¿Qué vehículo utilizarán los astronautas para atravesar la Luna?

La NASA espera que el diseño ganador ayude a construir un hábitat permanente en el polo sur de la Luna, rico en agua.

Ilustración conceptual de un Vehículo Terreno Lunar (VTL) para astronautas Artemis de Lunar Outpost, uno de los tres consorcios seleccionados por la NASA para diseñar un VTL para la misión de construcción de un hábitat permanente en la Luna.

Fotografía de Illustration courtesy Lunar Outpost, Lockheed Martin
Por Robin George Andrews
Publicado 16 may 2024, 11:41 CEST

Neumáticos que soportan 150 grados. Baterías que funcionan a temperaturas gélidas. Brazos robóticos para realizar minuciosas tareas de construcción. La capacidad de hacer un trompo en la superficie lunar. Todos ellos (excepto quizá el último) son requisitos de la próxima generación de vehículos lunares que acompañarán a los astronautas del programa Artemis de la NASA a la Luna.

Artemis no es el programa Apolo de tus padres (o abuelos): a partir de 2026, la NASA no planea limitarse a visitar la Luna, sino quedarse allí y construir un hábitat sostenible y permanente en el polo sur lunar, posiblemente rico en agua, que servirá como puesto avanzado de investigación, centro de ingeniería y nexo de unión de una economía extraterrestre.

Para ahorrar tiempo, maximizar sus aventuras exploratorias e impulsar su producción científica, la NASA ha decidido que sus futuros caminantes lunares dispongan de un Vehículo Lunar Terrestre (LTV, por sus siglas en inglés) que será el todoterreno por excelencia.

El mes pasado, la agencia espacial anunció que tres consorcios, encabezados por Intuitive Machines de Texas, Lunar Outpost de Colorado y Venturi Astrolab de California, habían sido elegidos para diseñar estos veloces vehículos extraterrestres. A lo largo del próximo año, cada uno de ellos será evaluado por la NASA, que elegirá al ganador con un contrato de 4600 millones de dólares.

En la actualidad, la misión Artemis III, prevista para finales de 2026, tiene como objetivo llevar astronautas a la Luna. El plan es desplegar el LTV ganador con la tripulación del Artemis V. ¿Cuál utilizarán los astronautas para, entre otras cosas, viajar por la superficie lunar?

Un prototipo del FLEX Rover de Venturi Astrolab realiza una prueba de campo cerca del Valle de la Muerte, California.

Fotografía de Astrolab

De Apolo a Artemis

Las tres últimas misiones Apolo contaron cada una con su propio Vehículo Lunar de Exploración, un rover eléctrico que ampliaba el radio de búsqueda alrededor de sus módulos de aterrizaje. "Tus herramientas, tus rocas, tu cámara, tú mismo. Si necesitas llegar a algún sitio a toda prisa, el rover es la forma de hacerlo", afirma Paul Byrne, científico planetario de la Universidad Washington (EE. UU.).

Pero eran objetos de un solo uso. "Les funcionaba tener este vehículo pequeño, ligero y desechable", dice Lara Kearney, directora del programa de la NASA para Actividad Extravehicular y Movilidad Humana en Superficie en el Centro Espacial Johnson.

Pero los tiempos han cambiado. "Lo que [la NASA] busca ahora es más una capacidad sostenible a largo plazo en la que probablemente volverán para establecer instalaciones o bases en algún lugar alrededor del polo sur de la Luna", dice Pete McGrath, Director de Operaciones de Intuitive Machines.

Eso significa que se necesita un rover (término coloquial para referirse a un vehículo espacial terrestre) que sea duradero, recargable, capaz de desplazar diversas cargas útiles, realizar innumerables investigaciones científicas e incluso moverse de forma autónoma (o ser pilotado a distancia desde la Tierra) cuando los astronautas ni siquiera estén presentes. La esperanza es que los LTV no sólo puedan seguir haciendo ciencia, sino también construir puestos avanzados y equipos, como redes de comunicaciones, antes de que lleguen los astronautas, lo que daría a los humanos más tiempo para llevar a cabo tareas científicas más complejas.

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    Representación del diseño conceptual del vehículo todoterreno lunar del equipo Moon RACER de Intuitive Machines.

    Fotografía de Illustration courtesy Intuitive Machines

    "Es como combinar el buggy lunar [de la era Apolo] y el vehículo científico de Marte. Eso es lo que intentamos hacer aquí", afirma Kearney.

    La NASA tiene una serie de requisitos básicos que deben cumplir los tres diseños. Los vehículos deben poder superar pendientes moderadas y tener una autonomía de 10 km desde el módulo de aterrizaje (o, en su caso, el hábitat) con una sola carga de batería. El vehículo y sus baterías alimentadas por energía solar deben ser capaces de sobrevivir durante unas horas en algunas de las regiones permanentemente oscuras del polo sur, zonas de frío glacial y sombra eterna en las que se cree que hay reservas de agua helada, que puede utilizarse para hidratarse, cultivar y fabricar combustible para cohetes.

    Estos tres vehículos no estarán presurizados, lo que significa que los astronautas tendrán que llevar trajes espaciales para utilizarlos. Y lo ideal sería que, en lugar de enviar varios vehículos para cada misión de astronauta, los LTV tuvieran una vida útil de 10 años.

    Es más fácil decirlo que hacerlo. El duro ciclo día-noche significa que "las llantas experimentarán temperaturas más frías que el nitrógeno líquido y 100 grados [unos 30 grados centígrados] por encima del agua hirviendo", dice Jaret Matthews, fundador y CEO de Astrolab.

    Las baterías de los vehículos eléctricos a veces tienen problemas en la Tierra; en la Luna, ocasionalmente gélida, este problema es mucho más grave. Mantener el LTV solar en el polo sur lunar bajo la cálida luz solar permanente es posible si se le puede ordenar que circule y persiga al Sol. Pero una opción mejor es crear baterías que puedan sobrevivir a la oscuridad. "Es un problema técnico muy difícil que tenemos que resolver", afirma Justin Cyrus, fundador y director general de Lunar Outpost.

    Luego está el suelo lunar: un material abrasivo y escurridizo a diferencia de la arena del desierto. "Es más como conducir sobre fibra de vidrio, y se pega a todo", dice McGrath. Cada LTV debe resistirse a sucumbir a él, pero si algo se estropea, el LTV debe poder repararse a sí mismo o ser reparado rápidamente por los astronautas.

    "No tengo una gasolinera ni un taller donde pueda repararlo", añade McGrath; "es como hacer una parada en boxes en la Indy 500: ágil, rápida y eficaz".

    (Relacionado: Así prueba la NASA los instrumentos que llevará a la Luna)

    Haciendo caballitos lunares

    A pesar de sus similitudes básicas, los tres LTV tienen una filosofía de diseño diferente. Y aunque los consorcios no pueden revelar demasiado sobre sus LTV individuales en plena competición, han ofrecido algunas pistas tentadoras.

    Lunar Outpost, en asociación con Lockheed Martin, General Motors, Goodyear Tire & Rubber Company y MDA Space, está fabricando un vehículo de transporte de última generación. "Es un camión espacial. Está pensado para mantener y construir infraestructuras a gran escala en la superficie lunar", afirma Cyrus. Explica que la avanzada tecnología de baterías les permitirá hacer funcionar el LTV durante la gélida noche lunar, con o sin astronautas presentes. Y su LTV, con un conjunto de brazos robóticos, debería ser capaz de realizar detalladas tareas de construcción y transporte de carga.

    Su caballo de batalla ya ha sido contratado para volar en varias misiones lunares inminentes dirigidas tanto por socios comerciales como por otras agencias espaciales. Y "queremos que sea la columna vertebral de la campaña Artemis", afirma Cyrus.

    Intuitive Machines es más conocida por ser la empresa que, a principios de este año, hizo aterrizar (aunque de forma un tanto accidentada) la nave espacial Odysseus en el polo sur lunar, la primera nave espacial estadounidense en la Luna desde 1972. Aprovechan esa valiosa experiencia y la de sus socios (entre ellos AVL, Boeing, Michelin y Northrop Grumman) para construir el Moon Reusable Autonomous Crewed Exploration Rover, o Moon RACER, LTV.

    Como su nombre indica, se trata de un diseño de LTV que se parece más a un coche de carreras, y que está centrado en el astronauta. "Boeing también construyó el vehículo lunar original", explica McGrath. Su diseño es altamente modular, explica, lo que significa que sus partes pueden ser fácilmente intercambiadas por otras, por humanos o (potencialmente) de forma autónoma.

    En colaboración con Axiom Space y Odyssey Space Research, el Flexible Logistics and EXploration, o FLEX, LTV de Astrolab tiene el aspecto de un elegante y compacto buggy. "Está diseñado para ser el vehículo más versátil jamás creado", afirma Matthews, señalando su arquitectura altamente modular. Ya disponen de un prototipo terrestre a escala real, y una versión del FLEX ya está lista para dirigirse a la Luna en una misión comercial de SpaceX Starship, llevando consigo 1,5 toneladas de instrumentos, experimentos y otras cargas. "Ese mismo diseño de plataforma central es también la base del diseño de nuestro Vehículo Terreno Lunar", afirma Matthews.

    (Relacionado: "India está en la Luna": ¿por qué es importante?)

    No sólo banderas y huellas

    No sabemos cuál de los tres LTV tiene más posibilidades de ser elegido por la NASA para formar parte del programa Artemis. Pero sí sabemos que el ganador no estará solo mucho tiempo: Para la misión Artemis VII, se espera que la agencia espacial japonesa (JAXA) haya terminado de construir su propio vehículo. Y éste estará presurizado, lo que significa que los astronautas irán dentro, sin traje espacial, desplazándose de un modo no muy distinto a como los exploradores utilizan los sumergibles robóticos para investigar el fondo marino.

    Este rover, que debe recorrer al menos 19 kilómetros con una sola carga, podrá alojar a los astronautas durante 30 días, lo que lo convierte en un vehículo de reconocimiento de largo alcance. "Es un gran cambio de las reglas del juego", dice Byrne; "podrías vivir en esta cosa. Ya no estás limitado por los consumibles de tu traje". Y si los astronautas necesitan vestirse para explorar a pie, pueden hacerlo.

    Tras el fin del programa Apolo, era difícil imaginar un puesto de avanzada humano en nuestro vecino lunar. Pero "toda la premisa de Artemis es tener una presencia sostenida en la Luna. No sólo banderas y huellas, sino volver y quedarnos", dice Matthews. Y los anuncios de licitación de vehículos lunares hacen que esta posibilidad parezca considerablemente más tangible. No es difícil imaginarse los cuatro rovers (utilizados por diversas agencias espaciales y empresas de vuelos espaciales) paseando por el polo sur lunar.

    "Así es como conseguiremos que el espacio sea sostenible", dice Cyrus; "así es como conseguiremos que la humanidad viva y trabaje en otros cuerpos planetarios".

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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