El árbol más antiguo de Europa: un pino de los Balcanes de 1.230 años

Al parecer, este pino ha vivido en un parque nacional italiano durante 1.230 años y en los últimos años ha experimentado un crecimiento acelerado.

Por Sandrine Ceurstemont
Publicado 28 may 2018, 12:44 CEST
Los científicos determinaron la edad de este pino de los Balcanes de 1.230, apodado Italus, usando una novedosa combinación de dendrocronología y datación por radiocarbono.
Fotografía de Gianluca PiovESAn

Un equipo de expertos ha determinado que un curtido pino que crece en el sur de Italia tiene 1.230 años, lo que lo convierte en el árbol más antiguo de Europa datado científicamente.

Además, el antiguo pino parece estar disfrutando de la vida a su anciana edad, según informaron los investigadores en la revista Ecology. Los análisis demuestran que el árbol ha experimentado un crecimiento acelerado en las últimas décadas, en las que ha añadido anillos más grandes a su tronco, pese a que muchos árboles en la región mediterránea presentan una disminución del crecimiento.

El descubrimiento pone de manifiesto que algunos árboles pueden sobrevivir durante siglos pese a estar sometidos a cambios climáticos extremos. Por ejemplo, este pino habría germinado en un periodo frío durante la época medieval y a continuación habría sobrevivido a temperaturas mucho más cálidas, y también a periodos de sequía.

Analizar su crecimiento a lo largo de tantos años de condiciones cambiantes puede ayudar a los científicos a entender mejor cómo podrían responder los bosques en general al cambio climático moderno, según argumenta el equipo.

«Estudiar árboles pluricentenarios es muy valioso para predecir mejor el impacto futuro del cambio climático en los ecosistemas forestales», afirma Maxime Cailleret, del Instituto Federal Suizo para la Investigación del Bosque, la Nieve y el Paisaje, que estudia la mortalidad de los árboles.

Hecho polvo

Gianluca Piovesan, de la Universidad de Tuscia, y sus colegas se encontraron con el anciano pino de los Balcanes en una ladera empinada y rocosa en las montañas del parque nacional de Pollino. Aunque el árbol tenía un aspecto muy antiguo, el equipo enseguida se dio cuenta de que determinar su edad real no sería tan sencillo como datar sus anillos. Al árbol le faltaba la parte central, que habría contenido los anillos más antiguos.

«La parte interna de la madera era como polvo, nunca habíamos visto nada parecido», afirma Alfredo Di Filippo, miembro del equipo. «Faltaban unos 20 centímetros de madera, que representan muchos años».

Las raíces del árbol estaban en mejores condiciones, por eso el equipo decidió comprobar si podrían desvelar su edad empleando un método novedoso que combina unas cuantas técnicas ya existentes.

Aunque tanto el tronco como las raíces de un árbol producen anillos anuales, pueden desarrollarse a ritmos diferentes, por eso relacionar su crecimiento no es sencillo. Sin embargo, las muestras de datación por radiocarbono de sus raíces expuestas permitieron a los investigadores determinar cuándo germinó el árbol. A continuación, el equipo pudo realizar una datación cruzada del crecimiento de los anillos en las muestras de las raíces y del tronco para revelar los años que le faltaban a este último.

«Uniendo estos dos métodos, hemos podido determinar el marco temporal con mucha más precisión», afirma Piovesan.

La edad del árbol es impresionante si tenemos en cuenta la densa población humana que se ha formado en la región a lo largo del último milenio, en palabras de Oliver Konter, de la Universidad de Mainz en Alemania, que descubrió un pino de 1.075 años en el norte de Grecia, el anterior árbol más antiguo de Europa.

Los humanos han explotado mucho las áreas forestales en este periodo de tiempo, a medida que transformaban los terrenos para la agricultura y las ciudades iban creciendo. Sin embargo, las zonas remotas como el hogar de estos pinos antiguos se salvaron, ya que este escarpado entorno habría sido de difícil acceso. Aunque el parque alberga miles de pinos de los Balcanes, la mayoría tiene entre 500 y 600 años. El equipo vio solo otros tres que podrían tener más de un milenio.

Un árbol inmortal

El equipo señala que el reciente calentamiento global tampoco parece haber sido un contratiempo para los árboles ancianos. Aunque partes de los bosques caducifolios de la región han muerto debido a las condiciones de aridez y las olas de calor, Piovesan y sus colegas han descubierto que el pino ha prosperado. El análisis de sus anillos demostró que, tras generar anillos más pequeños durante unos pocos siglos, en las dos últimas décadas había desarrollado anillos más anchos, indicativos de mejores condiciones medioambientales.

Las razones del crecimiento favorable son complejas. En parte, la alta montaña tiene su propio microclima, donde las temperaturas son más frescas. Piovesan y su equipo también creen que la disminución de la contaminación gracias a la reciente legislación europea y las iniciativas para resilvestrar el paisaje han desempeñado un papel importante.

«Es difícil porque existen pocos estudios sobre el impacto de los periodos cálidos en los ecosistemas boreales mediterráneos», explica Piovesan.

Además, la singular biología de los árboles podría estar ayudando a sobrevivir al anciano pino. En comparación con los animales, en los árboles el envejecimiento no está programado, por eso son «inmortales».

Las secuoyas que crecen en paisajes intactos en Estados Unidos, por ejemplo, pueden llegar a tener miles de años de edad. Las coníferas, que son de crecimiento lento, son conocidas por su longevidad, en parte porque son más pequeñas durante partes más largas de sus vidas, lo que las hace menos vulnerables a fenómenos extremos como sequías o tormentas.

«Los árboles ancianos suelen morir por perturbaciones externas, como vientos fuertes», afirma Di Filippo.

Es más, puede considerarse que los árboles ancianos están vivos cuando solo pequeñas partes de los mismos están vivas. En el caso de este longevo pino, la mayoría de su copa ha muerto, pero podría seguir viviendo en este estado durante siglos.

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