Los machos de avutarda ingieren veneno para atraer a las hembras

Por Redacción National Geographic
Una hembra de avutarda inspecciona la cloaca de un macho durante el cortejo

28 de octubre de 2014

Las avutardas (Otis tarda), que se encuentran en regiones de Europa y Asia, ingieren insectos tóxicos para limpiar su cuerpo de parásitos, como bacterias, nematodos y tenias. Ahora, un nuevo estudio publicado en PLOS ONE señala que los machos consumen más insectos de este tipo que las hembras, una técnica que les permitiría aparecer más sanos y fuertes ante las hembras durante los rituales de cortejo. De ser verdad, se trataría del primer caso conocido de machos que se automedican con esta finalidad, según los propios autores de la investigación.

Durante la temporada de apareamiento, los machos se reúnen en un área llamada lek, donde se muestran ante las hembras, desplegando las plumas blancas del pecho y parte posterior e inspirando aire para hinchar la piel del cuello. Sin embargo, en lo que realmente se fijan las hembras es en el estado de la cloaca de los machos, la abertura final de su tracto digestivo que es además su órgano excretor del aparato urinario y su órgano copulador. Las hembras quieren saber si la zona con la que van a entrar en contacto durante el apareamiento está libre de parásitos o si, por el contrario, podrían contraer enfermedades de transmisión sexual. El blanco plumaje que rodea la cloaca permite a las hembras evaluar la salud de sus posibles parejas.

La avutarda es uno de los pocos animales del mundo que pueden consumir determinadas especies de coleópteros (Berberomeloe majalis y Physomeloe corallifer), que son evitados por la mayoría de depredadores por su alto contenido en cantaridina, una potente toxina que podría matar a la mayoría de los animales. Las avutardas de ambos sexos ingieren este tipo de insectos, aunque normalmente entre uno y tres de una vez, porque de consumir más, podrían envenenarse y morir. Sin embargo, el director del nuevo estudio, Juan Carlos Alonso, del Museo Nacional de Historia Natural de Madrid, afirma que la cantidad adecuada de coleópteros podría acabar con los parásitos de las avutardas o al menos persuadirlas para que busquen un nuevo huésped.

«Los machos se ven más afectados por estos parásitos debido a la presión que tienen durante el cortejo», afirma el experto.

Para su investigación, el equipo analizó las muestras de excrementos de avutardas salvajes españolas. Diferenciar los excrementos de machos y hembras es tarea fácil, pues los sexos no se mezclan salvo durante el cortejo.

Así, descubrieron que los machos prefieren las especies de coleópteros venenosos frente a otras presas, mientras que las hembras no. El equipo también insiste en que el consumo de la cantidad adecuada de coleópteros permite a los machos resultar más atractivos ante las hembras.

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