Siete curiosos órganos animales que las personas no tenemos

“Faros” bajo los ojos, glándulas de veneno, clásperos... En la naturaleza abundan las partes del cuerpo que no se pueden encontrar en humanos.

Por Liz Langley
Un pez dragón de ojos azules exhibe su luz naranja
Los peces dragón de dientes pequeños poseen “faros” bajo sus ojos. ¿Envidia? FOTOGRAFÍA DE LA OCEAN RESEARCH & CONSERVATION ASSOCIATION, INC.
Fotografía de the Ocean Research & Conservation Association, Inc.

14 de enero de 2017

A los humanos nos encanta explorar el mundo, pero en ocasiones nos encontramos con sorpresas en nuestros propios cuerpos.

Un ejemplo de ello es el mesenterio, una membrana que une el intestino a la pared abdominal. Un nuevo estudio sostiene que el mesenterio debería ser considerado un órgano en sí mismo, en vez de cómo partes diferentes.

Hoy respondemos a la pregunta: ¿qué órganos tienen los animales, pero no los humanos?

Y cuanto más investigábamos, más envidia teníamos.

FOTÓFOROS

Se trata de órganos emisores de luz que proporcionan a algunos peces bioluminiscencia. El biólogo marino Eddie Widder, fundador de la Ocean Research and Conservation Association, tiene un ejemplar favorito: el Pachystomias microdon, o “pez dragón de dientes pequeños”.

Este habitante de las profundidades marinas tiene “faros” bajo los ojos: uno rojo, uno naranja y uno azul.

La mayoría de los moradores del océano pueden ver luz azul, a la que Widder se refiere como “los rayos altos”, pero solo unos pocos pueden ver la luz roja.

Así que el pez dragón utiliza su luz roja como una “mirilla de francotirador” para observar a las presas desprevenidas o para poder tener una “conversación privada” durante el cortejo.

El uso de la luz naranja sigue siendo un misterio, explica Widder. ¿Una luz de ambiente portátil? Es algo envidiable, la verdad.

GLÁNDULAS DEL MENTÓN

Estas glándulas emiten feromonas y tienen mucho que ver con el hecho de que “las salamandras se enamoren perdidamente”, explica Whit Gibbons, biólogo evolucionista jubilado del Laboratorio de Ecología Savannah River de la Universidad de Georgia.

El nombre procede del latín “mentum”, que significa barbilla o mentón, donde se sitúa la glándula de las salamandras apulmonadas macho.

Como parte de un cortejo coreografiado, este emite un cautivador olor justo en la nariz de la hembra, y a continuación deposita en el suelo el esperma, que será recogido por la hembra si esta se encuentra receptiva. Las feromonas aumentan la receptividad y aceleran el apareamiento.

No vamos a decir que el “amor apesta”, pero para algunas especies el amor es definitivamente “oloroso”.

Créeme, no quieres meterte con esta víbora de palma verde (Bothriechis lateralis): estas criaturas poseen glándulas de veneno y sensores térmicos que les ayudan a ver a sus presas en la oscuridad.
Fotografía de Survivalphotos, Alamy

GLÁNDULAS VENENOSAS Y SENSORES TÉRMICOS

Los crótalos o víboras de palma, que viven en la mayor parte del territorio de las Américas y Eurasia, tienen el doble de unos órganos que a nosotros nos faltan, incluyendo las glándulas de veneno y un sensor térmico en la cara, entre las fosas nasales y los ojos.

Estos sensores homónimos detectan radiación infrarroja, ayudándoles a sentir a sus presas en la oscuridad incluso desde la corta distancia de 60 centímetros, explica Gibbons.

El instinto asesino pone a los reptiles por encima de Terminator “con unos cuantos millones de años de diferencia”, bromea Gibbons.

BURSA COPULATRIX

Este órgano parecido al estómago se localiza en el tracto reproductivo de las mariposas hembra.

La bursa copulatrix digiere los nutrientes en el espermatóforo, un paquetito de esperma que le da el macho durante el apareamiento.

ÓRGANOS DE BIDDER

La mayor parte de los sapos, machos y hembras, tienen este “ovario rudimentario”, explica Gibbons. Si se quitan los testículos a un sapo macho, su órgano de Bidder crece, y en su momento se pensaba que era una potencial estrategia reproductiva de apoyo. También crece cuando la testosterona es baja.

Aún así, todavía se desconoce su propósito.

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    Un científico enseña el cláspero, un órgano parecido al pene, perteneciente a un tiburón triáquido, el Iago omanensis.
    Fotografía de Jeff Rotman, Alamy

    PTERIGOPODIOS O CLÁSPEROS

    Los pterigopodios o clásperos son órganos similares al pene, utilizados por los tiburones macho para transferir el fluido seminal al vientre de la hembra.

    En algunas especies, una serie de barreras espinosas sostienen los pterigopodios. Los clásperos también pueden referirse a los apéndices que emplean algunos insectos macho para mantener inmóviles a las hebras durante la cópula. Las libélulas macho, por ejemplo, tienen afilados clásperos en la punta de sus cuerpos segmentados, que encajan en la parte posterior de la cabeza de la hembra durante el apareamiento.

    Y después de saber todo esto, ¿no te alegras de haber nacido humano?

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