Página del fotógrafo

Axel Öberg

Saker Hossein Nabavi, su esposa Sakine y su bebé llegaron de Afganistán cuando Saker era entrenador del equipo afgano de boxeo. Ahora imparte clases de boxeo en el gimnasio un par de veces por semana.

Marwan Ayab, de 10 años de edad y procedente de Damasco, Siria, juega en la nieve.

Roya Hosseini, de 14 años, huyó hacia Suecia con su familia. La mayoría de los refugiados sueñan con llegar a Europa y traer a sus familiares después.

El sirio Mohammed Ashamed llegó a Riksgränsen desde Aleppo con su hija, Amil.

Hamza Flayyih de Baghdad solía jugar al fútbol continuamente, dice, pero no puede jugar en el exterior. “Estoy esperando que llegue el verano y ser transferido a algún lugar con un campo de fútbol donde poder jugar”.

Ishaq Alrawi llegó desde Fallujah, Iraq, atravesando Turquía hace un mes con su madre Nuha, retratada aquí, y su padre.

Jean Paul “JP” Pozzi, encargado de Riksgränsen, con su pareja Kristiina Lampinen, que también trabaja en Riksgränsen, dice que todo ocurrió muy deprisa este otoño, cuando decidieron aceptar a 600 refugiados.

Suecia posee una creciente población de eritreos. Segan Johannes, de 13 años, es una de los muchos eritreos que han huido de la opresión en su país.

Adila Mohsini y sus hijos (empezando por la izquierda): Zahra Rizai, Jaafar Rizai y Adis Rizai. Llegados desde Afganistán a Riksgränsen en octubre. La Agencia de Migración Sueca estima que alrededor de 40.000 refugiados de Afganistán llegaron a Suecia en 2015.

Abdullah Hammadi, 15 años, originario de Salahhidin, provincia de Iraq.