El calentamiento de los océanos puede hacer que «Nemo» sea más difícil de encontrar

El calor también blanquea las anémonas de mar, lo que hace que el pez payaso deje de poner huevos. Te explicamos cómo ocurre.

Por Craig Welch
Publicado 9 nov 2017, 4:30 CET
Peces payaso
Una serie de especies de peces dependen de las anémonas para protección y comida. Pero dicha relación podría estar en peligro.
Fotografía de James Forte, National Geographic Creative

Al igual que los arrecifes de coral, las anémonas de mar —con sus llamativos e intensos rojos, verdes, rosas y amarillos— son el hogar y los escondites de docenas de especies de peces, pero la más memorable de ellas es el pez payaso, que se hizo famoso tras el estreno de Buscando a Nemo. También como los corales, el aumento de las temperaturas del mar asociado al cambio climático puede debilitar estas anémonas, haciendo que expulsen los diminutos simbiontes que las mantienen con vida y que les dan su característico color, un proceso conocido como blanqueamiento.

Y resulta que ahí es donde empiezan los problemas.

Cuando las anémonas se blanquean, esto provoca estrés sobre Nemo y los de su especie, haciendo que simplemente dejen de poner huevos, como señala una nueva investigación publicada ayer en la revista Nature Communications. Los científicos sospechan que ese patrón podría aplicarse a un número incalculable de especies de peces que se crían en corales y anémonas.

En otras palabras, el mero estrés asociado al blanqueamiento podría ser suficiente para reducir la cantidad de poblaciones de peces.

Y por supuesto, el blanqueamiento ya no ocurre solo.

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Los científicos que también trabajan con crías de pez payaso han demostrado que los cambios en la química oceánica cuando los mares absorben el exceso de dióxido de carbono —un proceso conocido como acidificación del océano— pueden resultar mortales. Esto modifica los cerebros de los peces más jóvenes, afectando a los sentidos de la vista, el oído y el olfato. Todo ello provoca confusión, lo que les lleva a nadar hacia los depredadores, en vez de alejarse de ellos. El resultado final: mueren con mayor frecuencia.

Aunque hay pocos estudios a largo plazo —de haberlos— que hayan estudiado cómo funcionan en conjunto el blanqueamiento y la acidificación, los científicos dicen que es improbable que se anulen el uno al otro.

«Tanto el blanqueamiento como la acidificación son fenómenos estresantes de forma separada», explica Danielle Dixson, de la Universidad de Delaware, que ha pasado años investigando a los peces payasos y la acidificación, pero que no ha participado en el nuevo estudio sobre el blanqueamiento. «No me puedo imaginar que cuando sucedan juntos sean menos estresantes».

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El papel de las hormonas

La investigación más reciente comenzó cuando una ola de calor en el océano barrió la Polinesia francesa en 2015 y 2016. Un equipo de científicos realizó un seguimiento de 30 especies diferentes de anémonas en una laguna en la isla de Moorea. El calor no solo afectó a los corales. Durante más de cuatro meses, atacó y blanqueó prácticamente la mitad de las anémonas de mar. Los científicos tomaron muestras de los peces que vivían entre estas anémonas sobrecalentadas y los compararon con peces que vivían en anémonas sanas cercanas.

La liberación de hormonas afecta a la forma que tienen los animales de sobrellevar la conmoción asociada al cambio climático, desde las aves marinas hasta las iguanas marinas. Eso también se aplica a los peces.

El equipo descubrió que las criaturas asociadas a las anémonas blanqueadas sufrían estrés crónico y mostraban altos niveles de cortisol en sangre, según la coautora del estudio Suzanne Mills, del Centro de Investigación Insular y Observatorio del Medio Ambiente en la Polinesia Francesa. Las hormonas reproductivas habían descendido tanto en machos como hembras. Las parejas de peces en anémonas blanqueadas desovaban menos y producían muchas menos crías viables.

Esto podría tener implicaciones a largo plazo que podrían propagarse a través de ecosistemas marinos enteros.

«Los efectos en cascada de la decoloración a niveles de la comunidad y los ecosistemas tendrán, y quizá hayan tenido ya, un papel importante en los impactos a las poblaciones [de peces]», señaló Mills.

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El panorama completo

Mills y sus coautores descubrieron que de las 464 especies costeras de peces en la Polinesia francesa, 56 —aproximadamente un 12 por ciento— dependían de especies susceptibles al blanqueamiento para alimentarse o encontrar refugio frente a los depredadores.

«Si estas especies sufren solo una fracción del impacto que hemos visto en los peces de anémonas, entonces un fenómeno de blanqueamiento corto podría disminuir el resultado reproductor de al menos el 12 por ciento de las especies», escribieron los autores del estudio. Los impactos en todo el ecosistema «pueden ser considerables».

Dixson dice que los hallazgos de Mills son «realmente sólidos». Y aunque no sean increíblemente sorprendentes para los científicos marinos, deberían abrir los ojos al público general.

Por supuesto, esta es solo una parte de la ecuación.

«Desafortunadamente, nunca vamos a tener un mundo en el que los océanos se acidifiquen pero no se calienten», señaló Dixson. «Y todos los datos sugieren que no será algo bueno».

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