Esto es lo que le pasa a tu cerebro si usas una app para ligar

"El cerebro está preparado para volverse adicto, sobre todo cuando se trata de amor", afirma un experto.

Por Leah Worthington
Publicado 21 mar 2024, 13:53 CET
Un joven pasajero consulta su móvil en un tren entre París y Tournan-en-Brie con flores.

Un joven pasajero consulta su móvil en un tren entre París y Tournan-en-Brie con flores. En un informe de Pew de 2023, el 53% de los participantes menores de 30 años afirmaron haber utilizado aplicaciones de citas para encontrar el amor.

Fotografía de Sophie Chivet, Agence VU, Redux

Para los románticos modernos, la función de hacer swipe (es decir, deslizar a la derecha) de las aplicaciones de citas se ha convertido en una abreviatura coloquial de la atracción y la búsqueda del amor. Pero ahora está en el punto de mira.

El día de San Valentín, una demanda presentada en Estados Unidos por seis personas acusó a las aplicaciones de citas más populares de diseñar funciones "adictivas y similares a un juego" para "encerrar a los usuarios en un bucle perpetuo de pago por jugar".

Match Group, propietaria de varios populares servicios de citas en línea (entre ellos, Tinder) y demandada en el caso, rechaza de plano las críticas, afirmando que la demanda "es ridícula y no tiene ningún fundamento".

Pero la noticia también ha llamado la atención sobre un debate en curso: ¿son realmente adictivas estas aplicaciones para ligar? ¿Y el comportamiento poco saludable de los usuarios es más culpa de las apps de citas o del reto que supone crear hábitos tecnológicos saludables en un mundo cada vez más digital?"

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¿Qué ocurre cuando hacemos 'swipe'?

La posibilidad de que la pareja perfecta esté a sólo un barrido de dedo de distancia puede resultar irresistible.

"El cerebro está preparado para la adicción, sobre todo cuando se trata del amor", afirma Helen Fisher, antropóloga biológica e investigadora principal del Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana (Estados Unidos). Estas aplicaciones "venden el mayor premio de la vida", afirma.

Elias Aboujaoude, profesor clínico de psiquiatría en Stanford (EE. UU.), afirma que las aplicaciones de citas dan a los usuarios un "subidón" que se produce al recibir un like o un match. Aunque los mecanismos exactos en juego no están claros, especula con la posibilidad de que esté implicada una vía de recompensa similar a la dopamina.

"Sabemos que la dopamina interviene en muchísimos procesos adictivos, y hay datos que sugieren que está implicada en nuestra adicción a la pantalla", afirma.

Parte del problema es que aún se desconoce mucho sobre el mundo de las citas en línea. No sólo los algoritmos de las empresas están protegidos por derechos de propiedad intelectual y son esencialmente una caja negra de búsqueda de pareja, sino que también hay escasez de estudios sobre sus efectos en los usuarios. "Es algo que sigue estando muy poco estudiado", afirma Aboujaoude.

Amie Gordon, profesora adjunta de Psicología en la Universidad de Michigan, está de acuerdo y afirma que predecir la compatibilidad es "un gran misterio conocido" entre los investigadores de las relaciones: "No sabemos por qué ciertas personas terminan juntas".

Match Group declinó hacer comentarios sobre cómo determinan la compatibilidad. Sin embargo, en una entrevista reciente con la revista Fortune, el director ejecutivo de Hinge (una aplicación de citas que dice estar "diseñada para ser borrada"), Justin McLeod, negó que el programa utilice una "puntuación de atractivo", y en su lugar construye un "perfil de gustos" basado en los intereses de cada usuario, así como en patrones de gustos y aversiones. En un post de la empresa, Hinge afirma que utiliza el algoritmo Gale-Shapley para elegir las parejas con más probabilidades de coincidir.

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¿Estas aplicaciones están diseñadas para crear adicción?

Como con cualquier otra plataforma de redes sociales, hay razones para creer que las aplicaciones de citas quieren mantener a sus usuarios enganchados. "Las aplicaciones de citas son empresas", afirma Kathryn Coduto, profesora adjunta de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Boston; "son personas que intentan ganar dinero, y la forma en que lo ganan es haciendo que los usuarios permanezcan en sus aplicaciones".

Match Group niega la acusación de que sus apps estén diseñadas para promover y sacar provecho del compromiso en lugar de la conexión. "Nos esforzamos activamente para que la gente tenga citas todos los días y salga de nuestras aplicaciones", dijo un portavoz de la compañía; "cualquiera que afirme otra cosa no entiende el propósito y la misión de toda nuestra industria". En su entrevista con Fortune, McLeod también mantuvo que el algoritmo de Hinge no está tratando de dirigir a los usuarios a pagar por una suscripción.

Fisher, durante mucho tiempo asesor científico jefe de Match.com, está de acuerdo y afirma que lo mejor para el negocio es que los usuarios encuentren el amor y les digan a sus amigos que también se suscriban.

Cheng "Chris" Chen, profesor adjunto de diseño de comunicación en la Universidad de Elon, afirma que, aunque los algoritmos concretos se mantienen en secreto, la forma en que están diseñados "no es precisamente neutral. Por ejemplo, deslizar el dedo es más divertido que pulsar, lo que hace que todo el proceso parezca más un juego", afirma.

Las aplicaciones de citas también utilizan tácticas inteligentes para que los usuarios vuelvan, como las notificaciones push y las "recompensas aleatorias que ofrecen, que realmente excitan nuestros cerebros porque no podemos predecir cuándo conseguiremos una pareja".

El profesor de sociología de Stanford Michael Rosenfeld considera que las aplicaciones de citas son relativamente útiles y fieles a su objetivo.

"La realidad es que millones de personas establecen relaciones y desinstalan las aplicaciones cada año", afirma; "en última instancia, la app no tendría usuarios si no estuvieran conectando a personas reales entre sí".

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¿El problema son las aplicaciones de citas, las redes sociales o la salud mental?

Los científicos han observado comportamientos poco saludables en las aplicaciones de citas, muy parecidos a los que se observan en otras redes sociales.

"Para mí hay una línea muy difusa entre lo que hacen las aplicaciones de citas y lo que han hecho las redes sociales", dice Aboujaoude. La gente "empieza a depender de las aplicaciones de citas por motivos de autoestima, para conectarse superficialmente, para subir temporalmente su estado de ánimo".

Sin embargo, la cuestión de si este comportamiento constituye una verdadera adicción es objeto de debate.

Coduto se muestra reacia a atribuir un diagnóstico médico al uso compulsivo de aplicaciones de citas. No existe una definición ampliamente aceptada de adicción en el contexto de las redes sociales, y la última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales no reconoce la adicción a Internet o a las redes sociales como un trastorno médico.

Aún así, afirma, algunos de los rasgos distintivos de la adicción están presentes, como la comprobación compulsiva de las aplicaciones de citas e incluso el síndrome de abstinencia.

Este comportamiento es más pronunciado entre las personas que experimentan ansiedad social y soledad, según Coduto, cuya investigación ha demostrado que la interacción entre estos dos estados emocionales conduce al uso compulsivo de aplicaciones de citas. Aboujaoude también ha observado que la gente pasa horas en aplicaciones de citas como mecanismo de afrontamiento de la depresión o la ansiedad, lo que también conduce a una satisfacción del usuario significativamente menor. Aunque eso no cumpla los criterios de adicción, dice Aboujaoude, "el hecho es que tiene las marcas de un comportamiento patológico".

Pero la idea de que las aplicaciones están convirtiendo a la gente en zombis solitarios y deslizantes podría tener más de pánico moral que de realidad.

Según Rosenfeld, cada año se establecen en Estados Unidos unos 15 millones de nuevas relaciones románticas o sexuales. El hecho de que no todas las personas encuentren la pareja perfecta en el tiempo que desean no significa que las aplicaciones no funcionen.

"No estoy de acuerdo con la demanda de que Match [Group] se aprovecha de la gente", afirma; "creo que en realidad están haciendo un trabajo de emparejamiento bastante eficiente".

Con infinitas opciones a un solo golpe de dedo, añade, "es más difícil para la gente encontrar a la otra persona que es exactamente lo que quiere... Y eso es frustrante".

Aunque los usuarios se beneficiarían de aclarar sus motivaciones para deslizar el dedo, los expertos dicen que las aplicaciones de citas también podrían ser más transparentes sobre sus algoritmos y construir interfaces que enfaticen la conexión real por encima de la gratificación instantánea.

"Imagina una aplicación que te recuerde: 'Has hecho 50 swipes en los últimos 5 minutos. Tómate un descanso'". dice Chen; "este tipo de función anima a los usuarios a reflexionar sobre su comportamiento y a gestionar su tiempo en la app de forma más consciente".

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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