Así vive la Semana Santa un turista ecológico

Visitar en transporte público alguno de nuestros espacios naturales protegidos u optar por los productos ecológicos, son algunos de los preceptos básicos que todo ecoturista amante de la naturaleza debe adoptar para disfrutar de una Semana Santa “verde”.

Por Manuel Moncada Lorén
Publicado 28 mar 2018, 16:33 CEST
Parque Natural Sierra de Cazorla
El Castillo de las cinco esquinas, ubicado en el Parque Natural Sierra de Cazorla (Jaén)
Fotografía de Ángel Antonio Caminero Gómez

Optar por el turismo sostenible en España, frente a los clásicos destinos de sol y playa, es una manera excelente de evitar degradación ambiental que sufren nuestras costas, que hoy en día manifiestan síntomas de sobreexplotación urbanística.

Estas vacaciones de Semana Santa ofrecen al turista ecológico la ocasión perfecta para disfrutar del patrimonio natural de nuestro país, que ofrece multitud de destinos para desconectar del mundanal ruido de las grandes ciudades y sumergirse, por ejemplo, en alguno de los 15 Parques nacionales (Ordesa, Doñana, Picos de Europa, Timanfaya…)

El Castañar de Flechas, enclavado en la Sierra de la Culebra (Zamora)
Fotografía de Tuispi

La Red Natura 2000

La riqueza paisajística y natural de España se pone de manifiesto al comprobar que casi un 30% de su territorio ha sido declarado como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) o Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA); espacios integrados en la Red Natura 2000.

La Red Natura 2000 nació para asegurar la supervivencia de los diferentes tipos de hábitat y las especies que los habitan y constituye el principal instrumento para la conservación de la naturaleza en la Unión Europea.

Con 70 ZEPA y una superficie total de 1.997.971 hectáreas protegidas, Castilla y León es la comunidad autónoma que posee la mayor superficie de estos espacios dedicados a proteger los distintos ecosistemas y por supuesto la avifauna.

Visitar alguna de estas zonas es el granito de arena que el turista ecológico puede aportar para paliar el declive campestre. El abandono rural y la preferencia generalizada por la agricultura intensiva pone en peligro la supervivencia de estas aves tan vinculadas con los cultivos tradicionales.

El vuelo de la lechuza común (Tyto alba), declarada ave del año 2018 por SEO/Birdlife
Fotografía de Luc Viatour

Movimiento sostenible

A la hora de explorar los espacios naturales, el turista ecológico evitará en la medida de lo posible desplazarse en coche, pero si es imposible prescindir de él, compartirá el vehículo con otros compañeros de viaje para minimizar su huella de carbono.

Hay que recordar que no todo el mundo puede permitirse un viaje lejos de su pueblo o ciudad, por lo que visitar los jardines de la localidad, e incluso preparar el terreno para un huerto urbano es otra de las muchas formas de impulsar el ecoturismo sin irse muy lejos.

Velas y torrijas ecológicas

Las fiestas de guardar, como esta Semana Santa, obligan a quienes siguen anualmente esta tradición religiosa a utilizar una serie de elementos característicos de esta época del año; pero siempre hay una manera más “verde” para celebrar con el mismo entusiasmo.

En todas sus formas y colores, las ya míticas torrijas tienen muchas variantes, incluso de diseño, en las que este contundente postre puede ser perfectamente elaborado de forma casera haciendo uso de productos de cercanía de origen ecológico como la leche, el pan y el aceite de oliva.

Debido a la ingente cantidad de velas que arderán esta Semana Santa, la opción sostenible en este sentido pasa por fabricar en casa cirios de origen natural, muy fáciles de hacer a partir de cera de soja o aceite vegetal usado. Estas materias primas sirven como sustitutivo de la parafina, un derivado del petróleo utilizado para la elaboración de velas de forma industrial.

Unos senderistas contemplan el ocaso tras una buena jornada de turismo sostenible
Fotografía de PxHere

Adquisición de hábitos verdes

Antes de salir de casa estas vacaciones, el turista ecológico siempre adoptará medidas de ahorro energético: comprobar si los grifos o cisternas pierden agua (ya que a pesar de las recientes e intensas lluvias, no conviene bajar la guardia), desenchufar todos los aparatos eléctricos y reciclar la basura en el contenedor correspondiente.

Después de haber dejado atrás la ciudad, el turista ecológico continuará aplicando rigurosamente los “hábitos verdes” allá donde vaya: no hacer fuego, no dañar la biodiversidad y respetar en general el entorno dejándolo todo tal y como lo encontramos.

Disfrutar de unas vacaciones sostenibles es mucho más fácil de lo que hubieras imaginado, ¿verdad?.

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