Por qué el tiempo frío no significa que el cambio climático sea falso

El tiempo atmosférico y el clima no son lo mismo, y eso significa que podemos esperar inviernos más duros en un mundo con calentamiento.

Por Sarah Gibbens
Publicado 24 ene 2019, 10:59 CET, Actualizado 17 ene 2024, 17:52 CET
Scranton, Pensilvania
Las aceras del centro de Scranton, Pensilvania, el 20 de enero, tras una gran tormenta de nieve que trajo consigo unas de las temperaturas más frías de la estación y cubrió una gran franja del país con nieve. Causó estragos en el tráfico aéreo y provocó condiciones resbaladizas en las carreras por toda Nueva Inglaterra.
Fotografía de Butch Comegys, The Times-Tribune, via Ap

Las primeras semanas de enero de 2024, muchas partes de España han sufrido las consecuencias de una ola de frío, como muchos otros años. Llegó desde el continente europeo y provocó heladas generalizadas y un pronunciado descenso de las temperaturas.

En esas mismas semanas, en Estados Unidos, se han multiplicado las historias de nevadas históricas, en sitios donde el tiempo invernal extremo es una rareza. En Texas, se le pidió a sus habitantes que ahorraran energía para evitar cortes eléctricos y en algunas ciudades de Arkansas se rompieron récords de temperaturas bajas.

Estas olas invernales llegan pocas semanas después de que se confirmara que 2023 fue el año más cálido de los registros, consecuencia directa del cambio climático. Parece lógico porqué un calentamiento global provocaría temperaturas altas de récord, sequías e incendios forestales. Pero ¿Cómo se explica un tiempo frío en un mundo que, según los científicos, se está calentando?

Para empezar, es importante entender la diferencia entre clima y tiempo atmosférico. El clima se define como el conjunto de patrones meteorológicos medios de una región a lo largo de un periodo de tiempo. Es la diferencia entre las zonas templada y mediterránea de Europa frente a las condiciones de frío extremo de la tundra ártica. Cada una de estas regiones climáticas experimenta fluctuaciones diarias de temperaturas, precipitaciones, presión atmosférica y un largo etcétera, variaciones diarias conocidas como tiempo atmosférico.

Cómo el calentamiento provoca enfriamiento

Cuando, hace unas décadas, se popularizó el término calentamiento global, este se refería al fenómeno de los gases de efecto invernadero que atrapan calor en la atmósfera e incrementan la temperatura media del planeta. Aunque en muchos lugares los récords de altas temperaturas han sido un impacto de este cambio de décadas, los científicos comprenden que una atmósfera modificada por el aumento de los niveles de gases como el carbono y metano provoca más cambios climáticos que solo calentamiento.

Los científicos creen que la Tierra vivirá un tiempo atmosférico más extremo y desastroso conforme se sucedan los efectos del cambio climático.

Respondiendo al tuit del 20 de enero del presidente Donald Trump refiriéndose a las temperaturas frías, el físico de la Universidad de Potsdam Stefan Rahmstorf declaró en Twitter que, aunque Norteamérica estuviera bajo los efectos de una ola de frío provocada por el aire del Ártico, el resto del mundo estaba anormalmente caliente. Y Rahmstorf indicó que el vórtice polar que trajo ese aire frío a los Estados Unidos podría ser cada vez más inestable.

Conforme más aire del Ártico fluye a regiones meridionales, Norteamérica podrá esperar inviernos más duros. Esa fue la conclusión de un estudio publicado en 2017 en la revista Nature Geoscience que determinó la existencia de un vínculo entre unas temperaturas más cálidas en el Ártico y unos inviernos más fríos en Norteamérica. Un estudio independiente publicado en marzo del año pasado en la revista Nature Communications descubrió el mismo vínculo, pero predijo que la parte noreste de Estados Unidos se vería especialmente afectada.

«Las temperaturas cálidas del Ártico hacen que la corriente en chorro sufra oscilaciones pronunciadas y, cuando oscila más al sur, hace que el aire frío llegue más al sur. Estas oscilaciones suelen permanecer durante un tiempo, de forma que el tiempo atmosférico que tenemos en el este de los Estados Unidos, ya sea frío o cálido, tiende a quedarse con nosotros más tiempo», afirmó Jennifer Francis, autora del estudio, en un comunicado de prensa.

Un futuro de tiempo extremo

Las temperaturas frías de récord y las ventiscas no son los únicos patrones de tiempo extremo que se prevén.

Los vientos de este a oeste a gran altura, conocidos como corrientes en chorro, dependen de la diferencia entre el aire ártico frío y el aire tropical caliente para propulsarse. Con el calentamiento del aire ártico, dichas corrientes en chorro ralentizan y evitan la circulación de patrones normales de tiempo atmosférico: las inundaciones duran más y las sequías son más persistentes. Un estudio publicado en Science Advances el pasado octubre predecía que los fenómenos meteorológicos extremos y mortales podrían aumentar hasta un 50 por ciento para el año 2100.

Pero no tendremos que esperar hasta el 2100 para comprobar cómo el cambio climático provoca un tiempo extremo.

Los científicos ya han determinado que el cambio climático contribuyó a los letales incendios forestales de California, así como a huracanes intensos y destructivos.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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