Estos bebés rohinyás refugiados nacen sin patria

En Bangladesh, nacen cada día 60 bebés rohinyás sin ciudadanía legal.

Por Nina Strochlic
fotografías de Turjoy Chowdhury
Publicado 2 ene 2019, 12:43 CET
Manumur, de 25 días de edad, es uno de los 60 bebés que nacen a diario en Cox's Bazar, Bangladesh, el mayor campo de refugiados del mundo.
Fotografía de Turjoy Chowdhury

En febrero de 2017, el fotógrafo bangladesí Turjoy Chowdhury caminaba por el campo de refugiados más grande del mundo cuando oyó el llanto de un bebé. Dentro de una pequeña cabaña, una niña rohinyá de un día estaba envuelta en una manta roja. Cuando se acercó, la madre del bebé abrió la manta, donada por una organización de ayuda humanitaria, y permitió que Chowdhury la fotografiaba. Chowdhury decidió sacar la foto de la niña desde arriba, como la sacaría alguien para su cuenta de Instagram. No como refugiada, solo era un bebé. «En ese preciso momento, al mirar a esos ojos inocentes, pensaba “¿qué está pasando?”», afirma. «Este bebé no tiene nada que ver con la política».

Los niños rohinyás de Birmania nacidos en el campo de refugiados de Cox's Bazar, en Bangladesh, comienzan su vida en un limbo legal, al no ser considerados ni bangladesíes ni birmanos al nacer. Como ningún país asume la responsabilidad de los rohinyás, la recién nacida que fotografió Chowdhury es uno de los 60 bebés apátridas que nacen a diario en el campo de refugiados.

Durante décadas, el grupo étnico de los rohinyás ha sido perseguido y se les ha denegado la ciudadanía en la vecina Birmania, que los considera extranjeros, aunque dicen haber vivido allí desde el siglo XV. En 1982, Birmania aprobó una ley que retiraba a los rohinyás de una lista de 135 grupos étnicos oficiales, lo que les privaba de la ciudadanía al nacer. Los rohinyás se vieron obligados a cambiar sus tarjetas de ciudadanía de Birmania por una tarjeta de registro temporal, que no cuenta como prueba de ciudadanía.

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    El proyecto de Turjoy Chowdhury, «Born Refugee», vuelve la lente a bebés recién nacidos del campo de refugiados de Cox's Bazar. Aquí, una madre sostiene a su hijo de un mes, Yunus.
    Fotografía de Turjoy Chowdhury
    Fatema, refugiada rohinyá, sostiene a su bebé de un día, Asma bibi.
    Fotografía de Turjoy Chowdhury

    En agosto de 2017, una campaña militar contra esta minoría se convirtió en una crisis de refugiados en toda regla. Desde entonces, más de 736.000 rohinyás han huido a Bangladesh, donde no se les reconoce oficialmente como refugiados. Este círculo vicioso limita sus desplazamientos e impide que obtengan una educación y que accedan a los servicios públicos, así como que adquieran la ciudadanía.

    Un bebé de 18 días sin nombre, nacido en Cox's Bazar.
    Fotografía de Turjoy Chowdhury

    Desde esa primera fotografía, Chowdhury ha buscado sujetos para su proyecto Born Refugee preguntando si hay algún recién nacido por las calles abarrotadas del campo. «La gente empezó a darse cuenta de que el hecho de que nazcan bebés es importante y empezaron a guiarme [a ellos]», afirma. Ha fotografiado así a casi 20 bebés, muchos de ellos todavía sin nombre. Cuando preguntaba, a algunos les ponían el nombre en el momento.

    Entre el medio millón de niños que viven en Cox's Bazar, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, 30.000 son menores de un año. «Las consecuencias de ser apátrida generan una gran incertidumbre en el futuro de los niños rohinyás», afirma Karen Reidy, portavoz de Unicef. Es probable que queden privados de una educación formal y de los mercados laborales. «Un niño sin nacionalidad puede enfrentarse a toda una vida de discriminación».

    Según ACNUR, hay al menos 12 millones de personas apátridas en el mundo, pero hay lagunas en los datos, sobre todo en lugares como China. A nivel global, según Amal de Chickera, codirector del Instituto de Apatridia e Inclusión, «un giro hacia la xenofobia» podría provocar un aumento de la apatridia, desde los Estados Unidos hasta los campos de refugiados de Bangladesh. Pero para los refugiados sin ciudadanía, el problema empeora.

    Dulu Begum sostiene en brazos a Asma bibi, de dos meses.
    Fotografía de Turjoy Chowdhury
    Rokeya Begum sostiene a su bebé de 15 días, todavía sin nombre.
    Fotografía de Turjoy Chowdhury

    «La identidad y la historia de los rohinyás han sufrido un ataque constante y hemos llegado a una situación en que los rohinyás son apátridas», afirma de Chickera. «Una de las formas en que les afecta es que ser apátrida limita las soluciones con las que cuentas como refugiado. Si eres apátrida, eso no es suficiente para garantizar que sea seguro volver [a casa], necesitas un estado al que regresar».

    Para Chowdhury, cada bebé que nace apátrida es una muestra de los daños colaterales de un conflicto tan centrado en la identidad étnica. «Algo que se me ocurre constantemente es la canción de John Lennon, Imagine», afirma. «Un mundo sin fronteras. De eso va el proyecto».

    Turjoy Chowdhury es un fotógrafo bangladesí y artista multimedia. Puedes ver su obra en su página web o seguirlo en Instagram.

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