Niñas científicas, este es vuestro momento

Los programas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas impulsan a una nueva generación de alumnas y combaten algunas barreras al éxito.

Por Claudia Kalb
fotografías de Dina Litovsky
Publicado 17 oct 2019, 13:01 CEST
Inna Larina
En la ISEF 2019, la alumna de instituto rusa Inna Larina observa por un dispositivo de visualización que ha diseñado con su compañera, Nataliya Ivlieva. Este aparato sin cables incluye sensores que cartografían la distancia hasta un obstáculo, como el borde de la acera, lo que permite que las personas ciegas o con discapacidad visual se desplacen por terrenos desconocidos.
Fotografía de Dina Litovsky

Este artículo forma parte del número especial de noviembre de 2019 de la revista National Geographic, «Mujeres: un siglo de cambio».

No te pierdas el documental MUJERES (Women of Impact) el domingo, 27 de octubre a las 22:00 en National Geographic.

Shriya Reddy, de 16 años, no recuerda ningún momento en el que no le haya entusiasmado la ciencia. A los siete años, leía libros de biología con su madre, que estudiaba para los exámenes de medicina. En sexto de primaria, Reddy competía en ferias científicas rigurosas. El verano anterior a entrar en el instituto, empezó a investigar en un laboratorio de bioingeniería de la Universidad Estatal de Wayne en Detroit, Míchigan, donde diseñó un método no invasivo para diagnosticar rápidamente lesiones de melanoma. Gracias a este proyecto, fue galardonada en la prestigiosa Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería (ISEF, por sus siglas en inglés) el pasado mayo.

Alumnas de institutos de 80 países, regiones y territorios compitieron en la ISEF 2019 en Phoenix, Arizona. Ramita Chueamuangphan (izq.), Natthamon Sriprom (medio) y Phananong Chuenchokchai (dcha.) viajaron desde Tailandia para participar en la categoría de botánica. Estas compañeras de clase de la provincia de Chiang Rai han creado un hidrogel que protege los cultivos de los caracoles invasores sin perjudicar a las plantas ni los animales circundantes.
Fotografía de Dina Litovsky
Amanda Shayna Ahteck, de Holmdel, Nueva Jersey, halló la inspiración científica mientras hacía ganchillo bajo la mesa en clase de física. Ha creado un hilo conductor de acero inoxidable en una cadena de bucles enlazados para crear sensores blandos y alargables que imiten los tendones de la mano. Ahteck espera que su dispositivo Bluetooth portátil fomente una adopción más fluida de tecnologías como la realidad virtual y ayude a los usuarios con discapacidad visual o física a interactuar con los ordenadores de forma más natural.
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    Esther Anyanzwa (izq.) y Salome Njeri crearon un disco giratorio para ayudar a las personas con discapacidad auditiva o visual a medir objetos. En su país, Kenia, las alumnas se enfrentan al escepticismo respecto a sus aptitudes científicas por ser niñas. «Quería demostrar que la sociedad se equivocaba», contó Njeri a la Sociedad para la Ciencia y el Público.
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    Michaela Samanta, de Tangerang, Indonesia, se prepara para la Gran Ceremonia de Premios en la habitación del hotel con sus amigas. Samanta ganó un premio de 500 dólares por su investigación sobre arroz transgénico que contiene carnosina, un componente de las proteínas que no está presente en las plantas, pero que es importante para mantener una buena salud.
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    «La ciencia reflexiona sobre cómo y por qué pasan las cosas», afirma Reddy. «Yo quiero formar parte de eso». La determinación de Reddy coincide con una iniciativa creciente en Estados Unidos para incrementar el número de mujeres que estudian carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM). Universidades e instituciones como la NASA o la Academia Naval estadounidense celebran días CTIM para niñas. Organizaciones como la Academia de Ciencias de Nueva York emparejan a mujeres en carreras CTIM con niñas que buscan consejo y orientación. La ISEF, un programa de la Sociedad para la Ciencia y el Público de Washington, D.C., ofrece un foro para que los estudiantes de instituto seleccionados compitan a nivel internacional. El evento de este año tuvo 1842 finalistas, repartidos equitativamente entre géneros, y tres de los cuatro grandes premios se concedieron a chicas, entre ellas Reddy. «Solo haber formado parte de esta experiencia fue fascinante», cuenta.

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      Tras la evaluación de los jueces, las participantes se relajan en la fiesta de baile. Esta feria de ciencias de una semana celebrará su 70º aniversario en 2020.
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      Las jóvenes científicas también se divierten fuera del laboratorio. Aquí vemos a dos participantes en el baile para estudiantes.
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        Michelle Lee, que compitió desde Austin, Texas, en la categoría de bioquímica, descansa durante la fiesta de estudiantes. El programa repleto de la ISEF incluye simposios con científicos profesionales.
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        Mary Sue Coleman, bioquímica y presidenta de la Asociación de Universidades Estadounidenses, muestra optimismo respecto al futuro de las mujeres en las ciencias. Cuando participó en la ISEF siendo alumna de instituto en 1959 y 1960, casi un 35 por ciento de los participantes eran chicas. Nos cuenta que el equilibrio de género importa porque las mujeres aportan perspectivas nuevas para abordar enigmas científicos. «La gente que vive experiencias diferentes hace preguntas diferentes», afirma. Aún quedan brechas evidentes. Este año, las chicas de la ISEF superaron a los chicos en microbiología y bioquímica, pero eran menos de un tercio de las finalistas en matemáticas e ingeniería mecánica. Cada vez más mujeres tienen grados avanzados en CTIM, pero los hombres ostentan la mayoría de puestos de profesorado y liderazgo en industrias basadas en las CTIM, según la Asociación de Mujeres en Ciencias.

        A pesar de todo, Maya Ajmera, presidenta y consejera delegada de la Sociedad para la Ciencia y el Público, afirma que se está produciendo una transformación. Las jóvenes creativas y tenaces aprovechan la tecnología para abordar temas que les importan, ya sea crear un arroz nutricionalmente avanzado o usar una técnica de ganchillo para diseñar un dispositivo Bluetooth portátil. Para estas científicas emergentes, «va a ser diferente», afirma Ajmera. «Estoy bastante segura de que esta generación de niñas está en una situación mucho mejor para enfrentarse a los problemas más espinosos del mundo».

        La autora Claudia Kalb escribió la historia de portada sobre Leonardo da Vinci del número de mayo de 2019 de la revista National Geographic.
        Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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