Un siglo de insulina, la mejor arma contra la diabetes

El tratamiento de la diabetes cambió la historia de la medicina convirtiendo una enfermedad mortal hace un siglo en una afección con la que hoy conviven millones de personas.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 1 feb 2022, 15:20 CET
La reducción de la secreción y absorción de insulina conduce a un alto contenido de glucosa ...

La reducción de la secreción y absorción de insulina conduce a un alto contenido de glucosa en la sangre.

Fotografía de Wikimédia Commons

A fecha de hoy, más de 3 millones y medio de personas viven con diabetes en España, según cifras de la Organización Mundial de la Salud, una cifra que a nivel mundial se eleva hasta los 422 millones. según datos de Statista Research Department. Hace tan solo un siglo, esta enfermedad era mortal. Hoy en día, sin embargo, la realidad para quienes sufren diabetes pasa por varios pinchazos cada ciertas horas de un tratamiento de insulina. 

"No hay duda de que el descubrimiento de la insulina fue un hito fundamental, y también hay otra serie de hitos, como tratamientos con medicamentos orales, que también han mejorado muchísimo la calidad de vida de las personas con diabetes", afirma José Antonio Saz, portavoz de la Federación Española de Diabetes (FEDE).

La diabetes es un conjunto de trastornos del metabolismo cuya característica común es la presencia de concentraciones altas de glucosa en la sangre de manera crónica o casi crónica debido a un fallo en la producción de insulina, una resistencia para utilizar la glucosa o a un aumento de producción de glucosa, o bien una combinación de todas ellas.

La diabetes se asocia además a otras complicaciones como la pérdida de visión, la afectación de los riñones, los vasos sanguíneos y el corazón. Incluso pueden llegar a comprometer el cerebro o a la irrigación intestinal. Sin embargo sus complicaciones más comunes afectan al sistema nervioso periférico y autónomo.

El primer pinchazo de insulina de la historia

“La carrera hipoglucemiante terminó el 11 de enero de 1922, cuando Banting y Best llevaron a cabo el primer uso clínico de un extracto en un paciente diabético de 14 años de edad llamado Leonard Thompson. Leonard fue el primero en recibir la insulina”, afirma la Asociación de Diabetes de Madrid.

Sin embargo, la carrera para lograr este hito científico duró siglos y se encontró con muchos escollos. El primer gran descubrimiento se produjo en 1798, cuando el cirujano militar John Rollo descubrió que los cambios en la orina de los diabéticos se debían al azúcar y estableció las primeras recomendaciones en la dieta estas personas.

Las primeras referencias al estudio del tratamiento se encuentran a finales del siglo XIX, cuando algunos investigadores ya apuntaban a las sustancias del páncreas como las responsables de regular la glucosa. En 1869, Paul Langerhans descubrió las células pancreáticas que segregan la insulina y las bautizó con su apellido. Más tarde, en 1874, Adolf Kussmaul describió la respiración típica del coma diabético, y ya en 1881 William Hyde Wollaston logró medir la glucemia.

Durante los primeros años del siglo XX comenzaron a realizarse las primeras pruebas para tratar a los pacientes con extracto pancreático de animales. No fue hasta 1898 cuando F. Blumenthal comenzó sus pruebas con un extracto de páncreas que reducía la glucemia de forma exitosa, una fórmula que fue mejorada en 1906 por George Ludwig Zuelzer.

Las enfermedades en las ciudades del siglo XIX
Históricamente, las ciudades han sido centros de comercio, industria… y enfermedades. A principios del siglo XIX, había tal densidad de población en las ciudades que las enfermedades empezaron a propagarse a un ritmo sin precedentes. Parecía que no quedaban esperanzas hasta que se produjo una serie de descubrimientos científicos que desencadenaron una revolución en la higiene y la salud urbanas.

Sin embargo, el gran paso hacia el tratamiento lo dio el rumano Nicolás Paulesco en 1921, qué logro hallar una solución pancreática que podía inyectarse de forma intramuscular, pero que dejaba aún dolorosas consecuencias bajo la piel.

Finalmente, la carrera para lograr este tratamiento terminó en enero de 1922, cuando los canadienses Frederick Grant Banting y Charles Best lograron el primer uso clínico de la insulina. Fue el nombre Leonard Thompson el que transformó esta realidad y se coló en la historia de la medicina como la primera persona que lograba salvar su vida gracias a la insulina, descubierta. Diagnosticado de diabetes con 14 años, Thomson recibió la primera inyección, aunque las complicaciones debido a una fuerte alergia frenaron el tratamiento.

La Universidad de Toronto, que había logrado los avances científicos previos, no se dio por vencida y logró crear un segundo tratamiento con un nuevo extracto que rápidamente comenzó a mejorar la salud de Thomson. El descubrimiento de este tratamiento pudo darse gracias a la innovación tecnológica que logró purificar insulina inyectarla a las personas, lo que supuso la diferencia entre la vida y la muerte para quienes la padecen. En 1923, este descubrimiento daría a Banting y a John McLeod de la Universidad de Toronto el Premio Nobel de Medicina aunque fue un premio lleno de polémica porque en el equipo se disputaban los méritos.

Páncreas artificial, células madre y varios Nobel

Tras lograr este hito científico, comenzó a utilizarse páncreas de vaca para tratar de refinar aún más el proceso de purificación y, finalmente, en 1936, se creó la insulina que logró reducir el número de pinchazos a uno o dos al día.

En el año 1954 Frederick Sanger recibió el Nobel por determinar la secuencia química de la insulina y Rosalyn Yalow se llevó el galardón en 1977 por lograr medir la insulina en sangre. Pocos años después se logró crear la insulina humana recombinante que evita el rechazo del cuerpo.

“Todas las personas que tenemos diabetes sabemos que seguimos vivos gracias a la insulina, a estos dos señores”, afirma en una entrevista Aureliano Ruiz Salmón, miembro de la junta directiva de la FEDE. “La investigación sigue su curso pero tiene que ser en ambos tipos de diabetes, tanto la tipo 1 – que es un 10 por ciento de las personas que la padecen -, como la tipo 2”.

“Ha habido otros avances muy importantes, como la aplicación del ADN recombinante, que permitió asegurar el suministro de la insulina o el empleo de técnicas para prolongar la vida media, que permitió reducir el número de administraciones diarias y posteriormente el descubrimiento de los análogos de la insulina permitió reducir el efecto secundario principal que es la hipoglucemia”, afirma el director médico de Novo Nordisk, Francisco Pajuelo, en una entrevista de FEDE.

Entre las investigaciones que continúan avanzando, encontramos estudios que se están llevando a cabo en la línea del descubrimiento que se hizo en 1981 sobre la primera mini bomba de insulina que llevó al desarrollo de lo que se denomina páncreas artificial.

Esta combinación cuenta con un sensor de glucosa y un dispositivo informático que monitoriza continuamente los niveles de azúcar, inyectando la cantidad de insulina necesaria en cada momento. “Dejando a un lado el descubrimiento de la insulina, que sin duda es lo más importante, creo que la monitorización ha sido un avance inmejorable”, afirma Ruiz Salmón.

Además, las investigaciones actuales se centran en identificar a las personas en riesgo para tratar de prevenir el inicio de la enfermedad. Los estudios con células madre también están avanzando para tratar de regenerar las células que destruye la diabetes en el páncreas, y que así el paciente vuelva a ser capaz de producir su propia insulina.

“La apuesta por esta patología solo ha cumplido el primer centenario y esperamos estar muchísimos años ayudando a las personas con diabetes y cumpliendo el deseo de todos, llegar a su curación”, concluye Pajuelo.

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