Semíramis: el barco que surgió del frío

Los 229 supervivientes de la fuerza expedicionaria de voluntarios comandada por Agustín Muñoz Grandes, la 250 Infanterie-Division, más conocida en España como “División Azul”, llegaron a Barcelona el 2 de abril de 1954 procedentes del puerto de Odessa.

Por Manuel Moncada Lorén
Publicado 2 abr 2018, 17:09 CEST
Los españoles del Semíramis llegan a Barcelona
Los repatriados de la División Azul llegan al puerto de Barcelona a bordo del barco Semiramis.
Fotografía de Pérez de Rozas

El deshielo estalinista

La muerte en 1953 del dictador soviético, Iósif Stalin, desencadenó un paulatino deshielo del férreo estalinismo que tan lejos había llevado a la URSS en apenas tres decenios. Los jerarcas rusos y el proletariado advirtieron la necesidad de acometer una serie de reformas que disolvieran los aspectos más negativos del régimen estalinista.

El aparato estalinista generó un régimen excesivamente rígido y burocrático que al igual que había sucedido durante la contienda a nivel militar, llegó a suponer un obstáculo para el desarrollo de la segunda potencia industrial del mundo.

En una época en la que los “enemigos del pueblo” habían sido ya purgados y la victoria en la Gran Guerra Patria (como se conoce en Rusia a la Segunda Guerra Mundial) aseguraba una posición dominante, la clase dirigente soviética cambió el discurso.

Un grupo de españoles leen el diario Marca durante una pausa en los combates del frente ruso.
Fotografía de Bundesarchiv

El Semíramis y los 229 supervivientes del GULAG

Fruto de esta política de “deshielo” soviético en plena Guerra Fría y gracias a la mediación de la Cruz Roja francesa, los 286 españoles que volvieron del frío (entre los que se contaban 229 veteranos de la División Azul, 19 desertores del Ejército Rojo, 4 niños, 19  marinos mercantes y 15 alumnos de la aviación republicana) embarcaron en el puerto ucraniano de Odessa rumbo a Barcelona.

El aparato propagandístico del régimen del general Franco se puso a trabajar a toda máquina con el objetivo de que la recepción del buque en la ciudad condal fuera un acontecimiento épico. Con tal propósito la jornada recibió el nombre de ‘día de júbilo nacional’.

La expectación iba creciendo a medida que el barco se aproximaba a la costa catalana: Radio Nacional retransmite los nombres de los supervivientes del éxodo ruso, llevando a través de las ondas oleadas de esperanza a unos hogares en los que ya no esperaban a nadie.

Ante tal colosal acontecimiento, las radios se convirtieron en improvisados puntos de reunión donde las emociones estaban a flor de piel. Como quien consulta un acta de resultados tras un examen, los oyentes escucharon temerosos la difusión de la lista.

A medida que el locutor iba pronunciando los nombres de los falangistas supervivientes de Agustín Muñoz Grandes, las escenas de júbilo espontáneo se mezclaron con los lamentos por quienes no volverían.

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    El comandante de la División Azul, Agustín Muñoz Grandes.
    Fotografía de Bundesarchiv

    Balance de bajas de los voluntarios españoles en Rusia

    De los cerca de 47.000 voluntarios españoles que marcharon a Rusia, las estimaciones hablan de 4.954 bajas, 8.700 heridos y 372 prisioneros por el Ejército Rojo.

    Estos 372 prisioneros fueron enviados al GULAG, donde tuvieron que esperar hasta la muerte de Stalin durante 12 largos años de trabajos forzados. Solo volvieron 229 aquel 2 de abril de 1954.

    Una columna de voluntarios españoles con uniforme de la Wehrmacht marcha por un camino ruso.
    Fotografía de Schröter

    La División Azul hoy en día

    Según informó el Ministerio de Defensa el pasado mes de marzo, España ha destinado 23.000 euros durante los últimos 15 años para la repatriación de los restos mortales de 29 miembros de la División Azul, con un coste de 800 euros de media.

    La asociación alemana Wolksbund Deutsche Kriegsgräberfürsorge (Cementerios de los caídos de guerra alemanes), entidad responsable para la búsqueda de los restos de los combatientes que participaron en la última gran deflagración mundial, cuenta con la autorización para localizar en Rusia el paradero de los caídos de la División Azul durante la Segunda Guerra Mundial.

    El Ministerio de Defensa y la Dirección de Asistencia al Personal (DIAPER), son los organismos encargados de llevar a cabo las repatriaciones de los caídos españoles a nivel global. Con la misión de devolver al fallecido junto a sus seres queridos, la DIAPER asegura la repatriación de los militares enterrados en el extranjero además de la repatriación a sus países de origen de militares extranjeros enterrados en España.

    Puesta en contexto y dada la magnitud del conflicto, la intervención española no fue un aporte decisivo en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la participación de países oficialmente no beligerantes en el desarrollo de los conflictos internacionales sigue estando a la orden del día.

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