El pueblo indígena con el que se encontró Colón aún tiene descendientes vivos

Secuenciando el ADN de un diente de 1.000 años de antigüedad, los investigadores conseguido encontrar coincidencias genéticas entre las poblaciones vivas y antiguas del Caribe.

Por Sarah Gibbens
Publicado 21 feb 2018, 11:07 CET
Taínos
Taínos de Puerto Rico y Estados Unidos se reúnen para un ritual de diez días de paz espiritual en lugares ceremoniales especiales en Puerto Rico. Esta foto muestra a jóvenes bailarinas taíno.
Fotografía de Maggie Steber, Redux

Cuando Cristóbal Colón llegó al Caribe en el siglo XV, las comunidades indígenas conocidas como taínos se vieron gravemente afectadas, tanto que los historiadores dividen la historia de la región en la época anterior y posterior a su llegada.

Una combinación de enfermedades, matanzas y esclavitud acabó con hasta 3 millones de personas en solo unas pocas generaciones, pero un nuevo estudio sugiere que el genocidio no provocó una extinción completa, como sospechaban algunas personas.

En un nuevo estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores afirman que el ADN de las poblaciones indígenas precolombinas todavía se encuentra en personas vivas.

«Demuestra que la historia real es de asimilación, sin duda, pero no de extinción total», afirma Jorge Estevez, del Museo Nacional del Indio Americano, en un comunicado. Para Estevez, que trabajó como asesor en el estudio, el resultado es personal. Respalda una idea que para su abuela siempre había sido cierta pero para cuya confirmación nunca habían existido pruebas científicas: la cultura de los taínos todavía está presente.

En investigaciones previas, Estevez había sugerido que, al tachar de «extinto» al pueblo de la región, apenas se ha investigado para entender las costumbres y el folclore actuales del Caribe. No hemos podido contactar con Estevez para más comentarios al respecto en el momento de la publicación de este artículo.

Retrocediendo en el tiempo

«Hay comunidades en el Caribe que siempre han defendido su continuidad, aunque les han dicho que sus ancestros se extinguieron», afirma Hannes Schroeder, autor del estudio que ha llevado a cabo investigaciones en la región durante más de una década.

Para comprobar si quedaban miembros de las poblaciones de taínos, el equipo rastreó la presencia de material genético previo a la llegada de Colón en poblaciones vivas.

La extinción de un grupo étnico tiene lugar cuando «todos los miembros de este grupo en particular mueren y son incapaces de transmitir su material genético», explica.

Restos de 2.500 años ofrecen pistas sobre los primeros americanos

Otros estudios anteriores sugerían la continuidad, pero el suyo fue el primero en emplear el ADN. Lo obtuvieron a partir de un diente descubierto en un esqueleto femenino de 1.000 años de antigüedad en las Bahamas. Las condiciones tropicales como las del Caribe impiden que los esqueletos se conserven de forma natural tan bien como lo harían en climas áridos y cálidos, por ello descubrir restos físicos que secuenciar es raro. Pero se cree que los restos descubiertos en una isla diminuta llamada Eleuthera, en las Bahamas, pertenecen a una mujer que vivió 500 años antes de la llegada de Colón.

El equipo comparó la secuencia de su genoma con conjuntos de datos existentes de poblaciones indígenas modernas y descubrió que los orígenes del ADN antiguo eran más similares a los de los grupos hablantes de lenguas arahuacas del norte de Sudamérica. Determinaron que, en las poblaciones actuales, los genes de los taínos son más habituales en Puerto Rico.

Antiguas migraciones

Además de descubrir que los taínos habían sobrevivido a la colonización europea, Schroeder también fue capaz de recavar información sobre posibles migraciones antiguas.

Sus vínculos con Sudamérica sugieren una antigua migración desde allí. El Caribe fue una de las últimas regiones de las Américas donde se establecieron asentamientos, hace unos 8.000 años. Cuando migaron, los pueblos antiguos habrían transportado con ellos sus vínculos sociales.

«No tenemos pruebas de endogamia», afirma Schroeder, un hallazgo sorprendente en un esqueleto descubierto en una isla tan pequeña como Eleuthera.

Esto respalda las pruebas arqueológicas de que las culturas indígenas de la región estaban muy interconectadas.

Si cuentan con mejores capacidades para secuenciar el ADN antiguo, Schroeder dice que los investigadores podrán rastrear otras alegaciones de continuidad de otros grupos indígenas.

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