Así es la experiencia del turismo espacial

La instructora de astronautas Beth Moses, la primera mujer en volar en una nave espacial comercial, da consejos a los futuros turistas extraplanetarios.

Por Nadia Drake
Publicado 28 feb 2019, 13:10 CET
Beth Moses
Beth Moses (centro) flota en microgravedad a bordo de un vuelo de Virgin Galactic el 22 de febrero.
Fotografía de Virgin Galactic

La semana pasada, la empresa de vuelos espaciales comerciales Virgin Galactic envió a tres personas en un viaje de ida y vuelta al espacio. Una de ellas era Beth Moses, la instructora jefa de astronautas de la empresa. Era la primera vez que Moses, ingeniera aeroespacial que ha trabajado con la NASA, visitaba el espacio y, con este viaje, se ha convertido en la primera mujer en volar tan alto en una nave comercial.

Actualmente, el trabajo de Moses consiste en preparar a los clientes de Virgin Galactic para la que podría ser la experiencia de sus vidas: un viaje más allá de la atmósfera en el que experimentan microgravedad, en el que el cielo se oscurece y el horizonte terrestre se curva. Los billetes tienen un precio de casi 220.000 euros y, por ahora, 600 personas de 28 países aguardan su turno.

Todo el que se apunte debe superar un reconocimiento médico básico, pero a diferencia del selectivo programa de astronautas de la NASA, los turistas espaciales no tienen que contar con ninguna cualidad específica, solo tener mucho dinero, algo de intrepidez y un espíritu aventurero.

La empresa todavía no está preparada para comenzar las operaciones comerciales, ya que todavía deben completarse más vuelos de prueba, pero Moses afirma que ese día está «muy cerca». Moses nos ha hablado sobre la preparación de vuelo de los futuros astronautas y lo que espera que cambie cuando el espacio se vuelva más accesible.

La nave de Virgin Galactic, SpaceShipTwo, alcanzó una altitud de más de 88 kilómetros el 22 de febrero.
Fotografía de Virgin Galactic

¿Qué supone ser la instructora jefa de astronautas de Virgin Galactic?

Mi papel consiste en preparar para el vuelo espacial a cualquier astronauta que vuele en nuestra cabina de clientes y garantizar que estén preparados para que lo disfruten de la forma que prefieran disfrutarlo.

¿Cómo formas a la gente para esta experiencia?

Mi objetivo principal consiste en asegurarme de que lleguen al espacio sin ningún tipo de preocupación ni factores sorpresa. Quieren saber qué esperar y estar preparados para ello. No quiero que alguien llegue al espacio y pase un tiempo preguntándose qué son todos esos ruidos, dónde está el norte de la Tierra, si lo que ven por la ventana es normal o si el vuelo va bien.  Quiero que lleguen al espacio para pasárselo como nunca y sean capaces de disfrutar de todo lo que quieran.

Para ese fin, el entrenamiento consiste en un programa de tres días, en teoría, y el primer día se centra en la persona: el traje, el equipo, la comunicación, prepararla para elementos como la fuerza g. El segundo día se centra en la cabina, los otros clientes que volarán contigo, dónde están las vistas y en cierto modo te integras en una tripulación de pasajeros. Y el tercer día consiste en consolidarlo, ensayarlo y comprender la operación en su conjunto.

El cuarto día es el vuelo espacial.

Cuéntanos las experiencias que espera vivir la gente durante los vuelos.

Muy buena pregunta. Le he preguntado eso mismo a todos nuestros astronautas cuando los conocí. Algunas personas dicen que no lo saben, que les gustaría que los preparase para lo que deberían extraer de la experiencia y que les dijera qué no deberían perderse.

Después hay otras personas que tienen las ideas claras. Son gente que tiene ganas de montar en cohete y despegar, gente que quiere experimentar la ingravidez, gente que tiene ambiciones muy personales e introspectivas. Para algunas personas, es la ambición de toda una vida. Para otras, roza lo espiritual. Y luego están los que se mueren por contemplar las vistas, que son la gran mayoría.

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    Según la definición de la frontera de la Fuerza Aérea, los tres pasajeros llegaron al espacio.
    Fotografía de Virgin Galactic

    ¿Cómo fue tu vuelo espacial?

    Magnífico. Indescriptible. Una experiencia maravillosa, increíble y algo intensa. Nuestros clientes son personas con muchísima suerte. Yo viajé como miembro profesional de la tripulación de vuelo, tenía tareas que llevar a cabo durante el vuelo, pero incluso en esa situación me pareció absolutamente mágico.

    ¿Crees que podrás volver a subir?

    Claro, me encantaría, pero también quiero mandar al espacio a todas las personas que conozco y al resto de los humanos. Nuestro objetivo es abrir el espacio, abrirlo para cambiar el mundo y, si te soy franca, aunque me encantó, quiero garantizar que vuele tanta gente como sea posible.

    Muchos astronautas dicen que, si pudieran, harían que todo el mundo viera el planeta desde el espacio porque eso cambiaría la forma en que la gente interactúa en la Tierra y las cosas que valoramos, simplemente porque es una vista espectacular y ver el planeta como planeta resulta transformador.

    Sí, lo es. Ahora veo las fotos del espacio de una forma completamente diferente, porque no le hacen justicia. Fui consciente de que la Tierra era algo precioso y hermoso, muy debajo de mí, y también eres consciente de la majestuosidad del planeta.

    Virgin Galactic llega al espacio enviando el vehículo SpaceShipTwo al aire fijado a un avión llamado White Knight Two. A continuación, la nave espacial se separa y enciende sus cohetes para completar la subida.
    Fotografía de Virgin Galactic

    Me siento muy afortunada por haber volado el día que volé, porque el suroeste de los Estados Unidos estaba despejado y resplandecía con montañas cubiertas de nieve, exuberantes y verdes. Para mí, eso es lo que más destacó: todo estaba tan definido desde el espacio que ni siquiera puedo describirlo.

    ¿Y el cielo?

    Estaba muy negro. Un negro muy oscuro, el más oscuro que he visto jamás. Olvídate del vantablack [el material más oscuro fabricado hasta ahora]. Es un negro tan profundo que hace que la Tierra parezca marcada y brillante.

    Entonces, ¿podrán los futuros astronautas abrir una botella de champán en pleno vuelo?

    Tendremos que estudiar cómo hacer eso. Los proyectiles y las naves espaciales no son una buena combinación, ni los líquidos con la aviónica, pero nunca se sabe.

    Esta entrevista se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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