Conoce a los supervivientes de un «genocidio sobre el papel»

Un jefe taíno, un pueblo indígena caribeño, cuenta cómo se erradicó la historia de su pueblo y lo que están haciendo para recuperarla.

Por Jorge Baracutei Estevez
fotografías de Haruka Sakaguchi
Publicado 15 oct 2019, 13:45 CEST
Jorge Baracutei Estevez
Durante siglos, se consideró que los taínos, unos indígenas caribeños, eran un pueblo extinto. Recientemente, los historiadores y los análisis de ADN han confirmado lo que creían muchas personas que se identifican como taínas: que se produjo un genocidio sobre el papel cuando el censo dejó de contarlos, pero que su identidad persistió. Jorge Baracutei Estevez (en la foto), que dirige un grupo comunitario taíno en nueva York, colaboró con la fotógrafa Haruka Sakaguchi para representar a los taínos modernos y sus inscripciones censales reinventadas.
Fotografía de Haruka Sakaguchi

El pueblo taíno descubrió a Cristóbal Colón y a los españoles. Ellos no nos descubrieron a nosotros, ya que nosotros estábamos en nuestro hogar y ellos perdidos en el mar cuando llegaron a nuestras orillas. Así lo vemos nosotros, pero en la historia nos describen como los descubiertos. Los taínos son los pueblos de habla arawak del Caribe que habían llegado desde Sudamérica en el transcurso de 4000 años. Los españoles esperaban encontrar oro y especias exóticas cuando llegaron al Caribe en 1492, pero el oro escaseaba y las especias eran desconocidas. Entonces, Colón centró su atención en la siguiente mejor mercancía: el tráfico de esclavos.

Réplica de la inscripción censal de Maritza Luz Feliciano Potter, 38 años.
Fotografía de Haruka Sakaguchi
«Mediante certificados de matrimonio, registros de bautismo y unas cuantas inscripciones censales, pude identificar a algunos familiares (de mediados del siglo XVIII) a quienes identificaron como “negros” un año, pero que habían sido clasificados como “indios” unos años antes. Aunque no reniego de mi ascendencia europea o africana, siento que hacía tiempo que era necesario que mi familia conociera, recordara y reclamara nuestro derecho de nacimiento como indígenas boricuas [puertorriqueños]. ¡Somos taínos! ¡Seguimos aquí!». -Maritza Luz Feliciano Potter, 38 años
Fotografía de Haruka Sakaguchi

Debido al maltrato en las minas de oro, los campos de caña de azúcar y las enfermedades desenfrenadas que llegaron con los españoles, la población descendió rápidamente. Así nació el mito de la extinción de los taínos. Los taínos fueron declarados extintos poco después de 1565, cuando un censo indicó que solo había 200 indios viviendo en La Española, actuales República Dominicana y Haití. Los registros censales e históricos lo dejan claro: no quedaban indígenas en el Caribe después de 1802. Entonces ¿cómo podemos ser taínos?

«De niña, mi abuela me decía que era taína y que, independientemente del lugar del mundo donde estuviera, esa era mi identidad. No entendí bien qué significaba taíno hasta que leí acerca de los taínos y los arawak en una enciclopedia. Me rompió el corazón enterarme de que mi pueblo estaba extinto».-Mercedes García, 36 años
Fotografía de Haruka Sakaguchi
Réplica de la inscripción censal de Mercedes García, 36 años.
Fotografía de Haruka Sakaguchi

Pocos historiadores han analizado de forma crítica estos registros censales, aunque los indios seguían apareciendo en informes, testamentos y certificados de matrimonio y nacimiento durante todo el periodo colonial y más allá. Sobrevivimos porque muchos de nuestros ancestros huyeron a las montañas. Cuando la inquisición comenzó en España en 1478, cualquier judío que no quisiera ser torturado o asesinado debía convertirse al catolicismo. Los llamaron conversos. Esta práctica también se aplicó a los indios taínos. Más adelante, después de 1533, la monarquía española «concedió» la libertad a los esclavos indígenas y cualquier español que se negara a liberar a sus esclavos taínos los reclasificaba como africanos. Durante esta época, muchos hombres españoles se casaron con mujeres taínas en el Caribe. ¿No eran taínos sus hijos?

Un genocidio sobre el papel significa que puede conseguirse que un pueblo desaparezca sobre el papel. El censo de 1787 en Puerto Rico incluye a 2300 indios puros en la población, pero el siguiente censo, de 1802, no incluye ni a un solo indio. (El proyecto fotográfico replica esos datos censales.) Cuando algo se pone en papel, no se puede hacer casi nada para cambiarlo. Todas las enciclopedias tienen entradas sobre Colón, sobre que nos llamaba indígenas y que no quedaba un solo indígena en el Caribe poco después. Independientemente de tu aspecto físico o de tu identidad, estabas extinto. Esto es un genocidio sobre el papel: un relato creado por los conquistadores y perpetuado por todos los investigadores siguientes.

Réplica de la inscripción censal de Gypsie Runningcloud, 48 años.
Fotografía de Haruka Sakaguchi
«Los ancianos de mi familia me inculcaron desde pequeño la idea de mantener un silencio absoluto respecto a nuestra identidad indígena. Estábamos culturalizados con la idea de que jamás debemos revelar que somos pueblos indígenas. Esta idea se extendía a simplemente asentir con educación cuando los desconocidos decían que nos “parecíamos” a los nativos, pero mis primos y yo jamás debíamos reconocer públicamente nuestro legado indígena». -Gypsie Runningcloud, 48 años
Fotografía de Haruka Sakaguchi

Nací en la localidad de Jaibón, en la República Dominicana. Crecí en Estados Unidos y había leído que no había ni una sola gota de sangre indígena en el Caribe, que todos los indígenas habían sido erradicados. Pero las personas como yo siempre nos hemos identificado como indígenas. Siempre supimos que teníamos ascendencia india.

A principios de los 90, empezamos a congregarnos en diversos eventos nativos como pow-wows y festivales. Pusimos en marcha un movimiento para reclamar e intentar preservar lo que sabíamos del idioma y las prácticas supervivientes.

Los estudios de ADN posteriores empezaron a demostrar que muchas personas del Caribe sí tenían ADN mitocondrial nativo americano. El 61 por ciento de los puertorriqueños, del 23 al 30 por ciento de los dominicanos y el 33 por ciento de los cubanos. Es un porcentaje alto de marcadores genéticos para un pueblo supuestamente extinto. En 2016, un genetista danés extrajo ADN antiguo de un diente hallado en un cráneo de 1000 años en las Bahamas. El diente tenía una cadena completa de ADN de taíno. ¿Coincidiría con el nuestro? De los 164 puertorriqueños analizados, todos coincidían con el ADN taíno.

Réplica de la inscripción censal de Rene J. Perez, 33 años.
Fotografía de Haruka Sakaguchi
«Cuando tenía cuatro o cinco años, le pregunté a mi madre qué éramos. Ella me respondió: “taínos”. Cuando le pregunté qué eran los taínos me dijo “indios”, así que siempre pensé que era de la India. Cuando me hice mayor, me enteré de que mi madre quería decir indígenas del Caribe». -Rene J. Perez, 33 años
Fotografía de Haruka Sakaguchi
Réplica de la inscripción censal de Juliet Diaz Bawainaru, 38 años.
Fotografía de Haruka Sakaguchi
«Es quienes siempre supimos que éramos. Ser taíno nunca fue un secreto para nuestra familia en Cuba». -Juliet Diaz Bawainaru, 38 años
Fotografía de Haruka Sakaguchi

Durante todo este tiempo, nos hemos reescrito en la historia. Internet es nuestra mejor herramienta. En la actualidad, contamos con un grupo entero de jóvenes estudiosos que se identifican como taínos. Haciendo preguntas nuevas y cuestionando respuestas antiguas, nos están reescribiendo en la historia. Algunos libros han dejado de emplear la palabra «extinción» para describirnos.

Otra forma de reafirmar nuestra identidad es atacar los registros censales. Durante años, no existía la opción de «indio» para la gente de Latinoamérica: eras hispano, blanco, negro o una mezcla. Cuando la opción de indio o indígena se incluyó en el censo de Puerto Rico, 33 000 personas se identificaron como «indios». Nuestras identidades siempre han estado ocultas a plena vista. Eso es lo que refleja este proyecto fotográfico.

Réplica de la inscripción censal de Kayla Anarix Vargas-Estevez, 17 años.
Fotografía de Haruka Sakaguchi
«Es lo único que he conocido». -Kayla Anarix Vargas-Estevez, 17 años
Fotografía de Haruka Sakaguchi
Réplica de la inscripción censal de Eric Alexie Cruz, 48 años.
Fotografía de Haruka Sakaguchi
«En 2014, trabajé en un documental sobre los nativos americanos de Oklahoma llamado “Spirit Roads”... Conecté con alguien durante el tiempo que pasé allí y quise saber más sobre mi legado. Cuanto más sabía, más veía que las antiguas tradiciones de mi familia se remontaban a los taínos». -Eric Alexie Cruz, 48 años
Fotografía de Haruka Sakaguchi

Queremos que el mundo sepa que el pueblo taíno no fue exterminado. Desempeñamos un papel importante en la formación de nuestros países insulares. Para nosotros, conocer esta historia es como encontrar a un pariente perdido, una parte de ti mismo de la que no sabías nada. Cuando me di cuenta de que gran parte de nuestras tradiciones orales, cultura material, espiritualidad e idioma eran indígenas, me di cuenta de lo triunfante que era el pueblo taíno.

Recuerdo haber llegado a casa de niño tras haber descubierto a Colón. Estaba muy entusiasmado y había hecho un dibujo de sus tres barquitos. Cuando llegué a casa, mi madre me contó la historia real. Me quedé conmocionado. Millones de personas murieron por sus ansias de oro y reconocimiento. Resulta muy gratificante llegar al momento actual en el que la población en general, no solo los caribeños y los pueblos indígenas, están de acuerdo en que no es alguien a quien se deba conmemorar.

Cuando observo mi historia y pienso en las atrocidades que cometieron los españoles, me pregunto: ¿Qué hacían las abuelas y las madres cuando presenciaron cómo asesinaban y violaban a sus hijos, hermanos y padres y cómo saqueaban y expoliaban sus aldeas? Debieron de haber rezado mucho, como hacen todas las personas que sufren. Pero ¿qué pasó con esas oraciones? ¿Desaparecieron en el aire como el humo de una hoguera? Y ahí me doy cuenta: nosotros, los descendientes, somos sus oraciones. Hemos regresado para arreglar las cosas, para contar nuestra historia.

El jefe Jorge Baracutei Estevez es un especialista jubilado del Museo Nacional del Indígena Americano del Smithsonian. Formó parte del equipo que compuso la primera exposición sobre los taínos del museo. Actualmente, es el director de Higuayagua, una organización taína en Nueva York y el Caribe. Está documentando las historias orales de los ancianos taínos.
Haruka Sakaguchi es una fotógrafa japonesa asentada en Nueva York. Ella y el jefe Jorge Estevez crearon registros censales hipotéticos para representar el aspecto de un asiento registral individual en 1802, el año en el que la población indígena de Puerto Rico descendió de 2312 (en 1797) a cero. Sakaguchi pidió a sus sujetos que posaran con ropa que transmitiera su identidad.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
loading

Descubre Nat Geo

  • Animales
  • Medio ambiente
  • Historia
  • Ciencia
  • Viajes y aventuras
  • Fotografía
  • Espacio

Sobre nosotros

Suscripción

  • Revista NatGeo
  • Revista NatGeo Kids
  • Registrarse
  • Disney+

Síguenos

Copyright © 1996-2015 National Geographic Society. Copyright © 2015-2024 National Geographic Partners, LLC. All rights reserved