Estas algas tiñen de rosa la nieve polar y aceleran el deshielo

La proliferación de comunidades de algas rojas tiene un efecto nefasto en los casquetes glaciares del mundo: los derriten a más velocidad.

Por Marcello Rossi
Publicado 17 sept 2018, 13:16 CEST
Pingüinos papúa
Los pingüinos papúa se dirigen a sus nidos en Port Charcot, Antártida.
Fotografía de Acacia Johnson

Un ecosistema sorprendentemente beneficioso y sano para las algas está tiñendo de rosa partes del casquete glaciar de Groenlandia, lo que contribuye al derretimiento de una de las masas de agua congelada más grandes del mundo.

La nieve descolorida no es solo un fenómeno del Ártico. «En realidad, se trata de un fenómeno mundial», afirma Alexandre Anesio, biogeoquímico de la Universidad de Bristol.

«Solo necesitan las condiciones adecuadas para formar proliferaciones visibles y aumentar el derretimiento de la nieve y el hielo, que como mínimo serían nutrientes básicos y deshielo», afirma Anesio. «A medida que el clima se hace más cálido, la disponibilidad de agua líquida aumenta, potenciando el crecimiento de algas de nieve y hielo».

«Creo que se está convirtiendo en un problema creciente en los glaciares árticos, alpinos y del Himalaya», afirma Anesio. También se están produciendo proliferaciones de nieve roja y hielo marrón en la Antártida.

Los expertos no han tenido en cuenta su efecto en las previsiones de aumento del nivel del mar a nivel global, pese a las crecientes pruebas de lo que hace la nieve oscurecida a los glaciares del mundo.

El efecto de la proliferación de algas

Martyn Tranter es biogeoquímico polar en la Universidad de Bristol, Reino Unido, y director de Black and Bloom, un proyecto plurianual que pretende entender cómo y por qué se derrite el casquete glaciar de Groenlandia. «El aumento de las temperaturas no puede explicar por sí solo el aumento del deshielo. Es fundamental entender los factores implicados en este deshielo», afirma.

Uno de esos factores, según cree, es el oscurecimiento que provocan las proliferaciones de algas que se extienden sobre el hielo nevado de Groenlandia cada verano.

«Estas algas del hielo son organismos fotosintéticos que producen moléculas biológicas que las protegen del sol, que en el verano del Ártico permanece por encima del horizonte durante las 24 horas del día», explica Tranter, lo que oscurece la superficie del hielo.

Una superficie más oscura reduce su «albedo», la capacidad de reflejar la luz solar hacia el espacio, lo que hace que absorba más luz y se derrita.

A medida que las algas se extiendan sobre áreas considerables del casquete glaciar, el efecto se multiplicará, provocando más deshielo. Un estudio reciente determinó que las proliferaciones de algas pueden provocar hasta un 13 por ciento más de deshielo en una sola estación.

«Es un círculo vicioso, como suele pasar con el cambio climático», afirma Joseph Cook, investigador de glaciares de la Universidad de Sheffield, Reino Unido, y miembro del equipo de Black and Bloom. «Más calor implica más agua del deshielo y un área más grande donde las algas pueden crecer, lo que provoca el oscurecimiento de más hielo y más derretimiento».

El casquete glaciar de Groenlandia es la capa de hielo más grande del hemisferio norte. Cada año pierde 270.000 millones de toneladas de hielo a medida que el planeta se calienta, sumando fracciones de un centímetro a los niveles del mar mundiales. La cantidad de deshielo se acelera año tras año, y si se derritiera toda la capa de hielo, añadiría seis metros al nivel del mar.

A los científicos les preocupa que, si se derrite a más velocidad, sus efectos se sientan en áreas costeras de Nueva York a Shanghái, así como en zonas de poca altitud como Bangladesh e Indonesia.

Hasta ahora, no se han tenido en cuenta las proliferaciones como factores que contribuyan al deshielo del Ártico a un ritmo sin precedentes. Por ejemplo, esta posibilidad no se incluyó en las estimaciones de aumento del nivel del mar publicadas por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas en su último informe de 2013.

Tranter quiere que eso cambie. «Nuestra misión es aportar cifras sólidas. ¿Cuánto oscurecimiento se produce? ¿En qué área? ¿Cuánto deshielo provoca? Son preguntas que nos permitirán calcular la cantidad de deshielo que podría producirse y mejorar nuestras previsiones de aumento del nivel del mar», explica.

La historia de Black and Bloom

Un verano hace unos años, Tranter trabajaba en las orillas suroccidentales de la capa de hielo de Groenlandia cuando percibió un tono malva en la superficie derretida del hielo a su alrededor.

«Al principio, pensé que era porque llevaba gafas de color rosa en lugar de mis gafas glaciares. Pero cuanto más miraba, más patrones veía sobre la superficie del hielo», cuenta Tranter.

Poco a poco, se dio cuenta de que eran microbios que crecían en el hielo. Pero cuando se lo mencionó a los otros miembros del equipo de investigación, se burlaron de él, ya que su observación era contraria a la idea general de que el hielo y la nieve del Ártico son estériles e inertes.

Sin inmutarse, Tranter pidió a Marion Yallop, especialista en algas y colega que trabajaba en el mismo lugar, que analizara el hielo bajo el microscopio. Sus hallazgos confirmaron la sospecha de Tranter: bajo la superficie del hielo vivían algas rojas que teñían el hielo de color rosado.

Sus observaciones fueron el punto de partida del proyecto de Black and Bloom, una iniciativa interdisciplinaria, por valor de 3,4 millones de dólares y de cinco años de duración que pretende estudiar el papel que desempeñan los microorganismos como las algas y las bacterias pigmentadas que viven en el agua del deshielo a la hora de oscurecer la superficie de la capa de hielo de Groenlandia, acelerando su derretimiento.

El proyecto lleva activo tres años. Hasta la fecha, se han llevado a cabo tres de las cuatro expediciones de campo previstas en la denominada zona oscura, un área enorme en el límite occidental del casquete glaciar donde se ha producido una mayor reducción del albedo. Tranter afirma que los datos de las expediciones se han presentado y publicado y habrá más estudios en el futuro.

Anesio, que también forma parte del equipo de Black and Bloom, afirma que «en general, creo que nuestra información sobre los controles de crecimiento de algas de hielo en Groenlandia nos ayudará a predecir su crecimiento en otras regiones glaciales de la Tierra».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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