El 90 por ciento de los vehículos del mundo podrían ser eléctricos para 2040

Un nuevo análisis sugiere que el motor de gasolina está condenado a la desaparición, como ocurrió con el coche de caballos hace un siglo.

Por Stephen Leahy
Publicado 9 nov 2017, 4:28 CET
Un hombre noruego carga su Tesla S para un viaje de fin de semana a su cabaña. Noruega planea prohibir la venta de coches que funcionan con gasolina o diésel para el 2025.
Fotografía de Thomas Haugersveen, Agence VU, Redux

Algún día, los vehículos eléctricos harán que los vehículos que funcionan con gasolina o diésel se queden en la cuneta para siempre. Pero, ¿podría ocurrir más pronto que tarde? Pues sí, podría ocurrir antes de lo que piensas, según han concluido investigadores del Fondo Monetario Internacional y de la Universidad de Georgetown. Basándose en la rapidez con la que desaparecieron las calesas a principios del siglo XX, estos expertos argumentan que el 90 por ciento de los vehículos de pasajeros en Estados Unidos, Canadá, Europa y otros países ricos podrían ser eléctricos para el 2040.

Tras una serie de compromisos recientes para cambiar a vehículos eléctricos por parte de gobiernos y fabricantes de automóviles, el estudio ofrece la esperanza de que el sector del transporte se desvincule de una vez por todas de las emisiones de carbono. De los más de mil millones de vehículos registrados en nuestras carreteras, solo dos millones son eléctricos (un millón de ellos en China). Pero si los vehículos eléctricos se ponen de moda tan rápidamente como proyectan los investigadores, podría reducirse el uso de petróleo en 21 millones de barriles al día y reducir las emisiones de C02 en 3.200 millones de toneladas al año, el equivalente al 60 por ciento de las emisiones totales de Estados Unidos en la actualidad.

Otros estudios prevén una adopción más lenta, aunque las investigaciones más recientes tienden a ser más agresivas. Recientemente, Bloomberg New Energy Finance subió su estimación de la cuota de mercado de los vehículos eléctricos en 2040, de un 35 por ciento de todas las ventas de automóviles nuevos a un 54 por ciento. RethinkX, un comité de expertos independientes, afirma que la mayoría de los vehículos en Estados Unidos serán eléctricos para el 2030: dentro de solo 13 años.

Los autores del estudio FMI-Georgetown, «Riding the Energy Transition», basan su optimismo en un análisis de las transiciones pasadas, especialmente la de caballos a automóviles.

«Nos sorprendió lo rápido que los coches remplazaron a los caballos como principal medio de transporte a principios del siglo XX», afirma el economista del FMI Fuad Hasanov. «Ocurrió en solo 10 o 15 años pese a los numerosos obstáculos». En comparación, las barreras para adoptar vehículos eléctricos en la actualidad parecen pequeñas.

Carro de caballos en Pensilvania.
Fotografía de Jennifer MacNeill-Traylor, National Geographic Your Shot

Falta de gasolineras y exceso de estiércol

En 1910, las carreteras pavimentadas eran escasas en Estados Unidos y la preocupación principal en las ciudades era qué hacer con el estiércol de caballo que se estaba acumulando. Por otra parte, la gasolina era difícil de encontrar. La gigantesca infraestructura actual de refinerías y estaciones de servicio estaba todavía en pañales. Conducir uno de los nuevos modelos T de Henry Ford era un cambio abrumador si estabas acostumbrado a un caballo, con o sin calesa, y era tan asequible para los estadounidenses como lo hubiera sido en 2015 un coche de 137.000 dólares (114.672 euros). Este precio casi duplica al del modelo S de Tesla, por lo que no es una sorpresa que no muchos comprasen el Ford T a ese precio.

En cambio, para 1921, el precio había descendido al equivalente a 35.000 dólares (29.295 euros), los gobiernos y la industria petrolífera se habían gastado una fortuna en construir carreteras y en otras infraestructuras, y las ventas del Ford T ascendieron hasta un millón al año. Para el año 1925, se acercaban a los dos millones.

Si los vehículos eléctricos se adquieren a ese ritmo, según Hasanov y Reda Cherif del FMI y Aditya Pande de Georgetown, supondrán el 5 por ciento del total de vehículos a finales de la década de 2020 y el 36 por ciento a principios de la década de 2040. Los investigadores llaman a esto el «supuesto de adopción lenta».

En su «supuesto de adopción rápida», los investigadores extrapolan el ascenso de las ventas de los vehículos eléctricos, no a partir del ritmo al que se adoptaron los vehículos a gasolina hace un siglo, sino a partir del ritmo al que desapareció el uso de caballos para el transporte. Eso ocurrió mucho más rápido, debido en parte a que el transporte público se expandió con gran rapidez al mismo tiempo. Al principio, muchas de las personas que dejaron de usar caballos no compraron coches, sino que se desplazaban en tranvías eléctricos.

En la actualidad no existe un boom de transporte público comparable y cambiar de coches a gasolina a coches eléctricos es mucho más sencillo de lo que fue cambiar de caballos a coches hace un siglo. La conclusión de los investigadores es que el supuesto de adopción rápida —que coincide con el ritmo de adopción de vehículos eléctricos entre 2011 y 2015— es mucho más probable.

Proyectan que el 30 por ciento de los vehículos en Estados Unidos serán eléctricos para finales de la década de 2020 y el 94 por ciento para principios de la década de 2040.

«Si eso te parece improbable, piensa en los teléfonos móviles», dice Cherif. En la década de 1980, cuando los móviles eran todavía aparatosos, caros y con una batería de muy corta duración, los expertos predijeron que para el año 2000, la industria podría vender unas 900.000 unidades al año. Las ventas de ese año fueron de 109 millones, y para el 2014 se había producido otra transición tecnológica inesperada: prácticamente todos esos teléfonos eran smartphones.

«La adopción de una nueva tecnología como los coches eléctricos podría parecer lenta o casi imposible», explica Cherif, «hasta que atraviese un umbral y, a partir de ahí, despegue».

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    ¿Un momento Kodak?

    El nuevo modelo 3 de Tesla tiene un precio de 35.000 dólares (29.295 euros) y puede viajar unos 350 kilómetros con una carga completa. Este podría ser el precio de partida para los vehículos eléctricos, según Cherif. Entre marzo y junio de 2016, más de 400.000 personas pagaron un depósito de 1.000 dólares (837 euros) para preencargar el modelo 3, un coche que todavía no existía. Este agosto se han entregado los 100 primeros modelos 3.

    Esos cuatro meses en 2016 podrían llegar a parecerse al «momento Kodak» de las industrias del automóvil y del petróleo. Kodak fabricaba película fotográfica para cámaras y era una de las empresas más importantes del mundo. Inventó la cámara digital en 1975. Sin embargo, no consiguió adaptarse a la nueva tecnología y se declaró en quiebra en 2012.

    Temiendo correr un destino similar, casi todos los fabricantes de automóvil están subiéndose al tren de la energía eléctrica. De hecho, para 2019, el grupo sueco Volvo solo producirá modelos eléctricos (híbridos y totalmente eléctricos). Jaguar Land Rover seguirá el mismo camino en 2020. Volkswagen se ha comprometido a convertirse en líder mundial en vehículos eléctricos para el 2025. Incluso el propio James Bond podría conducir un Aston Martin totalmente eléctrico en 2019.

    Además, los gobiernos también se están uniendo a la iniciativa. Noruega prohibirá la venta de automóviles y furgonetas que funcionen con combustibles fósiles en 2025. Los gobiernos británico, holandés y francés han prometido lo mismo para 2040. Alemania, con empresas como Volkswagen, Mercedes-Benz y Porsche, también está planteándose una prohibición similar.

    China acaba de anunciar que también prohibirá la venta de vehículos a gasolina o diésel, aunque todavía no ha establecido un plazo. China es el mayor mercado automovilístico del mundo, con ventas de 20 millones de vehículos al año. Ya dispone de más de 40 modelos de vehículos eléctricos, la mayoría de hechos fabricados por empresas chinas.

    El año pasado, el ministro de Energía de la India Piyush Goyal dijo a National Geographic que para el 2030 solo se venderían en su país vehículos eléctricos, incluso sin una restricción gubernamental, ya que son más limpios, silenciosos, duraderos y baratos.

    La contaminación atmosférica en China y en la India, aunque también en Europa, es un motivo de peso para pasarse al modelo eléctrico, según el analista de Bloomberg Albert Cheung. Por el contrario, cualquier reducción en los compromisos gubernamentales para luchar contra la contaminación atmosférica podría ralentizar la adopción de vehículos eléctricos. El abaratamiento de los precios de gasolina y la falta de inversión en infraestructura de carga también podrían provocar el mismo efecto.

    Pero, en general, Cheung afirma que «parece cada vez más difícil ponerle frenos a la adopción de vehículos eléctricos».

    El economista de Stanford Tony Seba lleva un paso más allá la visión de la revolución de vehículos eléctricos: según él, llegará en la década de 2020 y será de vehículos autónomos. En un nuevo estudio, «Rethinking Transportation 2020-2030», Seba y sus colegas de RethinkX afirman que el 95 por ciento del total de viajes de pasajeros se harán con vehículos autónomos para el 2030.

    ¿Cómo será eso posible? En primer lugar, Seba asume que los vehículos eléctricos serán mucho más baratos entonces que en la actualidad debido al descenso de los precios de las baterías y al hecho de que son más fáciles de fabricar y mantener. Solo tienen 20 partes móviles frente a las 2.000 de los vehículos a gasolina o diésel. «Hay vehículos eléctricos que han sobrepasado los 320.000 kilómetros y lo único que necesitaban era un cambio de neumáticos», explica Seba. Un Tesla S ha hecho 800.000 kilómetros con la misma batería.

    En segundo lugar, según Seba, la mayoría de los vehículos serán propiedad no de particulares sino de empresas de transporte. Las flotas comerciales están impacientes por contar con vehículos eléctricos, y especialmente con vehículos autónomos. La eliminación del conductor podría generar un ahorro enorme para empresas como UPS, FedEx, Uber y Lyft. Se están probando vehículos comerciales y taxis autónomos en Pittsburgh,  Phoenix, y Boston, así como en Singapur, Dubái y Wuzhén, en China.

    La reducción de costes, según Seba, es lo que hará que los estadounidenses dejen de una vez por todas el asiento del conductor. Los vehículos eléctricos tienen una eficiencia energética cuatro veces superior y son cuatro veces más baratos que los vehículos a gasolina. Y los autónomos podrían ser incluso mejores. Tener y utilizar un vehículo de gasolina medio cuesta unos 8.400 euros al año por cada 24.000 kilómetros conducidos, según la Asociación Automovilística Estadounidense, y ese vehículo permanece aparcado el 95 por ciento del tiempo.

    Según Seba, habrá 200 millones menos de vehículos de pasajeros en las carreteras estadounidenses para el 2030. En su lugar, existirán millones de vehículos autónomos a los que cualquiera podrá acceder con solo tocar un botón para ir a cualquier sitio por unos cuantos céntimos el kilómetro.

    «En lugar de gastarse 8.400 euros al año en transporte por carretera, una familia podría gastarse solo 840 euros», afirma Seba. «Tener un coche no sería racional desde el punto de vista económico, ya que será muy barato pedir un vehículo eléctrico autónomo».

    Pero, ¿y desde el punto de vista irracional y emocional? ¿No son los coches parte de la identidad de los estadounidenses? Por ahora, quizá. Pero también lo eran los caballos en su día.

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