Salir de casa puede sacar a relucir el espíritu explorador de tus hijos

Veinte actividades divertidas que despertarán la curiosidad y la autoestima de tus hijos.

Por Maryellen Kennedy Duckett
Publicado 26 may 2020, 12:30 CEST
Fotografía de Inti St Clair / Getty Images

¿Buscas nuevas formas de educar y entretener a tus hijos? Visita NatGeo@Home, donde encontrarás todo tipo de recursos como pasatiempos, experimentos científicos, planes de estudio y actividades divertidas que hacer en familia.

Tus hijos pueden aprender conocimientos prácticos para la vida de los exploradores, ya sean Lewis y Clarke o Luke Skywalker. Observación, creatividad, seguridad y curiosidad son rasgos que comparten todos los aventureros y sacar a tus hijos a la naturaleza es una forma fantástica de promover estas cualidades. A continuación, te proponemos 20 ideas para fomentar el espíritu explorador que hay dentro de cada niño y niña.

Refuerza la observación

Jugad a ser detectives de árboles. Observad y recopilad pistas visuales (para no dañar ningún árbol), como la forma y el tamaño de las hojas, el color y la textura de la corteza y si el árbol tiene flores o conos. Después podéis usar una guía de campo para identificar los árboles.

Cread un mapa del barrio. Usa un rollo de papel kraft para que los niños dibujen los árboles, las casas, los jardines con perros y otros puntos de interés que observen en sus expediciones (o sea, en los paseos por el vecindario). El arte de la cartografía requiere atención al detalle y alienta a los niños a centrarse en todo lo que los rodea.

Fotografía de ParkerDeen / Getty Images

Jugad al bingo de la naturaleza. Imprime cartones de bingo con 25 espacios para llevarlos cuando vayáis de paseo. Rellena los espacios con elementos de la naturaleza que puedan buscar, como una telaraña, una roca irregular y aves locales. (Los flamencos de plástico no cuentan.)

Escoged un sitio de observación. Estableced un sitio donde podáis sentaros y observar todos los días, una práctica propia de los naturalistas. Los niños pueden elegir un sitio al aire libre, desconectar y sintonizar con la naturaleza durante 20 minutos al día. Si no aguantan tanto tiempo sentados, puedes intentar calmarlos con un cuaderno donde escriban o dibujen lo que observan.

Centraos en las características de las criaturas. Los animales tienen rasgos físicos distintivos que normalmente tienen un propósito, ya sea la cola peluda de una ardilla o las patas enormes de un conejo. Investigar por qué cada animal tiene el aspecto que tiene y actúa de cierto modo incentiva a los niños a observar la fauna silvestre en silencio.

Despierta la curiosidad

Diseñad un jardín apropiado para la fauna. ¿Quién sabe qué puede aparecer cuando creáis un espacio donde las aves, las mariposas y otros bichos pueden sentirse como en casa? Encarga a los niños que elijan las fuentes de alimento (como comederos o néctar y semillas de plantas autóctonas) y flora que proporcione espacios seguros para ocultarse de los depredadores y cuidar de sus crías.

Descubrid con una app. Un toque con la aplicación Seek de iNaturalist proporciona a los niños la capacidad de identificar plantas y fauna silvestre (siempre con supervisión directa). Usando una cámara, la tecnología de reconocimiento de imágenes y las listas de seres vivos observados habitualmente en tu zona, la aplicación ofrece pistas de lo que podrían haber descubierto tus pequeños exploradores. Las familias y los niños mayores de 13 años pueden conseguir insignias si comparten sus observaciones por Internet.

Observad cómo beben las plantas. Los niños siempre sienten curiosidad por cómo funcionan las cosas, plantas incluidas. Los tallos son básicamente pajitas para las plantas, así que para ver cómo absorben agua de la tierra, puedes probar este experimento. En un recipiente de cristal, mezcla agua y colorante alimenticio rojo, mete el extremo del tallo de un clavel blanco o una margarita y observa cómo se tiñen de rosa las flores sedientas al beber.

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    Fotografía de Roger Mcclean, Dreamstime

    Emprended un viaje de campo virtual. Amplía los horizontes de tus hijos sin salir de casa con las retransmisiones en directo del Aula Nat Geo Explorer. Los eventos en vídeo diarios y gratuitos ofrecen a los niños la oportunidad de hablar y aprender de exploradores reales de todo el mundo.

    Haced zoom. Las copas de los árboles y las colmenas pueden infundir algunos comportamientos no muy aceptables en los niños. Para remediarlo, distráelos con prismáticos con bajo aumento (que son más fáciles de sostener sin moverlos y proporcionan un campo visual más amplio) para ver más de cerca las partes de la naturaleza que los niños no pueden ni deben tocar. Busca un par con zoom 8x para que todo parezca estar ocho veces más cerca a simple vista, pero siempre manteniendo la distancia de seguridad.

    Potencia la seguridad en sí mismos

    Id de paseo por la noche. Cuando el sol se pone, salen las criaturas nocturnas. Si la familia sale a caminar por la noche, id con cuidado, estad atentos y colaborad para identificar sonidos como el ulular de los búhos o el croar de las ranas. Llevad linternas frontales para dar la sensación de que vivís una aventura (y por seguridad) y veréis todo tipo de bichos nocturnos.

    Mantened el equilibrio. Haz que los niños vean el mundo desde una nueva perspectiva colocando una slackline (o cinta tensa) a poca altura entre dos árboles u otros objetos fijos. Caminar sobre una slackline a 30 centímetros de altura exige equilibrio y concentración. Caer y volver a intentarlo proporciona la resiliencia que necesitan los niños para salir de su zona de confort y les hace ver todo lo que pueden conseguir.

    Sigue sus consejos. Los exploradores sufren contratiempos. La próxima vez que un árbol derribado bloquee un sendero o un parque esté cerrado, pide sugerencias a tus hijos. Obviamente, tú tomarás la decisión final, pero instar a los niños a que den su opinión y compartan su razonamiento los ayuda a sentirse valorados y capaces.

    Una niña practica paddlesurf en el mar.

    Fotografía de praetorianphoto / Getty Images

    ¡Id al oeste! O al norte, al sur o al este: enséñales a usar una brújula. Podéis turnaros para caminar de norte a sur usando solo la aguja de la brújula como guía para que siempre sepan a dónde van.

    Probad algo nuevo en la naturaleza. El paddlesurf, la espeleología o simplemente cederles el mapa cuando hagáis senderismo abre a los niños a vivir experiencias nuevas y hace que se sientan intrépidos y seguros de sí mismos. Solo por diversión, pregúntales a ellos qué actividad quieren hacer.

    Fomenta la creatividad

    Fotografía de Imgorthand / Getty Images

    Cread una guía de la biodiversidad del jardín. Si un viajero interplanetario viniera a visitaros, ¿qué seres vivos querrían enseñarle tus hijos? Centraos en la biodiversidad local y usad herramientas digitales o el papel y el lápiz de toda la vida para documentar sus recomendaciones.

    Organizad una exposición fotográfica de cosas pequeñas. Fomenta la creatividad invitando a tus hijos a fotografiar las partes pequeñas de la naturaleza (como un trocito de corteza en lugar de un árbol entero). Imprimid y exponed las fotos en una galería en el pasillo. Celebra una "inauguración" para que tus fotógrafos incipientes puedan hablar sobre su obra.

    Practicad "microsenderismo". Una regla, una lupa y la creatividad es lo único que necesitáis para reduciros a senderistas del tamaño de hormigas. Usando la regla para marcad la longitud del sendero y su imaginación para fingir que son pequeñitos, los niños pueden tumbarse y usar la lupa para descubrir los secretos del mundo en miniatura, avanzando pasito a pasito.

    Si los árboles pudieran hablar... ¿Qué dirían tras haber estado en un mismo lugar durante 50 años o más? Propón este tema para que escriban historias o lleven un diario semanal sobre un árbol cercano, de forma que puedan ver el mundo desde la perspectiva de la naturaleza. Añade fotos de acontecimientos memorables que hayan presenciado los árboles, como una ventisca en enero o una barbacoa en julio.

    Jugad con los ojos vendados. En un parque o en el jardín, los niños pueden turnarse para guiar a la persona vendada. Un niño debe guiar al otro con palabras para que realice una serie de ejercicios en la naturaleza (como rodear un árbol, oler flores o esperar para escuchar el canto de un pájaro). El guía puede inventarse instrucciones creativas y la persona vendada puede seguirlas de forma creativa.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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