Los siete descubrimientos arqueológicos más importantes del 2015

Repasamos los mayores hallazgos del año, desde un tesoro hundido hasta enterramientos ceremoniales de linces.

Por Kristin Romey
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Anna Cohen, estudiante de antropología en la Universidad de Washington, documenta más de 50 artefactos descubiertos en la selva. Siguiendo el protocolo científico, ningún objeto se extrajo del yacimiento. Los científicos tienen la esperanza de organizar pronto una expedición para seguir documentando y realizando excavaciones en el yacimiento antes de que lo encuentren los saqueadores.
Fotografía de Dave Yoder

28 de diciembre de 2015

Durante el año 2015 pudimos leer y conocer muchas noticias sobre arqueología, aunque por desgracia muchas de ellas eran malas: fue el año en el que el ISIS (Estado Islámico) descargó toda su furia contra valiosos monumentos y yacimientos de Siria e Irak.

Pero 2015 fue también un año lleno de éxitos para los arqueólogos. Desde los que se adentraron en las selvas de Centroamérica en busca de nuevas civilizaciones hasta los que transformaron nuestro concepto del comportamiento humano volviendo a analizar los contenidos de polvorientos archivos de museo, entre todos lograron que 2015 fuese un año espectacular para la arqueología.

Los escaneos realizados dentro de la tumba han reforzado la teoría de que existen dos cámaras ocultas tras unas puertas selladas.
Fotografía de Brando Quilici

Las cámaras secretas de la tumba de Tutankamon

Aunque podría parecer el argumento de una película, se trata de un descubrimiento real realizado en la pantalla de un ordenador: dos posibles cámaras secretas dentro de la tumba del faraón egipcio Tutankamon, selladas desde hace milenios, y que Howard Carter pasó por alto cuando realizó sus excavaciones en el yacimiento del Valle de los Reyes en la década de 1920. Mediante un escaneo láser de la tumba, el egiptólogo Nicholas Reeves detectó lo que parecían ser las puertas de las cámaras. El escaneo inicial y las imágenes de termografía sugieren la presencia de espacios vacíos, lo que apoyaría la teoría de Reeves. El egiptólogo cree que detrás de una de las paredes se encuentra la cámara funeraria de la famosa reina Nefertiti.

Fredrik Hiebert, arqueólogo y miembro de National Geographic, cree que 2016 será otro año importante para la tumba de Tutankamon. Los investigadores tienen el plan de explorar las cámaras, probablemente taladrando unos pequeños huecos en la pared que permitan insertar una cámara de fibra óptica para analizar el contenido de la sala. “Las pruebas de la existencia de la cámara son muy convincentes”, explica Hiebert. “Está todo el mundo en ascuas, deseando saber qué hay dentro. El Valle de los Reyes sigue ocultando muchos secretos”.

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    Las elaboradas estatuas de la selva hondureña podrían ayudar a los arqueólogos a entender mejor una civilización casi desconocida.
    Fotografía de Dave Yoder

    Una civilización perdida en la selva de Honduras

    Los investigadores se abrieron paso a través de la densa selva tropical de Honduras para confirmar lo que parecían sugerir los datos del LIDAR (teledetección láser aérea): la existencia de los restos de una cultura prácticamente desconocida que habitó en la región de Mosquitia hace mil años.

    Los arqueólogos han empezado a trabajar en solo una de las ciudades identificadas, repleta de plazas, estatuas y una pirámide. El presidente hondureño se ha comprometido a proteger la zona de los saqueadores y de la tala ilegal, y los investigadores planean seguir trabajando durante 2016, a pesar de que casi la mitad del equipo padeció leishmaniasis durante la expedición de 2015.

    Los restos del Homo naledi han provocado un animado debate sobre su posible encaje en el árbol de la evolución humana.
    Fotografía de Mark Thiessen

    Homo naledi: una nueva rama de la familia humana

    A los paleoantropólogos, que investigan qué ocurrió hace millones de años y estudian la evolución humana, no hay nada que les guste más que un buen debate, como el que surgió en 2015 con el descubrimiento del Homo naledi en una cueva de Sudáfrica. Fueron unos espeleólogos los que, en 2013, se toparon con los restos de más de quince individuos, pero la noticia no se hizo oficial hasta unos meses más tarde, cuando Lee Berger, paleoantropólogo de la Universidad de Witwatersrand de Johannesburgo, lo anunció así: estamos ante una nueva especie del género Homo.

    El Homo naledi es extraño en el sentido de que, en muchos aspectos, no tiene sentido. ¿Cómo es posible que un homínido con un cerebro tan pequeño tenga un cuerpo tan grande? ¿Cómo explicamos la combinación de características muy simiescas, más primitivas que las que presentan australopitecos como Lucy, con otras muy modernas? ¿Cómo acabaron los restos en un rincón tan alejado de un complejo sistema de cuevas? Tal vez se depositaron allí en una especie de ritual, pero este tipo de comportamiento solo se había reconocido en humanos modernos y Neandertales. Y la pregunta más importante: ¿cuántos años tienen los restos?

    Lo que sí sabemos es que nos esperan años de investigaciones y análisis sobre el Homo naledi y su situación en nuestro árbol genealógico. Seguiremos informando.

    Cuatro hombres que desempeñaron un papel importante en la creación de Jamestown, el primer asentamiento británico permanente en América, fueron identificados definitivamente en 2015.
    Fotografía de James Di Loreto

    Los arqueólogos identifican restos de antiguos líderes de Jamestown

    En 2010, los arqueólogos que estudiaban cuatro cuerpos enterrados en Jamestown, Virginia, se basaron en la ubicación de los restos de estos hombres para identificar definitivamente la primera iglesia inglesa construida en Norteamérica, donde Pocahontas se casó con John Rolfe en 1614. Los restos humanos se encontraron en la zona del coro y presbiterio de la iglesia, donde estaba el altar, y donde cabrían esperar que estuviesen enterrados los miembros más importantes del primer asentamiento permanente de los británicos en América.

    Cuando se hallaron los cuerpos los investigadores aventuraron posibles identidades basándose en el estatus de los fallecidos y en la fecha de la muerte: el reverendo Robert Hunt, primer capellán de Jamestown; Sir Ferdinando Wainman, general de artillería de Fort James; el capitán Peter Winne, brigada del fuerte; y el capitán Gabriel Archer, miembro del primer consejo de gobierno de la colonia.

    Acertaron con tres de los cuatro. Este año, gracias a análisis químicos y genealógicos, los arqueólogos pudieron determinar que los restos corresponden al Capitán Archer, Sir Wainman, el Reverendo Hunt, y el capitán William West, un pariente de Wainman.

    “Estos cuatro hombres desempeñaron un papel crucial en la fundación de los Estados Unidos tal como los conocemos hoy”, asegura el antropólogo forense Douglas Owsley, líder del equipo que identificó a los cuatro hombres. “Su historia nos interesa de verdad”.

    Un cachorro de lince adornado con un collar de conchas y dientes de oso, y enterrado en un túmulo de nativos estadounidenses, es el primer enterramiento ritual de un felino del que se tiene registro arqueológico.
    Fotografía de Kenneth Farnsworth

    Enterramiento ceremonial de un lince en un túmulo Hopewell

    Durante años, los restos extraídos de la excavación de un túmulo funerario de la cultura Hopewell languidecieron en un almacén del Museo Estatal de Illinois, en Springfield, dentro de una caja con la etiqueta “enterramiento de cachorro”. Pero un día la zoóloga Angela Perri examinó el cráneo y se dio cuenta de que se trataba de otra cosa: el único enterramiento ritual conocido de un félido.

    El joven lince rojo fue sepultado hace unos dos mil años, en el más grande de los catorce túmulos de la cultura Hopewell situados junto al río Illinois, a unos 80 kilómetros de Saint Louis. El túmulo contenía los restos de 22 personas dispuestas en círculo alrededor de la tumba de un niño.

    Cuando los arqueólogos descubrieron el enterramiento a principios de la década de 1980, se sorprendieron al encontrar los restos de un animalito que llevaba lo que parecía ser un collar hecho con conchas y dientes. Si bien los Hopewell tenían por costumbre enterrar a sus perros, lo hacían solo en sus asentamientos, y los túmulos se reservaban para los enterramientos humanos.

    Entonces, ¿cómo explicar que enterrasen a un lince? Según Perri, el cachorro (que probablemente tuviese entre cuatro y siete meses) no fue sacrificado, sino que lo dispusieron en la tumba con su collar ornamental, y lo colocaron uniendo sus garras. Aunque Perri argumenta que el enterramiento demuestra que el lince fue domesticado, otros investigadores, que señalan que nunca se enterraban otros animales en los túmulos Hopewell, opinan que la sepultura del lince podría tener un significado cosmológico.

    El hallazgo de la década: la tumba de un guerrero de hace 3500 años, repleta de objetos inusuales como una espada con empuñadura de marfil.
    Fotografía de Universidad de Cincinnati

    Descubierta en Grecia la tumba intacta de un rico guerrero

    Aunque al principio se llegó a especular con que podría ser la tumba de Alejandro Magno, todo quedó en nada. Sin embargo, el hallazgo de esta tumba intacta de un guerrero, al sudoeste del Peloponeso, no fue solamente el principal descubrimiento arqueológico del año en Grecia, sino el más importante en muchas décadas.

    El guerrero fue enterrado en Pilos, donde se hallan los restos de un palacio micénico construido aproximadamente en el 1300 a.C. El guerrero fue enterrado unos dos siglos antes, en una tumba rodeada por 1400 objetos, como una espada de bronce con empuñadura de marfil.

    Los arqueólogos quedaron sorprendidos por la cantidad de objetos funerarios tradicionalmente “femeninos” enterrados con el guerrero, incluyendo peines, abalorios y un espejo. “Haber descubierto tantas joyas en la tumba de un guerrero desafía la creencia común de que las joyas eran enterradas únicamente con las mujeres ricas”, asegura Sharon Stocker, arqueóloga de la Universidad de Cincinnati que trabajó en las excavaciones.

    El San José, que se hundió frente a las costas de Colombia en 1708, podría contener tesoros que iban destinados a los oficiales coloniales españoles y que hoy valdrían más de mil millones de dólares.
    Fotografía de Efe, Ministerio de Cultura de Colombia

    El galeón San José: el mayor tesoro de la historia

    El San José, un galeón español del siglo XVIII cargado con mil millones de dólares en metales y piedras preciosos, podría ser “el más valioso descubrimiento de un naufragio de todos los tiempos”. Pero lo más interesante del hallazgo es la batalla legal que se ha desatado por la propiedad del botín.

    El presidente de Colombia twiteó que su país había localizado al San José, un galeón español hundido por los británicos en 1708 frente a las costas de Cartagena. Sin embargo, Sea Search Armada, una empresa privada estadounidense, afirma haber encontrado los restos hace más de treinta años. El tercero en discordia es el estado español, que también reclama la propiedad del barco y de los restos de los casi 600 tripulantes que se hundieron con él. “España ha tenido bastante éxito en los tribunales a la hora de recuperar buques de guerra, al margen de quién los haya encontrado”, explica Hiebert. “Me sorprendería que no pelearan duro por el San José”

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