Así se inician los incendios forestales y esta es la forma de detenerlos

En el hemisferio norte, la temporada de incendios dura de junio a septiembre. A continuación se especifica lo que hay que saber mientras los vientos estacionales arrastran las llamas por todo el país.

Por Claire Wolters
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El alcalde de Malibú y bombero Rick Mullen inspecciona una casa en llamas atrapada en el incendio de Woolsey.

Fotografía de Wally Skalij, Los Angeles Times/Getty Images

Los incendios forestales pueden quemar millones de cientos de miles de hectáreas de tierra a una velocidad asombrosa, consumiendo todo lo que encuentran a su paso. Estas llamas ondulantes se desplazan a más de 22 km por hora, lo que equivale a un ritmo de más de 6,4 kilómetros por minuto, y pueden superar al ser humano medio en cuestión de minutos.

En 2022, la temporada de máximo riesgo incendios forestales en España -que dura de junio a octubre- promete seguir la tendencia de 2021 de empeorar los datos del año anterior. En España, las cifras de incendios han mejorado considerablemente desde 2012, pero no es un descenso lineal sino un descenso lleno de altibajos.

En Estados Unidos, la pandemia de COVID-19 ha desbaratado los esfuerzos de mitigación -como los programas de asistencia a los propietarios de viviendas y las quemas controladas- debido a la preocupación por el distanciamiento social y los peligros respiratorios. A finales de junio, el Departamento de Silvicultura y Protección estadounidense contra Incendios de California había atendido casi el doble de incendios que en toda la temporada de 2019.

La destrucción causada por los incendios forestales en Estados Unidos ha aumentado significativamente en las últimas dos décadas. Un promedio de 72 400 incendios forestales despejaron un promedio de 2 832 800 hectáreas de tierra estadounidense cada año desde el año 2000, el doble del número de hectáreas calcinadas por los incendios forestales en la década de 1990. En 2015, la mayor temporada de incendios forestales registrada en la historia de Estados Unidos quemó más de 4 046 856 hectáreas de tierra.

Dado que se prevé que gran parte de las regiones del hemisferio norte sean más cálidas y secas con el cambio climático, se espera que el riesgo de incendios forestales aumente en general. Al mismo tiempo, a medida que se incrementa la población de las regiones más desarrolladas del planeta y la gente se traslada cada vez más a las zonas rurales y silvestres, es probable que haya más casas y otras estructuras en peligro. Por eso es fundamental entender cómo se inician los incendios forestales, cómo detenerlos y qué hacer cuando se producen.

Cómo se inician los incendios forestales

Aunque la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos los clasifica como desastres naturales, únicamente entre el 10 % y el 15 % de los incendios forestales se producen sin intervención externa en la naturaleza. El 85-90 % restante se debe a causas humanas, como incendios desatendidos de campamentos y escombros, cigarrillos desechados e incendios provocados. Unas cifras similares a las que ofrece el Ministerio de Transición Energética responsable de la lucha contra los incendios en España.

Los incendios forestales que se producen de forma natural pueden desencadenarse durante el clima seco y las sequías. En estas condiciones, la vegetación normalmente verde puede convertirse en un combustible inflamable y completamente seco; los fuertes vientos propagan el fuego con rapidez y las temperaturas cálidas favorecen la combustión. Con estos ingredientes, basta con una chispa -en forma de rayo, incendio provocado, una línea eléctrica caída, una hoguera o un cigarrillo encendido- para causar estragos.

Para que un incendio forestal arda, ya sea natural o provocado por el hombre, deben darse tres condiciones: combustible, oxígeno y una fuente de calor. Los bomberos llaman a estos tres elementos el triángulo del fuego.

El combustible es todo el material inflamable que rodea al fuego, incluidos los árboles, la hierba, la maleza e incluso las casas. Cuanto mayor sea la carga de combustible de una zona, más intenso será el incendio. 

El aire suministra el oxígeno que necesita un incendio para arder. En Estados Unidos, donde los incendios más conocidos se producen en California, estos empeoran por los vientos calientes y secos de Santa Ana, que pueden trasladar una chispa a kilómetros de distancia.

Las fuentes de calor ayudan a desencadenar el incendio forestal y a llevar el combustible a temperaturas lo suficientemente calientes como para prenderlo. Los relámpagos, las hogueras o los cigarrillos encendidos, e incluso el sol, pueden proporcionar el calor suficiente para provocar un incendio forestal.

Cómo se frenan

Los bomberos combaten las llamas privándolas de uno o varios de los elementos fundamentales del triángulo del fuego. Un método tradicional consiste en apagar los incendios existentes con agua y rociar retardantes del fuego. A veces, los bomberos también trabajan en equipo, a menudo llamados "bomberos de reacción inmediata", para eliminar la vegetación del terreno que rodea al incendio y así contenerlo y finalmente privarlo de combustible. Las extensiones de terreno resultantes se denominan cortafuegos.

Los bomberos también pueden emplear la quema controlada, creando incendios de fondo, para frenar un incendio forestal. Este método consiste en combatir el fuego con fuego. Estas quemas prescritas -y controladas- eliminan la maleza, los matorrales y la hojarasca de un bosque, privando de combustible a un incendio forestal que, de otro modo, arrasaría sin límite.

(Relacionado: El ciclo 'terrorífico' que podrían estar provocando los incendios forestales)

Beneficios de los incendios forestales

Aunque pueden ser peligrosos para el ser humano, los incendios naturales desempeñan un papel fundamental en la naturaleza: al quemar materia muerta o en descomposición, pueden devolver al suelo los nutrientes que de otro modo quedarían atrapados. También actúan como desinfectantes, eliminando las plantas enfermas y los insectos dañinos de un ecosistema.

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    Los fuertes vientos y las altas temperaturas avivaron un incendio forestal en 1996 en las estribaciones de Boise, Idaho, hasta convertirlo en un infierno que ardió durante siete días. Cuando por fin se extinguió, el incendio -denominado Eighth Street Fire- había calcinado unas 6000 hectáreas y dejado al descubierto dos de las principales cuencas hidrográficas de la región.

    Fotografía de Mark Thiessen

    Los incendios forestales adelgazan las copas de los árboles y el sotobosque, lo que permite que la luz del sol llegue al suelo del bosque y que crezca una nueva generación de plántulas. De hecho, algunas especies de árboles, como las secoyas, dependen del fuego inclusive para que sus semillas se abran.

    Qué hacer en un incendio forestal

    Los incendios forestales devastan todo lo que encuentran a su paso. En 2018, el incendio forestal de California más destructivo de todos los tiempos causó 85 muertes y fue el desastre natural más costoso del mundo ese año, con pérdidas que superaron los 16 000 millones de dólares. Aunque resulta difícil frenarlos, hay medidas al alcance de todos que pueden tomarse antes, durante y después de que se propaguen para limitar sus daños.

    Antes:

    • Si sabe que un incendio forestal se dirige a su zona, lo mejor que puede hacer es marcharse inmediatamente.
    • Si vive en una zona propensa a los incendios, lo mejor es prepararse con antelación. Tenga en mente un plan de evacuación y una "bolsa de viaje" con suministros de emergencia ya preparados durante la temporada de incendios.
    • Mantenga la maleza, los matorrales y otros combustibles potenciales podados en su propiedad, especialmente alrededor de su casa.
    • Guarde las parrillas, tanques de propano u otros materiales inflamables que pueda haber en su patio.
    • Cierre todas las puertas y ventanas y llene de agua los lavabos, bañeras y otros recipientes para evitar el fuego.
    • Cierre los suministros de gas natural, propano o aceite combustible.
    • El California Chaparral Institute sugiere que, cuando compre una casa en una zona propensa a los incendios forestales, intente evitar los vecindarios con pendientes pronunciadas o desprovistos de vegetación. Dicha organización afirma que, aunque algunas personas temen que las casas cercanas a los arbustos sean más propensas a arder, no ocurre necesariamente así. Más bien, un paisaje sin vegetación puede ser la pista perfecta para que los vientos traigan brasas, que son una de las mayores amenazas para las casas durante un incendio forestal.
    • El California Chaparral Institute también señala que humedecer el tejado puede ayudar a reducir el riesgo de que las brasas que se mueven por el aire se queden enganchadas. De hecho, algunas personas en zonas propensas a los incendios incluso instalan rociadores en los tejados con ese fin.
    • Si no puede salir cuando se aproxima un incendio, llame al 112. A continuación, póngase una mascarilla, o mejor, un respirador N95 para ayudar a reducir la inhalación de humo y partículas.

    Durante:

    • Si todavía puede salir, salga.
    • Escuche las alertas de emergencia.
    • Si no puede salir, quédese dentro. Diríjase al edificio o sala más segura con los niveles de humo más bajos. Agáchese para inhalar el mejor aire. Si no tiene una máscara, respire a través de un paño húmedo.
    • Si se encuentra en el exterior, intente encontrar una masa de agua en la que agacharse. Si no puede, busque una depresión con menos vegetación y agáchese, cubriéndose con mantas húmedas, ropa o tierra si es posible.

    Después:

    • No regrese hasta que se lo indiquen.
    • Escuche a las autoridades antes de beber agua de la zona.
    • Evite los objetos calientes, humeantes o carbonizados.
    • Envíe mensajes de texto a sus amigos y familiares, pero no haga llamadas, pues las líneas pueden estar ocupadas.
    • Utilice una máscara antipolvo y haga un inventario de los daños materiales.
    • Permanezca atento al riesgo de inundación, ya que es posible que se hayan retirado los árboles y la vegetación protectora, dejando al descubierto la tierra suelta.

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    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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