La belleza de la erosión y meteorización en Estados Unidos
Repasamos alguna imágenes espectaculares y bellas que camuflan la dureza y agresividad de la naturaleza.
Publicado 1 jun 2022, 11:44 CEST
Líquenes blancos cubren una lápida de granito azul cerca del lago Champlain, Nueva York. Los líquenes, organismos simbióticos, mezcla entre hongo y alga, pueden ser poderosos agentes atmosféricos, ya que secretan sustancias químicas conocidas como quelatos que quiebran la roca.
Fotografía de Stephen Sharnoff
La erosión por viento forma estas capas en forma de remolino en el área de los acantilados Wilderness en Paria Canyon- Vermilion, Arizona. Esta zona de 45.540 hectáreas se encuentra entre la frontera de Utah y Arizona y contiene cientos de arco de piedra arsénica, un anfiteatro enorme de color rojo y jardines colgantes.
Los vientos que cruzan el Gran Cañón han erosionado el terreno dejando formaciones rocosas como la de esta imagen que parece un yunque gigante. La erosión por viento deja este tipo de formas, suaves y elegantes.
Las montañas nevadas sirven como telón de fondo en esta imagen de rocas de toba volcánica erosionadas. Las rocas, con forma parecida a la de una coliflor gigante, se encuentran sobre un lago seco en Arizona. Las rocas de toba se forman cuando el agua de un manantial se filtra dejando un depósito de carbonato de calcio.
Una cascada con agua proveniente de los glaciales cae sobre los acantilados escarpaos a un lago turquesa en por los glaciares cae sobre escarpados acantilados y en el agua turquesa en Admiralty Inlet, Islandia.
El agua en movimiento es uno de los factores más poderosos en la alteración del paisaje natural.
Una tormenta contribuye a dar forma a las Mussentuchit Badlands de Utah. Aunque en esta zona las lluvias son escasas, a lo largo de los siglos, las precipitaciones y el viento se han turnado para crear los cientos de barrancos, cañadas y coladas de esta escarpada tierra.
Fotografía de Michael Collier
Los vientos persistentes en las montañas del Parque Nacional de la Gran Cuenca de Nevada erosionaron el tronco de este viejo pino hasta convertirlo en algo parecido en un par de gafas ladeadas. La Gran Cuenca alberga climas drásticamente variados, desde sus frías y nevadas montañas hasta su seco y caluroso valle desértico.
Los bancos de arena se arremolinan bajo la ensenada de Oregón, en la costa nacional de cabo Hatteras, en los Outer Banks de Carolina del Norte. Las olas impulsadas por los vientos oceánicos pueden hacer que los bancos de arena se desplacen y cambien literalmente cada hora, de modo que las condiciones sean peligrosas para las embarcaciones.
Las fuertes lluvias en el noroeste de Iowa arrastraron el suelo, dejando este cuadro lleno de cicatrices. Este tipo de erosión, denominada erosión en lámina y surco, se produce cuando no hay suficiente vegetación para mantener el suelo en su sitio. Cuando la lluvia cae, forma láminas de agua superficial que transportan el suelo. A medida que se acumula más agua, se forman canales de escorrentía llamadas surcos, que desplazan aún más el suelo.
Fotografía de Lynn Betts, NRCS
Los vientos del desierto esculpieron estos suaves remolinos en las colinas de piedra caliza del área de gestión de la Vida Silvestre de Black Gap, en Texas. Esta remota zona de 40 470 hectáreas en el oeste de Texas contiene algunas de las zonas más bajas, secas y calurosas del desierto de Chihuahua.
El glaciar Bernard, en los montes San Elías de Alaska, parece una enorme autopista alpina. Los glaciares son lentos pero muy eficaces en la formación de la tierra, arrastrando todo lo que encuentran a su paso, desde el suelo y las rocas hasta las colinas e incluso las laderas de las montañas.
Fotografía de George F. Mobley