Descubierta una tumba de 1.700 años de antigüedad perteneciente a un rey maya de la «dinastía ciempiés»

Entre los objetos encontrados en la tumba se encuentra una serie de huesos pintados y una máscara funeraria.

Por Sarah Gibbens
Publicado 9 nov 2017, 4:28 CET
El yacimiento «Burial 80»
El yacimiento «Burial 80» durante la excavación. Una taza de piedra blanca se encuentra en el centro rodeada de huesos pintados siglos después del entierro.
Fotografía de Juan Carlos Pérez, Proyecto Arqueológico Waka’ y el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala

Cuando el equipo de investigadores se acercaba al final de las excavaciones en El Perú Waka', un pequeño asentamiento en el norte de Guatemala, uno de los científicos se encontró de forma inesperada una serie de huesos enterrados pertenecientes a un antiguo gobernante maya.

«Llegó por accidente al pie de una tumba y ahí pudieron observar los huesos del rey», explica el codirector de la investigación David Freidel. A continuación, el equipo de arqueólogos y antropólogos del proyecto arqueológico El Perú Waka' procedió a llamar al ejército guatemalteco para asegurar la región, un procedimiento estándar para evitar saqueos, según Freidel.

Los restos pertenecen a un varón enterrado «con la cabeza hacia el este, envuelta en tela y colocada sobre sus vasijas de ofrendas», afirma Freidel. Todo ello son pruebas de la importancia de esta persona, lo que llevó al equipo a la conclusión de que se trataba de un miembro de la clase gobernante.

¿Cómo supieron los investigadores que la tumba pertenecía a un rey? Sin inscripciones oficiales sobre los objetos o en las paredes de la tumba, solo es posible especular, señaló Freidel. Sin embargo, hay una serie de pruebas en la tumba que les ayudaron a formar una hipótesis sobre el dueño de los huesos con mayor seguridad.

Su suposición más probable es que podría ser el rey Te’ Chan Ahk, cuyo nombre se ha documentado pero de quien se sabe más bien poco.

Los huesos estaban pintados con un color rojo que, según especulan los investigadores, habría sido fabricado a partir de un producto químico derivado del mercurio denominado cinabrio. Los huesos se pintaron con motivos ceremoniales en torno al año 600 d.C., siglos después de que el rey muriese y de que su carne se descompusiera. La muerte no significaba el final de la vida para los líderes mayas políticos y religiosos. Los mayas, que tenían la creencia de que sus almas permanecían activas, solían entrar en las tumbas de los muertos para rendirles homenaje.

El rey habría sido uno de los primeros miembros de los Waka, o «dinastía ciempiés», que abarcó desde el siglo IV al VIII. La datación inicial realizada sobre los objetos descubiertos en la tumba sitúan el entierro entre el 300 y el 350 d.C. Se trata de una de las tumbas reales más primitivas descubiertas en esta región de Guatemala.

En torno a la tumba se erigió un elaborado recinto durante los años posteriores a su construcción, según señaló Freidel. Este yacimiento, al que los investigadores se refieren como «Burial 80», ha sido un núcleo de pruebas del pasado maya de Guatemala. En 2012, el equipo realizó uno de sus descubrimientos más impresionantes al descubrir la tumba de una reina maya conocida como la «Dama Serpiente Señor». Por su parte, en 2006 se especuló que se había descubierto al primer mandatario Waka.

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Identificar a un rey

Aunque muchos de los huesos y objetos encontrados en la tumba están bien conservados, los muros de la pequeña sala se han derrumbado desde su construcción. Alrededor del templo se construyó un gran recinto palaciego y una probable invasión desde una región maya vecina podría haber provocado daños estructurales. Los investigadores tuvieron que meterse en la sala a gatas.

La máscara de jade pintada con cinabrio rojo descubierta durante las excavaciones. La parte superior representa un símbolo que indica relación con el dios maya del maíz.
Fotografía de Juan Carlos Pérez, Proyecto Arqueológico Waka’ y el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala

El artefacto más revelador desenterrado durante la excavación es una máscara de jade en la que aparece el rey con un adorno que se suele ver en representaciones del dios maya del maíz. Freidel explica que los reyes solían ser retratados como figuras religiosas. Las pinturas sobre las paredes de la tumba también muestran al rey como figura religiosa y las piedras de jade unidas a sus dientes indican que estaba vinculado a la clase alta.

En total, se han recuperado 22 objetos, 20 de ellos vasijas funerarias ceremoniales, una especie de olla de barro ancha y poco profunda.

«Todas las vasijas habrían sido fabricadas rápidamente, lo que implicaría que esta persona habría muerto de forma inesperada», afirmó Damien Marken, uno de los investigadores que participaron en el proyecto. También señaló que a muchas de las vasijas les faltaba la simetría y la destreza artesanal que se suele ver en la alfarería maya.

Marken explicó que las pequeñas vasijas habrían contenido ofrendas como tamales, chocolate y otros alimentos destinados a acompañar al fallecido en su viaje al más allá. Para saber con seguridad quién era, Freidel y su equipo llevarán a cabo análisis químicos de los residuos hallados en algunas de las vasijas. Está de acuerdo con Marken en que algunas habrían contenido alimentos, pero su hipótesis es que también podría haber residuos de sustancias tóxicas, quizá nicotina o ginseng, que ya se han encontrado en otras vasijas funerarias mayas.

El equipo lleva excavando en Waka desde el 2003 y según ellos todavía queda mucho por descubrir. Las excavaciones en la antigua ciudad se reanudarán la próxima primavera.

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