La memoria humana: ¿cómo creamos, rememoramos y olvidamos recuerdos?

La memoria se produce en muchas partes del cerebro al mismo tiempo y algunos tipos de recuerdos se quedan más tiempo que otros.

Por Michael Greshko
Publicado 5 mar 2019, 13:35 CET

Desde el momento en que nacemos, nuestros cerebros se ven bombardeados por una enorme cantidad de información sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea. Entonces, ¿cómo retenemos todo lo que aprendemos y vivimos? Mediante la memoria.

Los humanos retenemos tipos de recuerdos diferentes durante periodos de tiempo diferentes. Los recuerdos a corto plazo duran segundos u horas, mientras que los recuerdos a largo plazo duran años. También tenemos una memoria funcional que nos permite retener algo en nuestra mente durante un periodo limitado si lo repetimos. Cuando repites una y otra vez un número de teléfono para recordarlo, estás utilizando la memoria funcional.

Otra forma de clasificar los recuerdos es según el tema del recuerdo y si eres consciente de él. La memoria explícita, también denominada memoria declarativa, consta del tipo de recuerdos que se viven de forma consciente. Algunos de estos recuerdos son hechos o «conocimiento general», como cuál es la capital de Portugal (Lisboa) o la cantidad de cartas en una baraja española (40). Otros son acontecimientos vividos en el pasado, como un cumpleaños de la infancia.

La memoria implícita, también denominada memoria no declarativa, se construye de forma inconsciente. Incluye recuerdos procedimentales que tu cuerpo utiliza para recordar destrezas que has aprendido. ¿Sabes tocar un instrumento o montar en bici? Es gracias a tu memoria implícita. Los recuerdos implícitos también pueden moldear las respuestas inconscientes de tu cuerpo, como salivar al ver tu comida favorita o ponerte tenso cuando ves algo que te da miedo.

En general, es más fácil crear recuerdos explícitos que implícitos. Se tarda menos tiempo en memorizar la capital de un país que en aprender a tocar el violín. Pero los recuerdos implícitos perduran más fácilmente. Cuando aprendes a montar en bici, es improbable que olvides cómo hacerlo.

Los tipos de amnesia

Para comprender cómo recordamos las cosas, es de gran utilidad estudiar cómo olvidamos, por eso los neurocientíficos estudian la amnesia, la pérdida de recuerdos o la capacidad de aprender. Habitualmente, la amnesia es consecuencia de algún tipo de traumatismo cerebral, como un golpe en la cabeza, un accidente cerebrovascular, un tumor cerebral o el alcoholismo crónico.

Existen dos tipos principales de amnesia. El primero, la amnesia retrógrada, ocurre cundo se olvidan cosas que sabías antes de un traumatismo cerebral. El segundo, la amnesia anterógrada, ocurre cuando un traumatismo cerebral limita o elimina la capacidad de alguien de crear nuevos recuerdos.

El estudio de caso más famoso de amnesia anterógrada es el de Henry Molaison a quien, en 1953, extrajeron partes del cerebro como tratamiento desesperado para tratar graves convulsiones. Aunque Molaison —conocido como H.M. en vida— recordaba gran parte de su infancia, era incapaz de formar nuevos recuerdos explícitos. La gente que trabajó con él durante décadas tenía que presentarse cada vez que lo visitaban.

Estudiando a personas como H.M., así como animales con diferentes tipos de daños cerebrales, los científicos pueden rastrear dónde y cómo se forman los diferentes tipos de recuerdos en el cerebro. Al parecer, los recuerdos a largo y corto plazo no se forman de la misma manera, ni tampoco los recuerdos explícitos e implícitos.

Nuestros recuerdos no están almacenados en un único lugar del cerebro, sino que diferentes áreas de este forman y almacenan tipos de recuerdos distintos y podrían participar procesos diferentes en cada uno. Por ejemplo, las respuestas emocionales como el miedo residen en una región del cerebro denominada amígdala. Los recuerdos de las destrezas aprendidas están vinculados a una región diferente denominada cuerpo estriado. Una región llamada hipocampo es fundamental para formar, retener y rememorar recuerdos explícitos. Los lóbulos temporales, regiones que extrajeron parcialmente a H.M., desempeñan un papel fundamental a la hora de crear y rememorar recuerdos.

Este vídeo muestra ondas cerebrales proyectadas como arte en tiempo real
Esta visualización está impulsada por las ondas cerebrales de Albert Lin, explorador de National Geographic. A través de la EEG, la actividad cerebral de Lin se transforma en imágenes que muestran su "flujo" mental. Lin explora cómo la tecnología, las prácticas tradicionales y el arte pueden transformar la mente para poder sobrellevar los problemas físicos.

Cómo se forman, almacenan y rememoran los recuerdos

Desde los años 40, los científicos han supuesto que los recuerdos se almacenan en grupos neuronales denominados conjuntos de neuronas. Estas células interconectadas se encienden en grupo ante estímulos específicos, ya sea al ver la cara de un amigo o al oler pan recién horneado. Cuantas más neuronas se encienden a la vez, más se fortalecen los vínculos celulares. De esa forma, cuando un futuro estímulo active las células, será más probable que se encienda el conjunto de neuronas. Esa actividad colectiva se traduce por lo que experimentamos como recuerdo. Los científicos todavía están intentando comprender los detalles de su funcionamiento.

Para que un recuerdo a corto plazo se convierta en un recuerdo a largo plazo, debe fortalecerse para su almacenamiento a largo plazo, un proceso denominado consolidación de la memoria. Se cree que la consolidación tiene lugar mediante procesos distintos. Uno de ellos, denominado potenciación a largo plazo, consiste en que varios nervios individuales se modifiquen para desarrollarse y comunicarse con los nervios vecinos de forma diferente. Esta remodelación altera las conexiones nerviosas a largo plazo, lo que estabiliza el recuerdo. Todos los animales con memoria a largo plazo usan esta maquinaria celular básica. Los científicos desentrañaron los detalles de la potenciación a largo plazo estudiando babosas marinas de California. Sin embargo, no todos los recuerdos a largo plazo empiezan necesariamente como recuerdos a corto plazo.

Cuando evocamos un recuerdo, muchas partes de nuestro cerebro se comunican rápidamente entre sí, entre ellas regiones de la corteza cerebral que procesan información importante, regiones que gestionan la información cruda obtenida mediante nuestros sentidos y una región denominada lóbulo temporal medial que parece coordinar el proceso. Un estudio reciente determinó que, en el momento en que los pacientes rememoraban recuerdos recientes, las ondas de actividad nerviosa en el lóbulo temporal medial se sincronizaban con las ondas de la corteza cerebral.

La memoria aún alberga muchos misterios. ¿Con qué precisión están codificados los recuerdos en los conjuntos de neuronas? ¿Cómo de generalizada es la difusión de las células que codifican un recuerdo dado en el cerebro? ¿Cómo se corresponde nuestra actividad cerebral a nuestra forma de experimentar recuerdos? Algún día, estas áreas de investigación activas podrían aportar nueva información sobre las funciones cerebrales y sobre cómo tratar afecciones relacionadas con la memoria.

Por ejemplo, recientes investigaciones han demostrado que algunos recuerdos deben «reconsolidarse» cada vez que se rememoran. De esa forma, el acto de recordar algo hace que ese recuerdo sea maleable temporalmente, lo que permitiría fortalecerlo, debilitarlo o alterarlo de algún modo. Los recuerdos pueden verse más afectados por la medicación durante la reconsolidación, lo que podría ayudar a tratar afecciones como el trastorno por estrés postraumático.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
FUENTES:
U.S. National Library of Medicine: Memory
Neuroscience - Exploring the Brain, Third Edition
Skill-memory consolidation, Behavioural Brain Research
Memory reconsolidation, Current Biology
Digit-span assessments, Journal of Clinical and Experimental Neuropsychology
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