Las líneas de Nazca: un enigma que persiste tras 80 años

Estos geoglifos componen patrones geométricos y formas de animales. ¿Pero cuál es su propósito?

Por Jason Golomb
Publicado 9 nov 2017, 4:17 CET
Líneas de Nazca 01
El subsuelo amarillo muestra dónde se trazaron las líneas de Nazca sobre la superficie de las piedras.
Fotografía de Bates Littlehales

Un avión sobrevuela el desierto del sur de Perú a medida que la fría palidez y monotonía de las rocas y la arena se reorganiza y cambia de forma. Las distintivas líneas blancas evolucionan gradualmente a partir de colores rojizos y oscuros. Estas franjas blancas se entrecruzan en un desierto seco en el que llueve menos de 2,5 centímetros cada año. El paisaje se altera mientras las líneas cobran forma para elaborar diseños geométricos simples: trapezoides, líneas rectas, rectángulos, triángulos y espirales. Algunas de las espirales y formas en zigzag empiezan a crear patrones más diferenciados: un colibrí, una araña, un mono… 

Estas son las famosas líneas de Nazca, objeto de misterio durante 80 años. ¿Cómo se formaron? ¿Cuál era su propósito? ¿Estuvieron implicados los alienígenas en su creación?

Estas líneas se encuentran en una región de Perú a unos 320 kilómetros al sureste de Lima, cerca de la moderna ciudad de Nazca. En total hay unas 800 líneas rectas, 300 figuras geométricas y 70 diseños de plantas y animales, también llamados biomorfos. Algunas de estas líneas rectas se prolongan a lo largo de 48 kilómetros, mientras que la longitud de los diseños biomorfos varía desde los 15 a los 365 metros (la misma altura que tiene el Empire State).

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El descubrimiento de las líneas

El arqueólogo peruano Toribio Mejía Xesspe fue el primero en estudiar de forma sistemática estas líneas en 1926. Sin embargo, ya que los trazados son prácticamente imposibles de identificar desde el nivel del suelo, el público las conoció con la llegada de la aviación, gracias a los pilotos que volaban en aviones comerciales sobre Perú en la década de 1930.

El profesor estadounidense Paul Kosok también las investigó y viajó hasta una de las líneas, donde se encontraba el 22 de junio de 1941, un día antes del solsticio de invierno. Al final de un día entero estudiando las líneas, Kosok levantó la mirada de su trabajo en el momento preciso para observar la puesta de sol directamente alineada con el trazado. Kosok denominó a esta extensión desértica de más de 800 kilómetros cuadrados «el mayor libro de astronomía del mundo».

Después de Kosok, la alemana Maria Reiche se dedicó a estudiar las líneas durante 40 años y se la empezó a conocer como «la Dama de la Pampa». Fue inflexible a la hora de abogar por su teoría de que las líneas servían a un propósito astronómico y como calendario, y recibió una subvención de National Geographic en 1974 por su trabajo. Reiche también luchó sin ayuda por proteger el lugar e incluso vivió en una pequeña casa cerca del desierto para proteger personalmente las líneas de los visitantes imprudentes.

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¿Qué son estas líneas?

Estas líneas se denominan geoglifos, dibujos sobre el suelo realizados mediante la extracción de roca y tierra para crear una imagen en «negativo». Las rocas que cubren el desierto se han oxidado y desgastado hasta obtener un oscuro color rojizo, y al retirar los 30 o 40 centímetros superiores de roca, se deja al descubierto una arena de color pálido que contrasta con el color de la superficie circundante. Debido a la escasez de lluvia, viento y erosión, los diseños expuestos han permanecido prácticamente intactos entre 500 y 2.000 años.

Los científicos creen que la mayoría de las líneas han sido trazadas por los pueblos nazca, que prosperaron entre los años 1 d.C. y 700 d.C.

Algunas zonas de la pampa parecen una pizarra usada, con líneas que se sobreponen a otras líneas y diseños atravesados con líneas rectas de orígenes tanto antiguos como más modernos.

Las teorías astronómicas de Kosok y Reiche se mantuvieron como ciertas hasta la década de 1970, cuando un grupo de investigadores americanos viajó a Perú para estudiar los geoglifos. Esta nueva ola de estudios empezó a encontrar agujeros en la hipótesis arqueoastronómica sobre las líneas (por no mencionar las teorías radicales de la década de 1960 que relacionaban las líneas con alienígenas y antiguos astronautas).

Johan Reinhard, explorador residente de National Geographic, aportó una visión multidisciplinar al análisis de las líneas: «Hay que tener en cuenta el enorme sistema ecológico, lo que se encuentra en torno a Nazca, dónde estaban los pueblos nazca». En una región que apenas recibe 20 minutos de lluvia al año, está claro que el agua es un factor importante.

«Parece probable que la mayoría de las líneas no señalasen nada en el horizonte geográfico o celestial, sino que conducían hacia los lugares donde se llevaban a cabo los rituales para obtener agua y cultivos fértiles», excribió Reinhard en su libro Las Líneas de Nazca: Un Nuevo Enfoque sobre su Origen y Significado.

Anthony Aveni, un antiguo beneficiaro de una beca National Geographic, está de acuerdo: «Nuestros descubrimientos muestran claramente que las líneas rectas y las formas trapezoidales están relacionadas con el agua… pero no se utilizaban para encontrar agua, sino que se empleaban como conexión con los rituales».

«Los trapezoides son grandes y amplios espacios donde la gente puede entrar y salir», explica Aveni. «Los rituales probablemente tenían que ver con la antigua necesidad de apaciguar o pagar deudas a los dioses… muy posiblemente para suplicarles que enviasen agua».

Reinhard señala que los diseños y los temas en espiral también se han encontrado en otros yacimientos peruanos. El simbolismo animal es común en toda la zona de los Andes y se han encontrado diseños biomorfos dibujados sobre la llanura de Nazca: se cree que las arañas son un símbolo de la lluvia, los colibríes se asociarían con la fertilidad y los monos pueden encontrarse en el Amazonas, un área que tiene agua en abundancia.

«No existe una única comprobación que demuestre la veracidad de una de las teorías sobre las líneas, pero la combinación de arqueología, etnohistoria y antropología ha logrado construir un argumento sólido», explica Reinhard. Si añadimos las nuevas investigaciones tecnológicas a esta mezcla, no cabe duda de que nuestro entendimiento de las líneas de Nazca seguirá evolucionando.

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