El plástico llega a los océanos a través de más de 1000 ríos

Los científicos creían que 20 ríos, como máximo, transportaban la mayor parte de plástico a los océanos, pero ahora saben que son muchos más, lo que complica las posibles soluciones.

Por Laura Parker
Publicado 12 may 2021, 13:18 CEST
Plástico en el río Siak

El plástico y la espuma de poliestireno flotantes contaminan un rincón del río Siak, en Indonesia.

Fotografía de Afrianto Silalahi, Barcroft Media/Getty Images

El problema de los residuos plásticos se ha complicado aún más, así como los esfuerzos para detener su llegada a los mares del mundo.

Los ríos son los conductos principales de los residuos plásticos a los mares. En 2017, dos grupos diferentes concluyeron que el 90 por ciento de los residuos plásticos transportados por ríos que desembocan en los océanos circulaban por unos pocos grandes ríos continentales, como el Nilo, el Amazonas y el Yangtsé, los tres ríos más largos del mundo. Limpiar esos ríos —10 ríos en un estudio y 20 en el otro— podría ayudar a resolver el problema, acordaron los expertos.

Una nueva investigación publicada en Science Advances ha puesto esta idea patas arriba. Los científicos han descubierto que el 80 por ciento de los residuos plásticos se distribuyen entre más de 1000 ríos, no solo 10 o 20. También descubrieron que la mayor parte de esos residuos son transportados por ríos pequeños que atraviesan zonas urbanas densamente pobladas, no por los ríos más grandes.

Por consiguiente, el Yangtsé, que atraviesa 6300 kilómetros a lo largo de China y desemboca en el mar de la China Oriental, y que se clasificaba como uno de los más contaminados por el plástico, ha sido desplazado por el río Pasig de 26 kilómetros, que circula por la capital, Manila, de 14 millones de habitantes.

Supone un gran cambio. Pero revela dos cuestiones importantes y fundamentales para comprender y resolver el problema de los residuos plásticos. La investigación destaca la propagación ubicua de los residuos plásticos a literalmente todos los rincones del planeta y la necesidad de hallar soluciones mucho más caras y complejas logísticamente de lo que sugieren los eslóganes de la campaña contra los plásticos. El estudio también respalda lo que han sostenido durante mucho tiempo científicos marinos y otros expertos: que la solución definitiva para proteger los océanos y sistemas de agua dulce es contener los residuos plásticos en tierra, donde se originan.

El río Las Vacas en Guatemala es un ejemplo de un río pequeño que transporta residuos plásticos.

Fotografía de The Ocean Cleanup

Gary Bencheghib, que dirige Sungai Watch, una campaña para limpiar 45 ríos en Bali, afirma que, en su opinión, la investigación de 2017 no tenía mucho sentido.

«Cuando se publicó el estudio de los 10 ríos me sorprendió más que nada», afirma. «No respaldaba lo que veíamos sobre el terreno en Indonesia, en los arroyos más pequeños. Vivimos en los trópicos en una región volcánica donde literalmente hay ríos cada 500 metros y todos están plagados de plástico».

Mejores datos, grandes cambios

Los humanos hemos utilizado los ríos desde los albores de la civilización para desechar residuos. Con todo, cuando el problema de los residuos plásticos se disparó en la última década, la mayoría de las investigaciones se centraron en el plástico de los océanos. El análisis de los ríos y otros sistemas de agua dulce se ha quedado rezagado. Por ejemplo, la primera evaluación a gran escala de los residuos plásticos del río Ganges, en la India, realizada por la National Geographic Society, terminó hace solo 18 meses. El mes pasado se puso en marcha un análisis similar del río Misisipi cuando 100 alcaldes de ciudades a lo largo de su curso se unieron para patrocinarlo como medida inicial para reducir los residuos plásticos. Japón está llevando a cabo un estudio para rastrear el plástico en los ríos Ganges y Mekong.

La nueva investigación se basa en nuevos modelos y en ella han participado algunos de los científicos involucrados en ambos estudios de 2017. Afirman que los datos disponibles hace cuatro años eran limitados, de ahí el mayor hincapié en el tamaño de las cuencas fluviales y la densidad de la población. En total, los científicos analizaron los residuos plásticos en 1656 ríos para el nuevo estudio.

El nuevo modelo tiene en cuenta la actividad en dichas cuencas fluviales, como la proximidad de los ríos a la costa y los efectos de las precipitaciones, las corrientes de viento y el terreno, como la pendiente, que facilita el movimiento del plástico hacia los cursos de agua. El plástico circula con más facilidad por ríos de zonas urbanas pavimentadas que en bosques, por ejemplo, y recorre más distancia en climas lluviosos que en climas secos. Los investigadores también tuvieron en cuenta la proximidad de los vertederos a los ríos y concluyeron que aquellos a 10 kilómetros de los ríos son más propensos a verter basura en ellos.

«Una diferencia importante respecto a hace unos años es que no consideramos los ríos meras cintas transportadoras de plásticos», afirma Lourens J.J. Meijer, autor principal del estudio. «Si se introduce plástico en el río a cientos de kilómetros de la desembocadura, no quiere decir que ese plástico acabe en el océano».

Cuanta más distancia tienen que viajar los residuos plásticos por un río, menos probable es que alcancen el mar. En el río Sena, en Francia, por ejemplo, se han encontrado a lo largo de la ribera botellas de plástico con etiquetas que datan de la década de 1970.

Una de las sorpresas, según Meijer, es que los ríos pequeños en islas tropicales transportan muchos residuos plásticos, como en Filipinas, Indonesia y la República Dominicana. Del mismo modo, ríos de Malasia y Centroamérica, que son relativamente cortos, también descargan grandes concentraciones de residuos plásticos.

«No siempre son los sospechosos habituales, como el Ganges o el Yangtsé», señala Meijer.

Otro hallazgo es que cómo fluye plástico hacia el mar difiere según el clima. En las regiones tropicales, los ríos vierten plásticos en los mares de forma continua, mientras que los ríos de las regiones templadas pueden arrojar la mayor parte de los plásticos en un solo mes, normalmente agosto, en la estación lluviosa, o durante fenómenos puntuales, como las inundaciones repentinas.

Hay una línea argumental de los estudios de 2017 que se mantiene: la mayoría de los ríos que transportan plástico a los mares se encuentran en Asia. De los primeros 50 ríos de la nueva lista, 44 están en Asia, lo que según los autores del estudio refleja la densidad de población.

«Asia y el Sudeste Asiático son los focos, pero eso podría cambiar», dice Laurent Lebreton, uno de los coautores. «Me preocupa un poco África en las próximas décadas. La población está aumentando, es muy joven y la economía está mejorando, así que la gente comprará más cosas».

Centrándose en las soluciones

La investigación, que se sometió a una revisión por expertos externos de dos años antes de su publicación, fue financiada por The Ocean Cleanup, una organización sin ánimo de lucro fundada por Boyan Slat, el empresario holandés cuya quijotesca idea de 30 millones de dólares para limpiar el plástico del Océano Pacífico lo convirtió en una celebridad internacional. Lebreton y Meijer trabajan para esta organización.

El equipo de Slat ha desarrollado una máquina devoradora de basura llamada «Interceptor» para recoger los residuos de los ríos. Es una variación del Mr. Trash Wheel, la barcaza de ojos saltones impulsada por una rueda hidráulica que ha limpiado el Inner Harbor de Baltimore, Maryland, desde 2008 y que ahora lidera una flota de cuatro ruedas de recogida de basura.

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    Plásticos 101

    En 2019, Slat anunció que planea producir en masa 1000 Interceptores y que los desplegará en cinco años. La pandemia ha reducido el ritmo de producción, pero varios dispositivos ya están funcionando en ríos de Malasia, Indonesia, Vietnam y la República Dominicana. El desafío, según Slat, es aumentar la escala para cumplir una meta tan ambiciosa. «No es muy difícil hacerlo en un río», dice. «Es muy difícil hacer diez o cien o mil».

    George Leonard, científico jefe de Ocean Conservancy que no participó en el estudio, afirma que los retos de limpiar 1000 ríos, pese a los avances de las máquinas diseñadas para abordar dicha tarea, ponen de manifiesto el mensaje que esta organización lleva repitiendo desde hace tiempo. «Siempre hemos dicho que hay que mantener el plástico fuera del océano desde un principio, no depender de la limpieza como solución. Eso quiere decir mantenerlo fuera de los ríos».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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