubadora para que las amamante de una en una. Todavía no se sabe el sexo, pero el objetivo es que ella esté tranquila para que las crías salgan adelante, ya que se desarrollan muy rápido pero son muy delicadas, por lo que los próximos días son vitales para que salgan adelante”.

La portavoz explica que en el centro no humanizan a los animales, pero sí establecen un vínculo con sus cuidadores de siempre. “Esta hembra, por ejemplo, no se deja hacer ecografía, y por tanto no se la hacemos. Preferimos el bienestar del animal y que no se le sede en ningún momento y continúe su ciclo natural”.

Dentro de nuestras fronteras, tan solo el centro de Madrid cumple los requisitos de bienestar animal necesarios para cuidar a osos panda. En este centro cuentan con un equipo de cuidadores fijo para los pandas y cuidados veterinarios diarios. “Tenemos plantaciones de bambú en el zoo y también lo traemos de otras partes de España, ya que necesitan una alimentación de 50 kilogramos de bambú al día”.  

A día de hoy ya hay pandas en otros países de Europa, como Francia, donde también nacieron gemelos, Viena, Alemania o Reino Unido. “Este resultado tan maravilloso es el fruto de un proceso muy largo y complejo, además de imprevisible. Esta vez ha dado resultado, pero otros años no lo hace. Pero gracias a este gran esfuerzo científico, el estado de los pandas ha pasado del estado de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ha pasado de ‘en peligro’ a ‘vulnerable’”, concluye Cerezo.

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