Encontrados los restos de un barco español del siglo XVII en Panamá

Este barco de carga fue hundido en 1681 y mantiene restos de espadas y clavos

Por Jane J. Lee
Restos del barco español
Un buzo inspecciona los restos del barco español hundido en el siglo XVII en Panamá.
Fotografía de Jonathan Kingston, National Geographic Creative

Un grupo de arqueólogos en busca de los verdaderos “piratas del Caribe” se tropezaron con un naufragio misterioso en 2011. Ahora, después de varios años de trabajo de investigación histórica, por fin saben lo que han descubierto. En 1681, el buque mercante español Encarnación se hundió durante una tormenta cerca de la desembocadura del río Chagres, en el lado caribeño de Panamá. Construido en Veracruz, México, el buque de carga formó parte de la flota “Tierra Firme”, una compañía comercial española del siglo XVII. A pesar de que se hundió en un lugar con una profundidad inferior a los 12 metros, el Encarnación escapó a los saqueos y a los años de corrosión gracias a que la mitad inferior de su casco permaneció enterrado bajo la arena.

El Encarnación ofrece una extraña visión de un momento crucial en la historia, en el cual el paradigma económico y mercantil cambiaría absolutamente, según ha confirmado Filipe Castro, arqueólogo náutico de la Texas A&M University. "Es el surgimiento del capitalismo, el imperialismo, el racionalismo, y el ascenso de las clases medias, capaces por primera vez de consumir arte o literatura".

En ese momento, las minas de oro y plata en México y Perú alimentaban las ambiciones y las arcas de la familia real española. Y para el transporte de las riquezas del Nuevo Mundo a Europa, los colonos españoles construyeron flotas de buques mercantes que fueron escoltados por galeones armados y buques de guerra, explica Fritz Hanselmann, arqueólogo subacuático de la Universidad Estatal de Texas.

Después de entregar sus tesoros a España, las flotas podrían dar la vuelta y, cargadas de mercancías europeas, venderlas en todas las colonias españolas. Las dos flotas españolas principales, la Tierra Firme y la Nueva España, prestaban servicios en América Central, Sudamérica y México. "Estos barcos eran la columna vertebral de las colonias españolas", dice Hanselmann, parte del equipo de estudio del Encarnación.

Una historia bañada en sangre

El Encarnación es uno de los 16 restos de naufragios españoles descubiertos en las Américas, según dice Jennifer McKinnon, arqueóloga marina de la Universidad de Carolina del Este que no está involucrada en este estudio. Sin embargo, casi todos los restos encontrados hasta la fecha han sido saqueados. Las bacterias oceánicas y los gusanos de barco que se alimentan de madera han terminado con los restos que dejaron los saqueadores.

"Por culpa de todo esto, sabemos muy poco acerca de los naufragios españoles del siglo XVII", dice McKinnon.

Un mosaico de fotos muestra los restos de la Encarnación.
Fotografía de Jonathan Kingston, National Geographic Creative

Por ello, el encontrar un naufragio con gran parte de su carga todavía a bordo, así como parte de su casco intacto, puede proporcionar una gran cantidad de información sobre este tema. "Los buques que se construyeron hace cientos de años no vienen con manual de instrucciones”, dice Hanselmann. Estudiar el casco del Encarnación ya ha arrojado luz sobre cómo se construyeron estos barcos.

Un examen inicial reveló el uso de un material llamado granel, una especie de lastre permanente, dice Chris Horrell, arqueólogo marino del equipo de Hanselmann. Es "básicamente un cemento formado de arena, cal y piedras", explica, los astilleros lo utilizan para recubrir el casco de un barco con una fina capa de barniz.

Los investigadores creen que el granel estabilizaba los barcos y también era utilizado como material de construcción de edificios en todo el Nuevo Mundo. Horrell todavía no está seguro de si el granel fue una invención del Nuevo Mundo o una importación europea, pero resolver esto es parte de su programa de investigación.

Un descubrimiento accidental

Hanselmann y sus compañeros no trabajaban con la idea de encontrar el Encarnación. Estaban buscando el lugar de los buques pertenecientes al corsario y capitán pirata inglés Henry Morgan, una figura legendaria que, en el apogeo de su poder estuvo a cargo de una flota de 36 barcos y más de un millar de hombres.

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    Sellos de plomo recuperados del Encarnación. Estos sellos se utilizaban normalmente para asegurar el conjunto de telas para su transporte.
    Fotografía de Jonathan Kingston, National Geographic Creative

    En 1670, 11 años antes de que el Encarnación se hundiese, Morgan se econtraba en Ciudad de Panamá cuando una tormenta hundió cinco de sus barcos en la desembocadura del río Chagres. Hanselmann y su equipo estaban en busca de esas naves cuando se encontraron con una sorpresa.

    Los sensores que detectan anomalías magnéticas alertaron a los investigadores de la presencia de objetos metálicos a un kilómetro de la boca del río. Los buzos enviados para investigar descubrieron un naufragio con evidencias que probaban que ese no era uno de los barcos de Morgan.

    Investigaciones posteriores revelaron que habían encontrado un buque mercante. A pesar de que el Encarnación no llevase una carga tan importante como monedas de oro o copas de plata, dice Horrell, sus materiales cotidianos eran valiosos, tanto para los piratas en su día y como para los los arqueólogos a día de hoy.

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