Esta es la fulguración solar más intensa de la última década: ¿cómo afectará a la Tierra?

Este monstruoso estallido de radiación ya ha causado breves apagones de radio y podría provocar intensas auroras en los próximos días.

Por Andrew Fazekas
Publicado 9 nov 2017, 4:28 CET
Fulguración solar
El Observatorio de Dinámica Solar de la NASA observó esta imagen de una fulguración solar X9.3 el 6 de septiembre.
Fotografía de NASA, Gsfc, Sdo

El miércoles, por la mañana temprano, el sol expulsó dos fulguraciones monstruosas, la segunda de las cuales fue la más fuerte que hemos presenciado en más de una década. El estallido de radiación fue tan intenso que provocó apagones de radio de alta frecuencia en el lado de la Tierra en el que era de día y que duraron aproximadamente una hora.

Las fulguraciones solares son explosiones gigantescas en la superficie solar que ocurren cuando las líneas torcidas del campo magnético liberan súbitamente enormes cantidades de energía.

Los expertos en meteorología espacial clasifican las fulguraciones basándose en su intensidad, y las de clase X son las más fuertes. Estas explosiones pueden liberar tanta energía como mil millones de bombas de hidrógeno.

Según el Centro de Predicción de Meteorología Solar de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense, el sol comenzó a desatar su furia el miércoles a las 5:10 a.m. (hora del este), con una fulguración de categoría X2.2. Solo tres horas más tarde, el sol produjo una segunda fulguración con una impresionante categoría X9.3, la más fuerte registrada desde 2006.

La fulguración solar más intensa que se ha medido en la era moderna tuvo lugar en 2003, cuando los científicos registraron una explosión tan fuerte que se situó fuera de la escala con un nivel X28.

Llegados a este punto, los científicos están esperando imágenes de los satélites que observan el sol para confirmar si hay nubes gigantescas de partículas con carga, conocidas como eyecciones de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés), que pudieran tener la Tierra en su punto de mira.

Incluso un leve roce de una CME con el campo magnético de nuestro planeta puede provocar una tormenta geomagnética que puede afectar a los satélites, a la navegación por GPS y a la red eléctrica, y que también puede provocar auroras especialmente brillantes.

Los observadores de los cielos, especialmente aquellos que se encuentren en latitudes altas, pueden buscar posibles auroras que serán visibles en los cielos del norte durante el transcurso de esta semana.

Y el sol podría no haber puesto fin a su rabieta todavía. El mismo grupo de manchas solares que desató las fulguraciones del miércoles, conocidas por los científicos como la región activa 2673, expulsó el martes una fulguración mediana de clase M que también activó las alertas de auroras.

Aunque el sol se dirige ahora hacia su nivel mínimo de actividad en su ciclo natural de 11 años, estas manchas solares podrían reactivarse en los próximos días.

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