El róver chino Zhurong consigue aterrizar en Marte

Tras un aterrizaje histórico en Marte, el róver Zhurong está preparado para buscar señales de agua y vida.

Por Andrew Jones
Publicado 17 may 2021, 10:35 CEST
La plataforma de aterrizaje en Marte y el róver chino Zhurong

La plataforma de aterrizaje en Marte y el róver chino Zhurong se ven en esta ilustración publicada en 2016 por la Administración Estatal de Ciencia, Tecnología e Industria para la Defensa Nacional de China. El róver se llama así por el dios del fuego de la antigua mitología china, que refleja el nombre chino del planeta rojo, Huoxing, que significa planeta de fuego.

Fotografía de Xinhua via Getty Images

El programa espacial chino ha dado un gran salto con el aterrizaje del róver Zhurong en Marte, el primer aterrizaje del país en otro planeta. Ahora, los equipos se preparan para sacar el róver de su plataforma de aterrizaje y colocarlo sobre la superficie polvorienta de Marte para comenzar una misión de búsqueda de evidencias de agua y pistas de vida pasada.

El aterrizaje convierte a China en el segundo país de la historia que deposita un róver en la superficie de Marte. Tras meses en órbita alrededor del planeta rojo, la sonda Tianwen-1 liberó el róver Zhurong para su aterrizaje en Utopia Planitia, una vasta llanura que en el pasado podría haber estado cubierta por un antiguo océano marciano. El róver de 240 kilogramos sobrevivió a un peligroso descenso a la superficie, incluida la entrada atmosférica, ralentizando las velocidades supersónicas con un paracaídas y, finalmente, empleando retrocohetes para depositarse sobre el suelo sano y salvo.

El róver Zhurong, que se llama así por el antiguo dios del fuego chino, tiene un tamaño similar a los róveres Spirit y Oportunity de la NASA, que aterrizaron en el planeta rojo en 2004 y enviaron imágenes y datos emocionantes sobre las condiciones de la superficie del planeta. El róver chino podría lograr descubrimientos importantes sobre el agua y la habitabilidad pasadas del planeta, allanando el camino para futuras misiones humanas a Marte.

«Aterrizar a salvo en Marte supone un reto enorme, sobre todo para el primer intento de aterrizaje suave de China», declaró Long Xiao, científico planetario de la Universidad de Geociencias de China, antes del aterrizaje. «Pero es un paso necesario para Marte y la exploración del espacio exterior».

Un descenso angustioso

Descender con éxito a la superficie de Marte es un reto extraordinario. Hasta este hito, solo la NASA había logrado aterrizar y operar una nave en la superficie marciana; en 1971, el aterrizador soviético Mars 3 transmitió la mitad de una foto antes de quedarse en silencio tras casi 100 segundos de misión. Al lograr aterrizar y recorrer Marte, China se ha adelantado a varias potencias espaciales.

El róver Zhurong atravesó los denominados «siete minutos de terror», el momento entre la entrada atmosférica y el aterrizaje en la superficie. La Administración Espacial Nacional China (AENC) solo pudo observar el aterrizaje autónomo desde casi 322 millones de kilómetros —tan lejos que se tardan 18 minutos en recibir una señal de Marte— y esperar que todo saliera según lo planeado.

Zhurong permaneció unido al orbitador, dentro de una «aerocáscara» diseñada para proteger el vehículo al atravesar la atmósfera marciana. Después de ser liberado y soportar una ardiente entrada atmosférica, se desplegó un paracaídas para ralentizar el descenso del róver.

A continuación, una plataforma de aterrizaje que sostenía el róver encendió los motores de los cohetes para realizar el descenso final hasta la superficie. Un telémetro láser y un escáner 3D proporcionaron los datos de altitud y terreno mientras se emplearon cámaras de forma autónoma para elegir un lugar donde aterrizar. 

Como parte de la misión Chang'e-3 a la Luna, China logró llevar un aterrizador robótico y desplegó su primer róver lunar en 2013.

Fotografía de Academia China de las Ciencias, Administración Espacial Nacional China, The Science and Application Center for Moon and Deepspace Exploration, Emily Lakdawalla de The Planetary Society y Andrew Bodrov, via Getty Images

Es mucho más fácil aterrizar en Marte que en la Luna, explica Michael Blanc, del Instituto de Investigación de Astrofísica y Planetología en Francia. Pero China ha tenido una serie de misiones lunares de éxito que la prepararon para un aterrizaje en Marte. La misión Chang’e-4, el primer aterrizaje de la historia en la cara oculta de la Luna en 2019, requirió «capacidad de alta tecnología» en inteligencia artificial y elusión de obstáculos autónoma, señala Blanc. Asimismo, los motores de los cohetes del Zhurong son similares a los que empleó China para aterrizar tres naves en la Luna.

Estas tecnologías, así como los paracaídas supersónicos que ha utilizado China para los regresos de los astronautas de la órbita terrestre en cápsulas espaciales, prepararon a la AENC para un amartizaje de éxito.

Un nuevo róver en Marte

Cuando las seis ruedas del Zhurong desciendan de la plataforma de aterrizaje y pisen el polvo marciano, el róver expandirá sus paneles solares plegables y explorará la zona, iniciando una misión primaria que durará tres meses. Sin embargo, el vehículo podría seguir funcionando más allá de esta meta conservadora. Los róveres Spirit y Oportunity, que funcionan con energía solar, tuvieron misiones primarias de unos 90 días y ambos acabaron explorando Marte durante años.

Utopia Planitia, considerada la ubicación de un antiguo mar, tiene capas sedimentarias que podrían contener evidencias de agua. Es más, estos estratos podrían contener restos de vida pasada el Marte, señala James Head III, científico planetario de la Universidad de Brown.

«Como el lugar de aterrizaje preseleccionado está cerca de un antiguo litoral marino y es diferente a otros, los datos científicos revelarán más secretos de Marte», afirma Long. Head añade que el lugar complementa una investigación realizada por los róveres Curiosity y Perseverance de la NASA en los lagos antiguos de los cráteres Gale y Jezero, respectivamente.

El róver Zhurong transporta un conjunto de seis instrumentos. Dos cámaras panorámicas y un generador de imágenes multiespectrales proporcionarán información sobre el terreno y su composición, mientras que un instrumento con un láser vaporizará rocas para analizar su composición, de forma similar a los espectrómetros láser a bordo del Curiosity y el Perseverance. Un magnetómetro medirá los campos magnéticos junto con un instrumento en el orbitador y una estación meteorológica medirá la atmósfera, la temperatura, la presión, el viento y el sonido de Marte.

Uno de los instrumentos más emocionantes a bordo del róver es un georradar, que se empleará para buscar embolsamientos de agua o hielo bajo la superficie. Head señala que el aterrizador Viking 2 de la NASA, que se estableció en una región ligeramente al norte del lugar de aterrizaje de Zhurong en 1975, consiguió imágenes de fenómenos fascinantes, como las contracciones del hielo y las heladas en la superficie de Marte, y un terreno con un patrón poligonal que podría haber sido creado por las contracciones del suelo bajo la superficie con el cambio de las estaciones.

El georradar del Zhurong rastreará la superficie en dos frecuencias diferentes y captará datos de eco de los estratos subyacentes, estudiando hasta 10 metros de profundidad en busca de hielos o aguas salobres bajo el suelo.

«Es probable que la Tianwen-1 pueda explorar y detectar cualquier nieve y hielo bajo la superficie empleando su carga útil», afirma Head. Dichos embolsamientos de hielo podrían ser valiosos para futuras misiones tripuladas y cualquier embolsamiento de agua o salmuera, protegido de la radiación de la superficie, podría proporcionar hábitats para formas de vida simples.

El próximo capítulo de la exploración espacial china

China compartirá los datos de la Tianwen-1 y el Zhurong del mismo modo que ha compartido los datos de sus misiones de exploración lunar, señala Long, lo que beneficiará a científicos planetarios de todo el mundo.

La misión también sentará las bases para el próximo viaje de China a Marte, un audaz intento de recuperación de muestras cuyo lanzamiento está programado para 2028. Además de Marte, el país planea lanzar una sonda a Júpiter —una misión que incluye un posible aterrizaje en la luna Calisto—, tomar muestras de un asteroide próximo a la Tierra y enviar un par de sondas similares a las Voyager a los confines del sistema solar.

«En la era de la exploración marina, China tiene la historia de los viajes de Zheng He al Sudeste Asiático y África», afirma Zhang Xiaoping, profesor adjunto del Laboratorio Estatal Key de Ciencias Lunares y Planetarias de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Macao, refiriéndose a las primeras expediciones del siglo XV. Zhang considera la misión de China a Marte una continuación de estos viajes de la dinastía Ming.

Dice que la Tianwen-1 y el Zhurong son «de gran importancia para estudiar el universo desconocido, estimular el interés científico de los jóvenes, estimular la creatividad de todo el país, mejorar la capacidad de explorar lo desconocido y expandir el espacio de vida de la humanidad».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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