Te explicamos qué hace del huracán Harvey una tormenta catastrófica

Varios factores pueden combinarse y provocar graves desastres. Esto es lo que dice la ciencia al respecto.

Por Willie Drye
Publicado 9 nov 2017, 4:22 CET
El huracán Harvey: una tormenta potencialmente mortal

El huracán Harvey se ha convertido en la pesadilla de cualquier director de gestión de emergencias.

El huracán, que es la tormenta más grave que ha sufrido Estados Unidos desde el huracán Wilma en 2005, ha combinado la rápida intensificación con un diluvio que se espera que sea un fenómeno catastrófico para Texas. El ojo de Harvey alcanzó el continente a últimas horas del viernes cerca de Rockport, Texas, a unos 55 kilómetros al noreste de Corpus Christi.

La tormenta comenzó a intensificarse a medida que se aproximaba a la costa de Texas entre el jueves y el viernes. A las 8 de la mañana, (horario de verano del este) del jueves pasado, los vientos más intensos del huracán eran de 96 kilómetros por hora. A las 8 de la mañana del viernes, los vientos más intensos de Harvey habían alcanzado los 177 kilómetros por hora. Y para las 2 de la tarde, ya habían llegado a los 190 kilómetros por hora. Esto convirtió a Harvey en un huracán de categoría 3 en la escala de Saffir-Simpson, lo que significa que sus vientos pueden provocar daños devastadores.

El viernes por la noche, la tormenta fue reclasificada como de categoría 4, con vientos que pueden exceder los 200 kilómetros por hora. Como se predecía, la tormenta tocó tierra con dicha intensidad. Para la mañana del sábado, fue degradada a tormenta de categoría 1, aunque todavía existe un riesgo grave de inundaciones debido a las fuertes precipitaciones.

Los meteorólogos todavía están tratando de desvelar qué hace que un huracán se intensifique rápidamente, según el meteorólogo Jeff Masters, fundador de la página web Weather Underground. Tres de los huracanes más fuertes registrados —el huracán Charley en 2004, Andrew en 1992, y el huracán del Labor Day de 1935— se intensificaron rápidamente a medida que llegaban a tierra. Todos estos huracanes destruyeron o infligieron daños gigantescos a todo aquello con lo que se encontraron.

Los huracanes extraen su energía del agua de mar que se ha calentado hasta al menos 26 grados Celsius. El desarrollo de un huracán puede verse obstaculizado por la presencia de vientos de nivel superior —conocidos como cizalladuras o cortantes del viento— que interrumpen la circulación de la tormenta y hacen que pierda fuerza. 

Masters escribió en una entrada de blog que el huracán Harvey había pasado sobre agua muy caliente —por lo menos 29 grados Celsius— durante más de seis horas. Además, la cizalladura parece no afectar a la tormenta. Masters afirmó que estos factores contribuyeron a la rápida intensificación de Harvey.

Aunque todos los huracanes traen fuertes lluvias con ellos, Masters explicó que es inusual que una tormenta con vientos tan fuertes como los de Harvey provoque inundaciones por lluvia. Sin embargo, el Centro Nacional de Huracanes en Miami declaró que, el miércoles, la tormenta podría traer consigo hasta 64 centímetros de lluvia en el interior de Texas. La combinación de vientos fuertes, lluvias prolongadas y árboles caídos probablemente provocará el fallo de numerosas redes eléctricas.

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