¿Por qué aún no están prohibidos los dañinos tickets de la compra?

Una sustancia nociva para la salud puede comercializarse durante 16 años de forma legal desde que comienza a investigarse hasta que se prohíbe y retira del mercado.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 11 abr 2019, 18:41 CEST
Fotografía de Cristina Crespo Garay
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Hace algunas semanas saltaba al ruedo un estudio de la Universidad de Granada que afirma que el 90% de los tickets de la compra contienen bisfenol A, un compuesto que actúa como disruptor endocrino y está asociado al cáncer y a la infertilidad.

Las investigaciones sobre este peligroso compuesto llevan años en marcha, generando numerosos revuelos alrededor de productos como biberones y juguetes para niños. Sin embargo, no fue hasta 2016 cuando la Unión Europea decidió prohibirlo a partir de 2020.

En esta línea, la organización European Environmental Bureau (EEB) denunciaba este mes la amplia exposición de las personas a este tipo de sustancias, debido a que la Unión Europea está fallando “dramáticamente” en conocer y controlar estos compuestos químicos.

A pesar de que una de las consecuencias asociadas a este tipo de sustancias son problemas de salud como cáncer o afectación a la fertilidad, la organización denuncia que la mitad de los químicos controlados no son seguros en el uso comercial actual, así como cientos de ellos permanecen sin control debido a la falta de recursos.

Europa contra el bisfenol A… en 2020

En diciembre de 2018, las autoridades europeas realizaron controles de calidad sobre 94 sustancias, de las cuales casi la mitad, un 49%, fueron declaradas inseguras en su uso comercial actual, debido a que “sus propiedades nocivas representan una amenaza para las personas y el medio ambiente”, asegura la EEB en su comunicado. “Llegaron a la conclusión de que se necesitan medidas de protección en todos los casos, pero aún no se ha tomado ninguna medida para controlar el 74% de ellas”.

En esta línea, denuncian que desde el momento en el que surge la sospecha de que una sustancia no es segura, podría utilizarse legalmente incluso 16 años más hasta que los reguladores la controlen.

Entre las sustancias que se encuentran en esta situación encontramos el bisfenol A, causante de la revolución de los tickets de la compra. Según afirma la European Chemicals Agency (ECA), es un producto químico industrial “que se ha utilizado desde la década de 1960, la mayor parte se utiliza en la fabricación de plásticos, pero algunos se utilizan en resinas y en papel térmico.

Los productos de plástico de policarbonato incluyen una variedad de bienes de consumo comunes, como vajilla de plástico reutilizable y botellas para bebidas, equipo deportivo, CD y DVD”. También puede encontrarse en el recubrimiento del interior de las tuberías de agua y el interior de las latas para alimentos y bebidas.

También conocido como BPA, este componente también se utiliza en la fabricación del papel térmico que se utiliza para recibos, y tickets de transporte público y estacionamiento.

Deshazte de los tickets de la compra

En el año 2013, la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de Francia alertó sobre el potencial dañino de esta sustancia para las generaciones venideras, por lo que Francia prohibió este químico, pero lo sustituyó por otro muy parecido que también ha generado gran controversia.

Aunque hasta 2020 no entra en vigor la ley que Europa puso en marcha en 2016, cada vez son más los estudios que relacionan esta sustancia con la diabetes, la obesidad, los problemas de fertilidad, el cáncer de mama o de próstata, los problemas cardiovasculares e incluso alteraciones neurológicas.

Los investigadores del estudio de la Universidad de Granada aconsejaban que, hasta que este material estuviera fuera del mercado, los ciudadanos debíamos seguir una serie de pautas para mayor seguridad. La principal, no mezclar los tickets de la compra con los alimentos, tales como los productos frescos que van en la bolsa donde a menudo se incluye el ticket, así como no almacenarlos en el monedero ni en casa, no jugar con ellos ni arrugarlos y no utilizarlos para escribir.

A pesar de que nuestro nivel de exposición al compuesto es bajo, a finales del pasado mes de marzo salía a la luz otro estudio de la Universidad de Calgary, en Canadá, que afirma que la exposición al bisfenol A durante el embarazo, incluso a niveles muy bajos, puede incluso provocar cambios en los ritmos circadianos.

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