India lanza su histórica misión al polo sur lunar

La misión Chandrayaan-2 pretende ser la primera en realizar un aterrizaje suave en la región del polo sur lunar.

Por Michael Greshko
Publicado 23 jul 2019, 12:32 CEST
Aterrizador Vikram
Científicos y empleados observan el Vikram, el módulo de aterrizaje de la Chandrayaan-2, en un centro de pruebas de la sede de la Agencia India de Investigación Espacial, en Bangalore. Tras conseguir lanzar la Chandrayaan-2, India espera convertirse en el cuarto país que logre un alunizaje suave.
Fotografía de Karen Dias, Bloomberg via Getty Images

Ayer a las 11:13 (hora peninsular española), una nave dorada y brillante salió disparada hacia el cielo en medio de un pilar de llamas. La nave india Chandrayaan-2 se dirige ahora a la región del polo sur lunar y, si todo va como la seda, su aterrizador tocará la superficie a principios de septiembre.

Con esta misión, India aspira a convertirse en el primer país que logre un aterrizaje suave y controlado cerca del polo sur lunar y el cuarto país que consiga un alunizaje suave, sumándose a Rusia, Estados Unidos y China.

Su instrumental científico arrojará luz sobre el misterioso interior y la delgada exosfera de la Luna, y aportará detalles fundamentales sobre la composición química de la región del polo sur lunar, uno de los emplazamientos más importantes para los futuros astronautas lunares.

¿Quieres saber más sobre esta misión histórica a la Luna? Sigue leyendo.

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¿Qué es la Chandrayaan-2 y por qué es importante?

La misión Chandrayaan-2 es la última nave enviada a la Luna por la Agencia India de Investigación Espacial o ISRO, por sus siglas en inglés. La misión pretende continuar el trabajo del orbitador Chandrayaan-1 de 2008, la primera nave lunar de la India. Aunque el orbitador murió de forma prematura —a los 10 meses en una misión de dos años—, sus datos fueron cruciales para detectar agua helada en la superficie lunar. También supuso toda una inspiración para la comunidad científica india.

«En la última década, la Chandrayaan-1 ha inspirado al país a muchos niveles, y yo estoy en uno de ellos; empecé mi doctorado en 2009 tras el lanzamiento de la misión y, durante los siete años siguientes, fui investigador adjunto en la ISRO», cuenta Sriram Bhiravarasu, investigador adjunto del Instituto Lunar y Planetario y exintegrante del equipo del radar de la Chandrayaan-2. «Es una parte importante de mí».

El descenso seguro de la Chandrayaan-2 se sumaría a una serie de éxitos asombrosos del programa de ciencia planetaria de la ISRO. Cuando el orbitador marciano Mangalyaan llegó a Marte en 2014, India se convirtió en el primer país que logró visitar el planeta rojo en su primer intento. Las misiones científicas de la ISRO también destacan por sus presupuestos relativamente bajos. Crear misiones complejas a otros mundos suelen costar miles de millones, pero con un presupuesto de unos 129 millones de euros, la Chandrayaan-2 ha costado menos que la película de ciencia ficción Interestelar.

La nueva misión lunar ha marcado otro hito, ya que es la primera en la historia de la ISRO en la que dos mujeres ocupan ambos puestos de liderazgo. Muthayya Vanitha, directora del proyecto de la misión, había trabajado en la Mangalyaan, y Ritu Karidhal, directora de la misión Chandrayaan-2, desempeñó un papel importante a la hora de garantizar la llegada segura del orbitador al planeta rojo.

¿Dónde y cómo aterrizará la Chandrayaan-2?

Tres misiones anteriores, entre ellas la Chandrayaan-1, enviaron naves a toda velocidad al polo sur para que el impacto generara nubes de desechos que los orbitadores pudieran analizar químicamente. Y en 2009, los operadores del orbitador japonés Kaguya (SELENE) guiaron a la longeva nave hasta la superficie cerca del cráter meridional Gill. Pero la Chandrayaan-2 está diseñada para descender de forma controlada y operar en la superficie. A diferencia de la Chandrayaan-1, que solo constaba de un orbitador, la Chandrayaan-2 incluye un orbitador, un aterrizador y un róver.

Para garantizar un aterrizaje suave, la Chandrayaan-2 no apuntará directamente a la Luna. Empezará su viaje orbitando alrededor de la Tierra y sus propulsores alejarán a la nave poco a poco a lo largo de varias órbitas, hasta que parta hacia la Luna. Una vez se encuentre cerca de la Luna, la Chandrayaan-2 encenderá los propulsores para entrar en una órbita lunar circular a unos 100 kilómetros sobre la superficie.

A continuación, el orbitador se separará de su preciada carga: el aterrizador Vikram de 1471 kilogramos. El Vikram —que lleva el nombre del físico Vikram Sarabhai, el primer director de la ISRO— frenará de forma autónoma y estudiará la superficie lunar para detectar cráteres y posibles obstáculos.

Si todo va bien, el Vikram alunizará el 6 de septiembre y se posará sobre uno de los dos lugares de aterrizaje posibles entre el cráter Manzinus C y el Simpelius N, a una latitud de unos 70 grados sur. Estrictamente, el Vikram no aterrizará en el polo sur lunar, pero será el aterrizaje controlado más meridional que se habrá intentado en la Luna hasta la fecha.

Poco después de alunizar, el Vikram desplegará una rampa por la que saldrá el Pragyaan. Este róver de 27 kilogramos, cuyo nombre significa «sabiduría» en sánscrito, está diseñado para abarcar una distancia de 500 metros, impulsado por un panel solar de 50 vatios. El Vikram y el Pragyaan están diseñados para durar un día lunar entero, o unas dos semanas terrestres. Aunque no se sabe si sobrevivirán a la gélida noche lunar, su compañero orbital durará otro año.

¿Qué instrumental transporta la nave y qué experimentos científicos realizará?

La Chandrayaan-2 transporta 13 cargas útiles científicas: ocho en su orbitador, tres en el aterrizador Vikram y dos en el róver Pragyaan.

El orbitador, que es básicamente una versión mejorada de la Chandrayaan-1, transporta una cámara que podrá cartografiar la superficie lunar con una resolución de casi 5 metros. También puede cartografiar la presencia superficial de algunos elementos, como el magnesio, y podrá detectar la composición de la finísima exosfera lunar. Una cámara en particular aportará al Vikram y al Pragyaan imágenes en alta resolución de su lugar de aterrizaje. Y su sistema de radar podrá analizar las zonas de sombra perpetua dentro de los cráteres polares. Si hay «hielo sucio» mezclado con el suelo lunar, la Chandrayaan-2 será capaz de detectarlo.

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    La carga útil del Vikram incluye un sismómetro diseñado para detectar lunamotos y una sonda que medirá la densidad de electrones y otras partículas cargadas cerca de la superficie lunar. El róver Pragyaan también transportará un importante experimento científico: llevará un bloque de curio 244 radiactivo que proyectará rayos X y partículas de altas energías. Cuando su brillo bañe las rocas cercanas, los elementos de su interior emitirán fluorescencia, lo que permitirá que el Pragyaan observe su composición química.

    El objetivo general de la misión consiste en comprender la distribución del hielo de agua y otros compuestos preservados cerca de los polos lunares, así como la estructura del interior de la Luna. Dicha investigación ayudará a los científicos a comprender los orígenes de la Luna y el sistema solar, y ayudará a los futuros astronautas a cartografiar mejor las posibles fuentes de agua.

    Aunque el alunizaje en esta zona es complejo, la región del polo sur lunar es quizá el mejor lugar de la Luna para los humanos. Además del hielo de agua y otros materiales esenciales, sus elevados «picos de luz eterna» cerca del cráter Shackleton del polo sur están iluminados casi permanentemente, lo que aportará a los futuros exploradores un suministro casi continuo de energía solar.

    Pero comprender la procedencia del agua lunar y su actividad actual no es tarea fácil. Es probable que la Luna albergue tres tipos de agua distintos: restos primigenios de su nacimiento, hielo de agua traído a la Luna por los impactos de cometas e iones de agua formados desde cero en su superficie, quizá a partir de partículas cargadas del Sol. Hasta ahora, nadie sabe cómo interactúan estos diversos tipos de agua.

    «Podría decirse que es un ciclo de agua lunar, pero no sabemos nada al respecto», afirma Bhiravarasu. «Esta misión, si todo va bien con el instrumental que llevamos a bordo, añadiría una pieza importantísima a este puzle».

    ¿Cuál será el siguiente paso del programa espacial indio?

    El programa espacial indio no muestra señales de ralentización, sobre todo si la misión Chandrayaan-2 sale bien. Hace poco, la ISRO hizo un llamamiento para que las agencias espaciales internacionales contribuyan a la Shukrayaan-1, un orbitador a Venus que podría lanzarse en el año 2023.

    «El espacio siempre es brutal, así que con tres misiones logradas deberíamos viajar a lugares más lejanos», afirma Bhiravarasu. «Esto debería aportar mucha confianza en la ISRO en general para llevar a cabo más misiones planetarias en la próxima década».

    En agosto de 2018, el primer ministro indio Narendra Modi anunció la Gaganyaan, una ambiciosa misión de la ISRO que pretende construir y lanzar una nave orbital para astronautas indios para 2022. Si la Gaganyaan sale bien, India se convertiría en el cuarto país que lanzaría a sus propios astronautas al espacio en sus propios vehículos, sumándose a Rusia, Estados Unidos y China.

    El periódico Times of India informó en 2018 que la Gaganyaan tiene una dura trayectoria por delante, tanto en términos técnicos como presupuestarios. Pero la agencia espacial ha documentado cierto progreso por la parte de la tripulación. En junio, Kailasavadivoo Sivan, director de la ISRO, anunció que la Fuerza Aérea india seleccionaría a 10 posibles tripulantes para agosto de 2019 y, más adelante, seleccionará una tripulación final de tres astronautas. Y en julio, la ISRO firmó un acuerdo con Roscosmos, la agencia espacial rusa, para formar a estos astronautas.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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