'Momento histórico': por qué la OMS ha aprobado ahora la primera vacuna contra la malaria

Este movimiento del organismo internacional marca el esperado pistoletazo de salida para este tipo de vacunas, que los expertos dicen mejorará la salud de millones de menores en riesgo.

Por Michael Greshko
Publicado 8 oct 2021, 14:44 CEST, Actualizado 8 oct 2021, 16:20 CEST
Vacuna contra la malaria

Un sanitario prepara una dosis de la vacuna contra la malaria en Ndhiwa, Condado de Homabay, al oeste de Kenia, el 13 de septiembre de 2019.

Fotografía de Brian Ongoro, AFP via Getty Images

Para millones de personas, la malaria es un siniestro tic-tac de muerte, desesperanza y pérdida. Cada siete segundos, alguien informa de un caso de malaria y, cada dos minutos, la enfermedad se cobra una vida de una víctima de menos de cinco años. Por eso, los expertos en salud pública se alegraron cuando este miércoles la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo el histórico anuncio de que aprobaba la primera vacuna contra la malaria.

Años de ensayos clínicos han demostrado que esta vacuna, conocida como RTS,S/AS01 o Mosquirix, es segura y ayuda a proteger contra la enfermedad, especialmente se se usa junto con otras herramientas para luchar contra la malaria. Con una eficiencia a 12 meses del 56 por ciento, a la RTS,S le faltan los impresionantes datos de eficiencia de las vacunas modernas. Aun así, el objetivo de la vacuna - el parásito Plasmodium falciparum- es mucho más complejo que un virus.

"Tenemos una serie de cosas en nuestra caja de herramientas para luchar contra la malaria y se usan todas juntas: mosquiteras, aerosoles,  quimioprevención", dice Sean Murphy, un desarrollador de la vacuna de la malaria de la Universidad de Washington en Seattle (Estados Unidos); "esta vacuna no puede reemplazar a todas esas herramientas".

Además, la recomendación de la OMS no sugiere el uso masivo de la RTS,S. Más bien, es el pistoletazo de salida para un mayor desarrollo de vacunas y marca el camino para que los países africanos hagan sus propias aprobaciones de la vacuna, con el apoyo de la OMS. Conseguir las decenas de millones de vacunas anuales necesarias requerirá miles de millones de euros de los gobiernos y donaciones filantrópicas a la ONG internacional GAVI, la Alianza para las Vacunas, que coordina la financiación de los programas de vacunación en países menos desarrollados.

Pero asumiendo que el desarrollo empiece pronto, los beneficios de esta vacuna podrían se impresionantes. En un estudio publicado el pasado noviembre en PLoS Medicine, los investigadores descubrieron que si se administraban de forma eficiente 30 millones de dosis de RTS,S en las subregiones de 21 millones de países africanos, la vacuna podría evitar entre 2,8 millones y 6,8 millones de casos cada año, y salvar la vida de entre 11 000 y 35 000 menores de cinco años.

"Esperaba desde hace mucho el día en el que pudiéramos tener una vacuna efectiva contra este vieja y terrible enfermedad", dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, en una rueda de prensa el miércoles; “hoy es ese día, es un día histórico.”

Diseñando la vacuna

En las últimas dos décadas, el mundo ha hecho un enorme progreso en su lucha contra la malaria gracias a uso generalizado de mosquiteras en las camas, el diagnóstico rápido y el uso estacional de medicinas preventivas contra la malaria. Entre 2000 y 2015, con todas estas intervenciones, la incidencia de los casos de malaria entre la población de riesgo cayó un 27 por ciento. Pero desde entonces se ha detenido ese descenso. Entre 2015 y 2020, los casos decrecieron menos de un dos por ciento.

En 2019, el mundo vivió aproximadamente 229 millones de casos de malaria, el 94 por ciento de los cuales se dieron en África. El día que aprobaron la vacuna contra la malaria, tras casi dos años de pandemia, la OMS ha registrado 236 millones de casos de COVID-19. También hubo millones de casos en Asia, Oriente Próximo y América. En suma, de estos casos se derivaron 409 000 muertes, dos tercios de las cuales eran de niños jóvenes.

Para conseguir otra vez que la lucha contra la malaria avance a buen ritmo, la OMS se ha esforzado por introducir la vacuna contra la malaria a la ecuación. Se están desarrollando más de 140 aspirantes a vacuna contra la malaria. Hasta la RTS,S ninguna se había ganado la aprobación oficial por parte de la OMS.

Hacer la vacuna contra la malaria es tremendamente difícil por la complejidad de la enfermedad. La mayoría de los casos de malaria están causados por el parásito Plasmodium falciparum, cuyo genoma contiene más de 5 000 genes, muchos más que los meros 12 genes que se mueven en el SARS-CoV-2, el coronavirus que provoca la COVID-19. Para complicar más el asunto, Plasmodium pasa por muchas etapas vitales a medida que la infección se extiende por el riego sanguíneo hasta el hígado y de vuelta al riego sanguíneo, cuando el parásito infecta a los propios glóbulos rojos.

"Los virus, realmente son muy complejos... [pero] cuando estás desarrollando una vacuna, el proceso es muy simple", dice Jason Kindrachuk, un virólogo de la Universidad de Manitoba en Winnipeg (Canadá). Con los parásitos, en cambio, "estamos ante organismos que responden a su entorno y pueden cambiar y adaptarse".

"¿Por qué no hemos tenido una vacuna antes? Desde luego no ha sido por falta de intentos", añade.

Durante décadas, los investigadores se han centrado en la fase de esporozoíto del Plasmodium, el momento en el que entra en el riego sanguíneo humano y termina llegando al hígado. En 1983, los investigadores descubrieron que los esporozoítos están cubiertos por una proteína, llamada CSP, que provoca una fuerte respuesta inmunitaria. En 1987, los investigadores de la compañía farmaceútica estadounidense GlaxoSmithKline y el Instituto de Investigación Walter Reed de la Armada de EE. UU. decidieron hacer una vacuna basada en esa proteína.

La idea de los investigadores era crear unas proteínas transportadoras - en este caso, una proteína de la superficie del virus de la hepatitis B, que se compaginaba con partes de CSP. Estas proteínas se unirían en gotas microscópicas llamadas "particulas imitadoras de vírus" que dispararían el sistema inmunitario y crearían anticuerpos contra la CSP. De esa manera, cualquier esporozoíto de Plasmodium cubierto de CSP provocaría una respuesta inmunitaria inmediata. (Esta técnica se usa para las vacunas del vírus del papiloma humano (VPH) o la hepatitis B).

Tras una primera prueba en humanos en 1996, los investigadores estuvieron dos décadas haciendo ensayos clínicos en países africanos, publicandu los resultados de los ensayos esenciales de fase tres en 2015. La razón principal para este proceso tan largo: la seguridad. La población objetivo de la RTS,S son los menores de entre cinco años y 18 meses, pero para probar que la vacuna era segura y eficiente, los investigadores tuvieron que empezar sus ensayos clínicos con adultos e ir bajando por los grupos de edad más jóvenes.

"Algunos criticaron el ritmo al que lo hicimos, pero realmente sentíamos que por la seguridad de esos críos y dad su alta vulnerabilidad necesitábamos realizar un proceso muy, muy cuidadoso", dice Joe Cohen, que co-inventó la RTS,S mientras era investigador en GlaxoSmithKline.

Desde 2019, más de 800 000 niños de Ghana, Kenia y Malawi han recibido al menos una dosis de la vacuna a través de un programa piloto de la OMS. Hasta la fecha, el programa ha dado un descenso del 30 por ciento en los casos de malaria severa entre los niños vacunados, por encima de los descensos conseguidos con otro tipo de iniciativas como mosquiteras para las camas.

Ahora, Cohen se congratula al oír que la OMS ha aprobado la vacuna que ayudó a dirigir durante esas décadas de estudios y ensayos. "No encuentro las palabras correctas", dice; "Qué alivio y qué emoción tan extraordinaria saber que la vacuna se podrá distribuir pronto y podrá tener un impacto tremendo en la salud pública en África".

Capas de protección

Comparada con las tremendamente efectivas vacunas contra la COVID-19 y otras inyecciones rutinarias, podría parece que la RTS,S tiene unos resultados modestos. Los ensayos de fase tres descubrieron que un pinchazo tenía una eficacia del 56 por ciento entre los niños de entre 5 años y 17 meses en su primer año de vacunación. Cuando se midió al paso de cuatro años, la eficacia de la vacuna caía al 36 por ciento.

La epidemióloga de la OMS Mary Hamel, que lidera el Programa de Implementación de la Vacuna contra la Malaria de la organización, remarcó en una entrevista en mayo que la RTS,S consigue unos resultados suficientes para marcar la diferencia en la lucha contra el paludismo. "Para poner todo esto en perspectiva, [la RTS,S tiene] una eficacia parecida a la eficacia de la mosquitera para dormir, y hemos visto el tremendo descenso en la mortalidad de la malaria con el uso de estas redes", dijo; "esto es algo que puedes añadir a eso".

El beneficio acumulado podría ser sustancial. En un estudio publicado el mes pasado en la revista New England Journal of Medicine, los investigadores liderados por Daniel Chandramohan, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, descubrieron que combinando la RTS,S y medicamentos preventivos antimalaria podía reducirse el riesgo de malaria severa en menores en un 70 por ciento.

El programa piloto de la OMS también descubrió que dos tercios de los menores de Ghana, Kenia y Malawi que no dormían con mosquitera por las noches también se beneficiaban de la vacuna de la RTS,S. Se se inocula junto con otras vacunas infantiles, un gran número de menores que en estos momento no pueden acceder a otras herramientas contra la malaria tendrán al menos la protección de la RTS,S.

Si tenemos en cuenta los efectos de por vida que tiene la malaria en el desarrollo físico y cognitivo de los menores, los beneficios de la vacuna son incluso más importantes, añade el mexicano Alejandro Cravioto, presidente del Grupo de Expertos de Asesoría Estratégica en Inmunización. "Un niño que está siempre enfermo está mutilado de por vida", dijo Cravioto en la rueda de prensa del miércoles; "en ese sentido, tener algo que los proteja, o les ayude a estar menos enfermos durante su periodo de crecimiento, es esencial".

Desplegando la vacuna

Kate O’Brien, directora del departamento de inmunización y vacunas de la OMS, dijo el miércoles en la rueda de prensa que GAVI debatirá a principios de diciembre cuando invertirá en la RTS,S. Por ahora, GAVI y sus organizaciones asociadas han comprometido más de 60 millones de euros para el proyecto piloto de RTS,S de la OMS, que ha administrado 2,3 millones de dosis hasta la fecha.

En un comunicado, GlaxoSmithKline se comprometió a aportar 15 millones de dosis de RTS,S cada año si se aportaban fondos y se ampliaban las aprobaciones en distintos países. La empresa también está trabajando para transferir la producción de la vacuna a la empresa india Bharat Biotech, que según el Wall Street Journal ocurrirá en 2028. GlaxoSmithKline también se comprometió a vender la vacuna solo un 5 por ciento más cara del coste de producción.

En la mesa de debate también están las pautas de vacunación. Mientras que el proyecto piloto de la OMS no ha vivido contratiempos hasta la fecha, especialmente teniendo en cuenta los retos que supone la COVID-19, la vacuna se está dando con una pauta de cuatro dosis: tres inyecciones en tres meses, empezando a los cinco meses de edad, y después un cuarto pinchazo de refuerzo a los 18 meses de edad. En la presentación de la OMS, O'Brien añadió que todavía se está estudiando la necesidad de la cuarta ronda de refuerzo.

A largo plazo, es casi seguro que la RTS,S no será la última vacuna contra la malaria que apruebe la OMS. La propia organización ha reconocido que vacunas con una mayor eficacia que la RTS,S salvarán todavía más vidas, por lo que se puso una meta ambiciosa en 2013. La idea de la organización de la salud es que, para 2030, quería poder contar con una vacuna contra el paludismo con una eficacia del 75 por ciento.

Una RTS,S mejorada de nueva generación, llamada R21, podría ser la primera en hacerse con ese puesto. Los estudios de laboratorio de la R21 empezaron en Oxford (Inglaterra)  entre 2010 y 2012 y, en 2019, los investigadores consiguieron hacer un ensayo de fase dos con 450 personas en el distrito sanitario de Nanoro de Burkina Faso, que descubrió que la R21 tenía una sorprendente eficacia del 77 por ciento. Se están desarrollando otras vacunas, incluidas algunas basadas en parásitos Plasmodium "atenuado" e inocuo que se administra por vía intravenosa.

Aunque todavía quedan muchos pasos por dar para la distribución de la RTS,S y otras vacunas contra la malaria, los responsables mundiales de la salud no le quitan el ojo a una cosa por encima de todas: el brillo de la esperanza.

"Todavía tenemos un largo camino que recorrer, pero este es un gran paso en la buena dirección", dijo Ghebreyesus; "esta vacuna es un regalo al mundo".

NOTA DEL EDITOR: Partes de este artículo han sido adaptadas de una historia anterior sobre las técnicas de la vacuna contra la malaria publicada en mayo de 2021.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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