10 fenómenos climáticos que están cambiando el mundo y que ya se ven en España

Temperaturas extremas, subida del nivel del mar, aumento de las sequías o desertización son algunos de los impactos que ya se dejan ver entre las consecuencias del cambio climático en España.
Fotografía de James L. Stanfield, National Geographic Creative
Por Cristina Crespo Garay
Publicado 10 nov 2021, 8:34 CET, Actualizado 15 nov 2021, 11:16 CET

Mientras Glasgow debate las claves de la evolución de nuestro futuro en la Cumbre del Clima, la COP26, el mundo pide más acción frente al cambio climático, definido por los expertos como el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad. La Organización de las Naciones Unidas lleva décadas advirtiendo que el calentamiento global se está acelerando y, si seguimos la inercia actual, será imparable, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

Durante los últimos años, diferentes lugares de Europa se han convertido en el centro de la diana para algunos de los mayores impactos del cambio climático. Inundaciones en Venecia o en Alemania, nevadas extremas como Filomena, heladas, sequías y eventos climatológicos en general cada vez más extremos están arraigándose con virulencia en nuestro continente. Hacemos un recorrido por algunas de las consecuencias más importantes que ya dejan ver sus efectos en España.

Aumento de las temperaturas

El pasado agosto, el IPCC publicó la primera parte de su Sexto Informe global, Cambio climático 2021: La base de la ciencia física, que arrojó nuevas cifras que nos acercan peligrosamente al punto de no retorno y aumentan la creciente amenaza de fenómenos climáticos abruptos e irreversibles. Según alertan, la temperatura de la Tierra está peligrosamente cerca de alcanzar el límite máximo establecido en el Acuerdo de París: un aumento global de 1,5ºC que marca el umbral que los científicos consideran irreversible.

España es uno de los lugares más vulnerables al cambio climático por encontrarse en la cuenca del Mediterráneo, que supera ya 1,5 ºC por encima de los niveles preindustriales. “Entre los impactos del cambio climático, lo que más se está notando en nuestro país es en el incremento de las temperaturas”, afirma a National Geographic Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), según las cifras del último Informe sobre el Estado del Clima en España.

En 2040, las estimaciones predicen un incremento de 2,2ºC y en 2100 podría llegar a los 3,8ºC, según el informe Cambio climático y medioambiental en la cuenca mediterránea, realizado por la red Mediterranean Experts on Climate and Environmental Change (MedECC).

Récord de temperaturas máximas

“Las temperaturas medias están subiendo durante todo el año, un efecto que se nota más durante la estación más calurosa, en los veranos, que son más cálidos que hace 40 o 50 años. Además, no solo sube la temperatura media, sino que se disparan los fenómenos extremos asociados al calor”, explica del Campo.

Este verano, la estación meteorológica de Montoro, en Córdoba, alcanzó el máximo histórico de temperaturas registrado en España con 47,4 ºC. A la par, la Organización Mundial de la Salud (OMS) verificaba si Europa había alcanzado su récord en Sicilia al ascender sus temperaturas hasta los 48,8ºC.

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“Durante la época pasada, de 2011 a 2020, las olas de calor fueron, en número, el doble que en la década pasada. Es decir, el número de olas de calor de la década pasada duplicó al de décadas anteriores. También, España se mantuvo en situación de ola de calor más del doble de días que en décadas anteriores”, alerta del Campo.

Noches tórridas

Asociado a los últimos dos puntos, nuestras noches también han visto un fuerte aumento de las temperaturas. Según datos de AEMET, se estima que en el conjunto de las diez ciudades más pobladas de nuestro país, el número de noches tórridas se ha multiplicado por 10 en los últimos cuarenta años. “Se han incrementado notablemente aquellas noches en las que la temperatura mínima no baja de 25 grados, lo que supone que en muchos puntos del interior de la península las temperaturas superen ampliamente los 30 grados a media noche”, explica del Campo.

Lluvias torrenciales

Los episodios de lluvias torrenciales son una constante en la historia del clima de España. Por tanto, la influencia no es tan clara como en las temperaturas y es difícil estudiar tendencias y estudiar la precipitación torrencial, ya que las precipitaciones incluyen una gran variabilidad natural.

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    Sin embargo, en los últimos años hemos asistido a un aumento de las lluvias torrenciales observado principalmente en la vertiente mediterránea peninsular. “Sí parece que existe una tendencia a que los episodios de lluvias torrenciales en el área mediterránea sean más intensos y frecuentes en los últimos años que en épocas anteriores”, afirma del Campo.

    Mayor aridez y desertización

    De manera histórica, España es un país que, por su ubicación, ha sufrido sequías de forma recurrente. Por tanto, las sequías meteorológicas son una constante del clima de España y tienen grandes repercusiones en la agricultura, el abastecimiento de agua para consumo humano, etc.

    Sin embargo, “el clima está pasando de ser un clima más propio de latitudes medias a un clima árido, en el que el déficit de agua es el protagonista. Ya estamos constatando una aridificación del clima, sobre todo al sur de la península y también en la cuenca del Ebro”.

    Las cifras de la sequía en España reclaman un fuerte cambio en la gestión hídrica. Con las reservas de agua embalsada superando a menudo los mínimos históricos, el 75 por ciento de nuestro territorio se encuentra en riesgo de desertificación, según alertó el análisis de Greenpeace de la escasez de agua en España.

    Sequías más fuertes

    Este fenómeno es consecuencia no tanto de la modificación del patrón de precipitaciones, sino de la subida de las temperaturas. “Cuando tenemos más o menos las mismas lluvias en volumen a lo largo de un año, pero las temperaturas son más altas, al final la disponibilidad de agua para las plantas es menor, y eso supone una aridificación. Eso ya se está notando”, explica del Campo. “También está empezando a observarse que los períodos sin lluvia, los períodos secos, son más largos en el tercio sur de la península. Probablemente nos enfrentemos a un pronóstico futuro en el que la disponibilidad de agua sea menor”.

    Las temperaturas, las precipitaciones, sequías, lluvias torrenciales y una mayor aridez son fenómenos que, en su conjunto, también pueden “aumentar los episodios de calima o polvo en suspensión, que también tienen consecuencias en la salud de las personas”.

    Masas de aire subtropical

    Este clima más seco se verá incrementado también por otro fenómeno: las masas de aire subtropical. “Las proyecciones apuntan a que, en las próximas décadas, nuestro país se vea más afectado por las masas de aire subtropical secas, que alargarían los períodos secos”, afirma del Campo.

    Con un verano que ya es seis semanas más largo, los expertos esperan que se alargue más y que los períodos sin lluvia sean más largos.  “Eso no quita que de vez en cuando tengamos, como ya estamos también constatando, episodios de torrencialidad más intensos, aunque en este sentido no acaban de ponerse de acuerdo las proyecciones climáticas, pero sí parece haber más consenso en que los períodos secos pueden ser cada vez más largos y así se espera que sea para 2040”.

    Aire de latitudes árticas

    El caso de Filomena fue un fenómeno extremo y extraordinario, según AEMET, se trata de la nevada más intensa en España en los últimos 50 años que además afectó a zonas tan amplias y a poca altitud, seguida de una ola de frío muy intensa.

    Sin embargo, “algunos estudios hablan de que podrían producirse fenómenos en las latitudes árticas que podrían inducir a un desalojo de aire frío de estas latitudes árticas hasta latitudes medias, lo que conllevaría olas de frío muy intensas como la que originó Filomena”, explica del Campo. “Algunos artículos apuntan en esa dirección, que podríamos tener más invasiones de aire frío de origen ártico en latitudes medias, pero aún está estudiándose. Algunas olas de frío en Estados Unidos se han originado por esta circunstancia, pero en el caso de Filomena fue un fenómeno extraordinario. Es probable que las olas de frío sean menos abundantes pero que sigan produciéndose.”.

    Aumento del nivel del mar

    Las aguas de la región mediterránea son, por las reducidas dimensiones de este mar, carne de cañón para el aumento de la temperatura de sus aguas, que está siendo mucho mayor que en los océanos abiertos y está generando un impacto que golpea a esta región de forma especialmente virulenta.

    COP25: Enric Sala, explorador de National Geographic, en la conferencia 'Mar Mediterráneo y cambio climático'
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    El Foro Regional de la Unión por el Mediterráneo celebrado en Barcelona sacó a la luz el primer estudio sobre el impacto del cambio climático en la región mediterránea, del MedECC, que afirmó que el nivel del mar subirá un metro en menos de un siglo. Así, los 500 millones de personas que habitan la cuenca mediterránea deberán adaptarse unos cambios prácticamente inevitables.

    “Un tercio de la población de la cuenca mediterránea vive en áreas costeras, por lo que son especialmente vulnerables a la subida del nivel del mar”, afirmó Semia Cherif, coordinadora del MedECC, apoyándose en gráficas de datos históricos que marcan un mayor calentamiento global en el Mediterráneo respecto a la media del planeta.

    Aumento de la temperatura del mar

    Enmarcado en la década más cálida para las temperaturas oceánicas globales, el calentamiento del Mediterráneo podría alcanzar los 5 grados respecto a las cifras preindustriales, según el MedECC. “Incluso con concentraciones bajas de gases de efecto invernadero, veremos incrementada nuestra temperatura, pero con concentraciones altas alcanzaremos hasta 5 grados más para final de este siglo”.

    Este aumento de la temperatura ocasiona un fuerte impacto en su biodiversidad, que ve devastado su equilibrio con importantes consecuencias para la vida de su fauna y flora. Especies invasoras como el pez escorpión, el pez león o el venenoso pez globo se abren paso a través de las aguas del Mediterráneo y devoran los ecosistemas, avivados por la actividad humana y el aumento de la temperatura.

    “El mar Mediterráneo es el mar con mayor índice de especies invasoras. Es como si debajo del agua estuviese teniendo lugar una revolución en la cual luchan las especies nuevas con las autóctonas”, afirma Manu San Félix, biólogo marino y explorador de National Geographic, en el documental Salvemos nuestro Mediterráneo.

    Si la evolución continúa, los desequilibrios que generarán estos diez fenómenos serán imprevisibles y tendrán consecuencias devastadoras. "La buena noticia es que, en función de lo que nos propongamos como sociedad, podemos conseguir que los impactos no sean tan elevados a finales de siglo”.

    Si los líderes políticos en Glasgow, por un lado, y la suma de cada uno de nosotros como individuos, por otro, logramos frenar el cambio climático reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, los fenómenos extremos serán menos dañinos que con un aumento mayor de las temperaturas. "Sin embargo, también tenemos que pensar ya en cómo adaptarnos a estos fenómenos extremos”, concluye del Campo.

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